Patrimonio en escombros

La Lic. Nancy Sánchez Crisóstomo, docente de la FCEH UCSS nos habla sobre la protección del patrimonio cultural, a propósito de los últimos derrumbes en la Fortaleza de Kuelap.

Kuélap, el orgullo chachapoyano.

Construida entre los siglos XI y XIV de nuestra era, está localizada en un promontorio natural de roca, se encuentra rodeada de un muro perimétrico de medidas variables entre 10 y 20 metros de altura, en cuyo interior se encuentran 400  recintos de forma circular. Fue construida con piedra caliza canteada, y según su más importante investigador el arqueólogo Federico Kauffmann Doig, fue un imponente centro de acopio y administración de productos de la sociedad Chachapoyas. Esta sociedad, “alcanzó su fase de florecimiento alrededor del año 1000 después de Cristo y se prolongó hasta la llegada de los españoles al Perú” (Kauffmann, 2001 p. 1)

Por sus múltiples valores el Complejo Arqueológico de Kuélap fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación en el 1998, declaratoria que lamentablemente no favoreció nunca de manera integral, su protección y puesta en valor.

Un reclamo local sin atención

El derrumbe de partes de la muralla de la zona sur de la Fortaleza de Kuélap el pasado 10 de abril, declaradas vulnerables en febrero del 2020, ha sido consecuencia de la indiferencia y desidia de las autoridades del Estado, en específico del Ministerio de Cultura (MINCUL).

La población del distrito de Tingo (provincia de Luya, región Amazonas), donde se localiza Kuélap, que ya conocía del riesgo de derrumbes por las prolongadas lluvias de la zona, reclamó en su momento al gobierno de Vizcarra, la urgente necesidad de trabajos de contención, pero nada se hizo. Las escenas del colapso que se siguen observando después del primer derrumbe el presente año, son definitivamente consecuencia del poco diálogo y trabajos conjuntos entre los ministerios involucrados, MINCETUR y MINCUL y del cambio constante, en los últimos meses, de autoridades del sector cultura de este gobierno pues esto habría interrumpido gestiones que hubiesen podido evitar la tragedia cuyo perjuicio recae en los puestos de trabajo para artesanos, restaurantes, hoteles, transportes, agencias de viaje, etc.

Visitas turisticas en declive

Hemos sido testigos en los diversos programas dominicales del dolor que manifiesta la población chachapoyana por lo que viene ocurriendo en este monumento, símbolo de su orgullo e identidad. El turismo en la Zona Arqueológica Monumental de Kuélap, es una actividad económica prioritaria que según datos actualizados del MINCETUR para el 2019 recibió 104 074 visitantes y que en el 2020, a consecuencia de las restricciones y medidas por la propagación del COVID-19, esta cifra disminuyó a 28 377. Para el presente año y solo por Semana Santa se proyectaba recibir un total de entre 5 mil y 8 mil visitantes pero el derrumbe no permitió que se concretaran estas miles de visitas en una zona que esperaba con ansias los efectos de la lenta reactivación económica y turística.

Últimos anuncios para su rescate

Luego de que dirigentes increparan al actual Ministro de Cultura, Alejandro Salas,  a su llegada el 13 de abril, sobre el mal manejo del Plan COPESCO en los recursos turísticos de la región, de sus expedientes de obras mal elaborados  y sobre una declaratoria de emergencia de resolución viceministerial del sector nada efectivo, el Ministro aseguró tomar acción. Es así que tras la sesión del Consejo de Ministros descentralizado el 20 de abril pasado, por fin se anunció que fue aprobada la Declaratoria de Emergencia en el distrito de Tingo, para la pronta intervención en esta zona arqueológica y al mismo tiempo declaró que: “se está conformando un equipo multidisciplinario  que está trabajando para identificar en todas las regiones de nuestro país, todos los centros arqueológicos que están abandonados y que también van a ser declarados en emergencia”. Por ahora nos queda estar atentos y constatar en los meses que vienen, si esas palabras se convierten en realidad.

