La importancia de la actualización formativa en los agentes educativos de la Sociedad del Conocimiento

Foto: El ciudadano

Por: Cristy Lourdes Ballesteros Molina.

Actualmente la sociedad nos está reclamando una formación integral para el conjunto de la comunidad educativa, y en especial, para las nuevas generaciones de docentes, directivos y especialistas, que estudian o se plantean como reto profesional la educación. Los agentes educativos de hoy muestran su interés y preocupación de temas y problemáticas no sólo académicas, sino también de índole organizativo, de gestión, así como de aspectos emocionales, culturales y sociales que hoy acontecen de manera diaria en todas las instituciones educativas. Y esto tiene que ver, indudablemente, con la sociedad postmoderna del conocimiento globalizado (Bauman 2009, Guiddens 2011, Castells 2011), con el auge de la internet y las redes sociales y los cada vez más sofisticados medios tecnológicos (Thompson 1998)[1], (Morín 2011); (Richley, Klein, Tracey, 2011)[2]; en las que nos hallamos inmersos. Esta Sociedad, se encuentra pues, impregnada en todos los ámbitos de la vida cotidiana expresada en un “saber mutuo” (Guiddens, 2011 y 2012), un “sentido práctico” (Bourdieu, 1990 y 2007), un “mundo de la vida” (Habermas, 2010 y 2011) y un “sentido” (Luhmann, 1996 y 2016). Y, por tanto, la perspectiva educativa y particularmente los diferentes procesos de aprendizajes, no pueden estar al margen de su influencia.

En línea con lo anterior, la actualización formativa, también se encarga de trabajar los aspectos socio afectivos y culturales, que han calado de lleno en la vida profesional de los agentes educativos. Y es ahí donde existe, además, la necesidad de reflexionar las competencias y buenas prácticas en el marco del buen desempeño profesional, (Bisquerra 2012) abarcando la perspectiva cognoscitiva y los mecanismos para fomentar las habilidades neuroeducativas en los estudiantes en las diversas áreas y niveles formativos del currículo académico.  (Salazar 1999) (Esteve 2003). Entonces, la actualización formativa para los agentes educativos, permite reformular y enriquecer el sentido del “acto educativo”, donde existen diversos procesos comunicativos que nos indican que la actividad mental y la cultural interactúan de manera interdependiente (Flórez 1995). Por lo tanto, el agente educativo quién se encarga de contribuir significativamente a la enseñanza de manera reflexiva y significativa centrado en el alumnado, en el aprendizaje como proceso y no meramente en el dictado del contenido (Santos, 2000).

Entonces, ¿En qué consiste la actualización formativa de los agentes educativos?

Se requiere de una mejor utilidad de los contenidos de manera que estos logren ser siempre humanos – educativos – formativos y profesionales. Son diversas las metodologías[3] existentes que ya operan en otros países latinoamericanos tratando de trabajar ambos enfoques.[4]  El objetivo principal de la actualización docente siempre es el de fortalecer las competencias profesionales de los agentes educativos, y mejorar en estos, la capacidad de tomar decisiones pedagógicas y curriculares. Esto implica hacerse cargo de utilizar nuevos enfoques, nuevas metodologías y comprender en tal contexto la emergencia de la actualización para el conocimiento.

Y, ¿Cuáles son los nuevos roles de los agentes educativos, en esta nueva teoría educativa que demanda una nueva actualización formativa?

Dada las actuales circunstancias que afrontamos debido a los efectos de la pandemia. Los agentes educativos tienen la prioridad de dotarse de flexibilidad curricular, por tres grandes razones. Primero, para poder pensar de otra manera las propuestas que se habían diseñado en un tiempo y espacio presencial del aula, priorizando y planificando aquellos contenidos que son importantes de enseñar y aprender en el aquí y ahora. Segundo, para poder generar propuestas donde el docente tiene la posibilidad de preparar mejor sus competencias digitales y didácticas para fomentar el aprendizaje. Tercero, el agente educativo asume un rol activo, dinámico de adaptación y resiliencia en la elaboración de su propuesta didáctica.

