Por: Kristhian Ayala Calderón
El Perú ha participado de un proceso electoral significativo, no solo por darse, pese a un contexto mundial de emergencia sanitaria por la pandemia, sino por cumplir 200 años del inicio del proyecto nacional, fundado por sus libertadores con la gesta de la independencia.
Frente al escenario de una inminente segunda vuelta electoral, surgen las siguientes interrogantes ¿Qué tanto ha evolucionado la educación en el Perú Republicano? ¿Cómo han evolucionado las políticas de educación de los gobiernos? ¿A quiénes ha alcanzado la educación, realmente? ¿Qué proyección como país tenemos desde la educación? Preguntas que se convierten en derroteros urgentes para un país que persigue su ideal de nación hace dos siglos y aún no consigue incluir a todos los peruanos en torno a un tema transversal, como lo es la educación.
Si bien es cierto, existen proyecciones al 2021, hechas hace diez años, nadie contaba con el surgimiento de esta pandemia, la que además, ha develado la importancia de la tecnología y los entornos digitales para subsistir y ser posible -aún cuando falta mucho- para niños y jóvenes del país.
Con todo, es importante plantear al gobierno que elijamos cinco derroteros para mantener el ideal de la educación vinculada a la libertad, el derecho ciudadano de todos y el sentido de nación que imaginaron San Martín, Bolívar y los que soñaron un país sólido e instruido que entienda la educación como progreso y no como un enemigo del discurso político.
1. Una educación descentralizada
Efectivamente, vivimos en una realidad que está muy lejana aún del ideal de nación, esa comunidad imaginada de la que nos habla Anderson (1993) y en la que nos es difícil reconocernos en el otro, sabernos en el otro y aceptarnos en el otro. Con dicha premisa, la educación es inaccesible para las periferias existenciales (Papa Francisco, 2018), existe una desidia para abordar el problema de la educación para todos y no es por falta de docentes o de infraestructura, sino de un plan integrador, algo que no está aún claro en las agendas de los candidatos, más allá de un listado de deseos, pero sin aterrizarlos hacia el ámbito público y rural, en donde este último acaba siendo únicamente contabilizado en porcentajes, pero finalmente desatendido. Urge que el nuevo gobierno deje de pensar en las grandes ciudades y de aplicar a la periferia una acción cero empática, impuesta e irreal y convertir a cada provincia en un mini Perú, donde el centro es la capital y que de ahí parten las ideas y soluciones. Se trata, más bien, de involucrarse con las comunidades y conectar sus necesidades sociales a la educación y viceversa. Los resultados de la primera vuelta electoral han evidenciado esta falta de conexión con la educación rural y regional.
2. Fortalecimiento de la conectividad
La educación digital ya es un hecho. En un artículo publicado en la revista The Economist, luego de entrevistar a más de 50 expertos alrededor del mundo, se llegó a la conclusión de que la educación ya no volverá a ser la misma. Los entornos digitales son ya una realidad. Sin embargo, no puede hablarse de un beneficio cuando el Perú aún no fortalece su conectividad y accesibilidad de la Internet. Las zonas rurales no han podido recibir una educación a distancia efectiva, ha demandado, incluso, que los alumnos tengan que desplazarse a otras zonas para poder lograr conexión o, aunque suene descabellado, hacer una tarea. Sin Internet no haremos posible una educación apoyada en la tecnología y las políticas deben estar encaminadas a fortalecer no solo la conexión, sino la utilidad educativa y de investigación, tanto para alumnos como para docentes.
3. Robustecer el ejercicio docente
Precisamente, la atención a la calidad docente es crucial. Si los docentes de todos los confines del país no tienen acceso a la tecnología no es posible la fórmula educación-tecnología-investigación. Un buen docente sabe que nunca deja de aprender y para esto necesita tener al Estado de su lado, facilitando todas las herramientas que permitan que no haya una excusa para la falta de habilidades digitales y la adaptación a los entornos virtuales de la educación, cuyo futuro ya estamos viviendo, de manera forzada, por causa de la pandemia.
4. Apostar por la interculturalidad
En los últimos años, la expresión “país intercultural” viene corriendo el riesgo de convertirse un lugar común más de nuestro vocabulario. Y es que se han planteado varias miradas desde la política, la cultura y la economía nada concretas o insuficientes aún. Son pocas las iniciativas educativas interculturales concretas que promuevan la vigencia de las tradiciones y saberes de nuestros pueblos originarios (la UCSS, con NOPOKI, es una de ellas), pensada en docentes bilingües que garanticen que el mayor patrimonio de las comunidades es la lengua y con ella la transmisión de la identidad de cada uno de los pueblos, sean amazónicos o andinos. De tal manera que tomemos conciencia de que somos un país diverso en el que la tolerancia y el diálogo sean el mejor camino.
5. Tener un plan educativo prioritario
En tal sentido, la idea de un plan educativo integrador es urgente en la agenda de un nuevo gobierno. La educación, como la salud, son prioritarios. La pandemia ha demostrado que son pilares fundamentales para el gobierno del Bicentenario. No es una utopía pensar que con un plan que integre nuestro país, a través de la educación, podremos tener noción de ciudadanía e articular más las ideologías en favor de la nación. El resultado no solo será tener mejor educación, sino garantizar ciudadanos conscientes de sus derechos y deberes, más atentos, más críticos, más vigilantes y, en consecuencia, una mejor elección de sus autoridades. Ese plan debe ir al rescate de estos y otros valores que, en definitiva, fortalecen la democracia.
Kristhian Ayala Calderón, Mtro. en Estudios Culturales por la PUCP. Comunicador social por la USMP. Profesor universitario en el área de Letras y Humanidades. Autor del libro: El Periodismo cultural y el de espectáculos. Trayectoria en la prensa escrita. Y la tesis: Representaciones de la nación en la caricatura política del siglo XIX (1893-1896), actualmente, en proceso editorial. Crítico cultural de cine, teatro, temas sociales y escritor de narrativa urbana para el portal de La Mula. Temas relacionados: Cultura y sociedad, cultura y poder e historia. Actualmente es Jefe del Departamento de Comunicación y docente del curso de Redacción Académica en la UCSS.
Notas relacionadas:
[Diálogo internacional: ética en la investigación y políticas públicas]
[Interculturalidad en el Perú: desafío de la políticas públicas]