¿Cómo cuidar el pasado?

En la publicación La gestión, clave para la preservación y sostenibilidad del patrimonio cultural (Unesco, 2003),  se presentan los tratamientos o procesos más aplicados en cuanto a intervenciones sobre monumentos o sitios se refiere y que en estos momentos de derrumbes anunciados y búsquedas de soluciones para recuperar o evitar la pérdida de nuestro patrimonio valen la pena conocer:

  • Protección: en términos legales, es la acción para proveer que perdure un monumento, área o sitio de interés cultural. Esta protección legal se fundamenta en la existencia de legislación y normas que fomenten y garanticen su defensa, para ello en nuestro país contamos con un marco legal de protección del patrimonio cultural que va desde Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación N° 28296 hasta la recientemente aprobada Política Nacional de Cultura al 2030.
  • Consolidación: consiste en la adición física o aplicación de material ya sea adhesivo o de soporte sobre el bien cultural con el fin de asegurar su durabilidad o integridad arquitectónica. Si el tratamiento de consolidación es el adecuado puede producir resultados negativos sobre la estructura.
  • Restauración: su significado ha sufrido cambios, inicialmente consistía en devolverle al objeto su apariencia o forma perdida, como fue el caso de la Huaca Huallamarca en San Isidro, pero que hoy es visto como un tratamiento que altera la originalidad del bien. Actualmente, se aplica con la definición descrita en la Carta de Venecia, que explica que el objetivo de la restauración, además de conservar la integridad del bien, es el revelar su valor y mejorar la legibilidad de su diseño original. Es normal que surjan críticas en la restauración pues lo que realiza es el reemplazo de materiales y elementos que evidencian deterioro y ello reduce su autenticidad.

Para el caso del colapso de sectores de la muralla de Kuélap, es el tratamiento que los expertos coinciden se debe aplicar en mayor envergadura.

  • Reconstrucción: es construir nuevamente, para su ejecución debe de apoyarse de evidencia fiable como lo son la documentación arquitectónica y arqueológica. Adecuada para aplicar en desastres de fuego o terremotos o guerras, se cuestiona su validez cuando se trata de aplicarla a sitios históricos y que en caso de reubicación de un monumento esta debe de justiciarse en intereses nacionales o internacionales, como fue el caso de los ocurrido en 1960, en Egipto, cuando un equipo de ingenieros desensamblaron y luego, con extremo cuidado, unieron pieza por pieza cada uno de los templos cuya integridad estaba amenazada por las crecientes aguas del Nilo.
  • Consolidación y refuerzo: este proceso es recomendado para cuando la estructura original del monumento es reducida y corre el riesgo de no sobrevivir frente a alguna amenaza. Estos tratamientos requieren de minuciosos análisis científicos basados en periodos de pruebas (10 a 15 años) pues algunos tratamientos como las cimentaciones pueden ser irreversibles cuando no son aplicados con éxito.

Conclusiones:

Como ciudadanos interesados por la herencia recibida de nuestros antepasados y con la certeza de que un recurso patrimonial convertido en turístico puede permitir, con un uso sostenible, el desarrollo económico y social de la población aledaña, nos corresponde implicarnos (como la hizo la población de Tingo), reclamar, denunciar y vigilar que nuestras autoridades cumplan de manera responsable  con la tarea que la Nación le ha encomendado.

Los tratamientos para la conservación de monumentos deben ser discutidos por expertos para tomar la mejor decisión y así esta cumpla con preservar la integridad de nuestros bienes culturales para generaciones venideras.

 

 

 

 

*Nancy Sánchez Crisóstomo, es Licenciada de Educación en la especialidad de Historia y Geografía de la UNFV, candidata en la Maestría de Gestión del Patrimonio Cultural de la FCCSS de la UNMSM. Asimismo, es docente de la Universidad Católica Sedes Sapientiae en el Programa de Estudios de Turismo y Patrimonio Cultural.

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