Ahora más que nunca este nuevo rol se ha evidenciado como fundamental, para canalizar incluso la tutoría, el proceso de acompañamiento, la evaluación formativa, como cuestiones que el docente genera y organiza como verdaderas experiencias de aprendizaje para sus estudiantes.

Llegados a este punto es importante centrar la actualización formativa en los agentes educativos como respuesta en primera instancia al actual contexto sociocultural que vivimos y que mantiene nuevas demandas educativas que requieren ser abordadas.

 

[1] Podríamos hablar de la globalización de la comunicación provocado por el surgimiento y desarrollo de las redes comunicativas en el mundo. Al respecto Thompson en su Capítulo V. expone los principales medios de comunicación que desde finales del siglo XVII han contribuido a sobrepasar las fronteras físicas, en las que se incluyen y destacan el desarrollo de las nuevas tecnologías y el acceso a la web 1.0 llegando a día de hoy a la web 5.0.              

[2] O de mayor apertura a la cultura digital, por la posibilidad de utilizar nuevas tecnologías interactivas, metodologías e learning, en las más variadas modalidades educacionales e incluso en los espacios formales y no formales de la educación

[3] Señalo a modo de ejemplo la conocida Pedagogía de Pares, Pedagogía Inversa, Pedagogía Inductiva.

[4] Una nueva metodología es la trabajada Mobile Learning desde la UNESCO examina cómo los teléfonos móviles, pueden apoyar la alfabetización y desarrollar la capacidad de los docentes . https://en.unesco.org/themes/ict-education/mobile-learning

 

Cristy Lourdes Ballesteros Molina, es Doctora en Sociología y Antropología; Magister en Análisis Sociocultural del Conocimiento y la Comunicación, por la Universidad Católica Complutense de Madrid. Actualmente es docente en la Universidad Católica Sedes Sapientiae, y Jefa del Centro de Servicios Educativos para el Desarrollo de dicha institución.

BIBLIOGRAFIA

Bourdieu, Pierre (2007), El sentido práctico, Argentina: Siglo XXI.

Bisquerra, R. (Coord.), Punset, E.; Mora, F., et al. (2012). Com educar les emocions? La intelligència emocional en la infància i l’adolescència. Esplugues de Llobregat (Barcelona): Fundació Faros-Hospital Sant Joan de Déu.

Castells, M. (2010). Comunicación y poder. N.p.: Alianza Editorial. David, P. A., & Foray, D. (2002).

Esteve, J. M. (2003). La tercera revolución educativa. La educación en la sociedad del conocimiento. Barcelona, Paidós. Una introducción a la economía y a la sociedad del saber.

Flórez, O. R. (1995). Hacia una pedagogía del conocimiento. Colombia: McGraw Hill.

Guiddens, Anthony (2011), La constitución de la sociedad. Bases para una teoría de la estructuración, Argentina: Amorrortu.

Habermas, Jürgen (2010), Teoría de la acción comunicativa. Tomo I: Racionalidad de la acción y racionalización social. Tomo II: Crítica de la razón funcionalista, España: Trotta.

Habermas, Jürgen (2011), Teoría de la acción comunicativa: complementos y estudios previos, España: Cátedra.

Howard Rheingold, y otros (2013) Pedagogía de Pares. Libro electrónico:  http://reader.digitalbooks.pro/book/preview/35025/Chapter04

Luhmann, N. (1996), Introducción a la teoría de sistemas, México: Anthropos.

Luhmann. (2016), La sociedad de la sociedad, México: Herder.

Santos, M.A. (2000). La escuela que aprende. Madrid, Morata.

Morín, E. La cabeza derecha: repensar la reforma, reformar el pensamiento. Río de Janeiro: Bertrand Brasil, 2011.

Thompson John B. Los Media y la Modernidad. Una Teoría de los medios de comunicación. Ed. Paidós. Buenos Aires.

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