Por: William Muñoz.
Las encuestas sirven como herramientas de información y toma de decisiones tanto para los electores, como para los candidatos y partidos políticos. Cumplen, a su vez, con la función de reducir la asimetría de información para el electorado y para conectar a los candidatos con sus electores, permitiendo a estos últimos ajustar sus estrategias de campaña. Sin embargo, de no ser reguladas adecuadamente se corre el riesgo de que estas se conviertan en instrumentos de propaganda para intentar modificar la conducta de los votantes, especialmente de los indecisos o independientes.
En esa línea, la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann señala que «los partidos políticos o determinados grupos de interés intentan hacerle creer a una mayoría -que identifican a través de los mismos levantamientos- que son una minoría, para que este segmento cambie su conducta rumbo al día de las elecciones». Así, partiendo de este criterio, intentan que los electores dubitativos perciban que deben estar con el candidato que ellos presentan en la encuesta como el aparente ganador.
¿Cómo se diseñan las muestras y las variables? ¿Pueden manipularse?
El diseño de las encuestas sigue un método científico, presume aleatoriedad, es decir una notable representatividad de los datos de la población. Para esta última, mediante cálculos estadísticos rigurosos se definen muestras representativas que permitan inferir los resultados poblacionales. A estas muestras se aplican cuestionarios que comprenden variables cualitativas que sensibilizan la opinión o preferencia del elector. Sin embargo, hay riesgo de cometer ciertos errores, como: (a) de cobertura o ausencia de representatividad territorial; (b) de medición o de problemas de diseño que producen respuestas distorsionadas; (c) de falta de respuestas. Y al extremo, por falta de ética o por corrupción, pretender manipular las preferencias del electorado sesgando la base de datos, el diseño de la muestra para alterar las representatividades o, simplemente, cambiando groseramente los resultados. Para ello, en el caso peruano, se requeriría la participación del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) quien tiene el rol de fiscalizar y supervisar el trabajo y desempeño de las encuestadoras.
¿Cómo confiar en las encuestas y su margen de error?
Hay que verificar su nivel de acierto en distintos procesos electorales, en general, un mayor tamaño de muestra y cumplimiento con el rigor metodológico y de diseño, reducen el margen de error. Sin embargo, no hay mayor garantía que la integridad tanto del directivo de la encuestadora como de sus colaboradores. Una recomendación al JNE sería la de implementar un panel de 5,000 a 10,000 ciudadanos representativos a quienes periódicamente podría consultarles sus preferencias electorales. Así, se dispondría de encuestas oficiales que, además de brindar información neutral, serviría de benchmarking para las metodologías y resultados de las encuestadoras.
¿Conoce casos en donde las encuestas pueden modificarse?
Recuerdo el caso de los vladivideos, aquel donde Vladimiro Montesinos señalaba que realizaba pagos a DATUM y CPI para que, maniobrando los márgenes de error, distorsionen la realidad y así favorecer a un candidato. Asimismo, en elecciones recientes, las encuestadoras han mostrado convergencia básicamente en la última encuesta víspera de las elecciones, en el resto del proceso electoral varían significativamente en sus resultados. Sorprende, además, por ejemplo, los casos de los partidos Podemos Perú y FREPAP que lograron significativa participación en el actual congreso; sin embargo, estos hechos no fueron relevados por las encuestas.
¿Cómo cree que se están manejando las encuestas en la política actual?
En la primera vuelta las disparidades entre las distintas mediciones fueron significativas, la dificultad para verificar las bases de datos y los algoritmos de selección de los encuestados preocupan, y el rol poco transparente y proactivo del JNE para regular a las encuestadoras, no brinda todas las garantías. El Reglamento sobre Encuestas Electorales durante los Procesos Electorales (Resolución Nº 0309-2020-JNE), en su artículo 28, respecto a los sondeos de opinión o televoto, señala que los medios de comunicación que realicen encuestas telefónicas o a través de sus páginas web y aplicativos, sobre materia electoral, deberán consignar de manera continua durante su emisión la frase: “Los resultados de este sondeo son referenciales y no tienen sustento científico”. Sin embargo, esto en realidad no se constata.
- Mtro. William Muñoz, es Director del Departamento de Investigación de la FCEC.
Notas relacionadas: