“Los jóvenes tienen en Carlo un testimonio de cómo se puede vivir en el mundo de las redes sin dejarse aplastar, haciendo de ellas un recurso de bondad”

El Vicerrector Administrativo de la UCSS, R.P. Giampiero Gambaro, nos brinda su reflexión acerca de la vida de Carlo Acutis, la similitud con la vida de San Francisco de Asís y de la fe del primer beato millennial.

 

¿Quién fue Carlo Acutis?

Carlo Acutis nació el 3 de mayo 1991, de una familia perteneciente a la alta burguesía de Turín (Italia), la ciudad de importantes empresas y bancos, como FIAT. Su abuelo era dueño de una importante compañía de seguros. Nació en Londres, donde su papá estaba realizando practicas preprofesionales en una institución financiera. Ya desde su infancia era muy devoto a la Eucaristía, asistía a la misa y al rosario todos los días. Sus modelos eran San Francisco, San Domenico Savio, San Luís Gonzaga y Santa Jacinta Marto (una de los tres pastorcillos de Fátima). Además de tener los intereses deportivos de un adolescente, su pasión y talento eran la informática y la creación de páginas web para testimoniar la fe y, al mismo tiempo, tener un fuerte compromiso en apoyar a los más necesitados. En el 2006 enfermó de leucemia y, aun siendo joven, en pocos meses lo fulminó, después de haber ofrecido sus sufrimientos para el Papa y la Iglesia.

¿Qué pueden encontrar en común nuestros jóvenes con Carlo Acutis? ¿Qué tan decisiva es la figura de San Francisco de Asís en los momentos cruciales de la historia, hoy, y en estos tiempos, por ejemplo?

No es una casualidad que la celebración de su beatificación se desarrolló en Asís y que sus restos mortales se encuentren en el Santuario del Despojamiento de San Francisco, el lugar sagrado en que se recuerda cómo San Francisco se despojó de sus hábitos y declaró a la comunidad cristiana tener como padre solo a Dios. Carlo y Francisco tienen muchas cosas en común. El espíritu franciscano fascinó a Carlo desde niño, le gustaba leer sus escritos y biografías. Destacamos tres temas:

1) El amor para cuantos se encuentran en los márgenes de la vida. Francisco de Asís los puso al centro de su corazón, Carlo, en la medida de su edad, no se limitó a hacer limosnas, sino que consideró a los pobres como verdaderos amigos. A su velorio muchos se presentaron, y su misma mamá no entendía el por qué. Carlo los había amado y servido sin mostrarlo, con amor sincero, discreto y operativo.

2) El amor para los animales. En los escritos franciscanos se encuentra cómo san Francisco sentía grandísimo afecto hasta por los gusanos. Un día caminando se enteró que un gusano que estaba cruzando el camino y que estaba en riesgo de ser aplastado. Se paró, esperó que terminara de cruzar y después lo escondió en un lugar seguro. Algo similar pasó a Carlo cuando uno de sus amigos vio a un lagarto encima de una roca y lo mató aplastándolo con una piedra sin ninguna razón. A Carlo le dio mucha pena y su mamá para consolarlo, le aseguró que ya este animalito tenía una vida feliz con Jesús. Estaba convencido de que los animales tenían un alma viviente y que el Señor les había reservado un lugar especial en el Paraíso. El cast de uno de sus cortometrajes, eran dos gatos, cuatro perros y algunos peces.

2) Jesús y la Eucaristía. Hay algo particular que caracteriza el espíritu franciscano de Carlo: el amor y el culto de San Francisco a la Eucaristía. Estas palabras de San Francisco: “Ved que diariamente se humilla (cf. Fil 2,8), como cuando desde el trono real (Sab 18,15) vino al útero de la Virgen; diariamente viene a nosotros él mismo apareciendo humilde; diariamente desciende del seno del Padre (cf. Jn 1,18) sobre el altar en las manos del sacerdote. Y como se mostró a los santos Apóstoles en carne verdadera, así también ahora se nos muestra a nosotros en el pan sagrado. Y, como ellos, con la mirada de su carne, solo veían la carne de él, pero, contemplándolo con ojos espirituales, creían que él era Dios, así también nosotros, viendo el pan y el vino con los ojos corporales, veamos y creamos firmemente que es su santísimo cuerpo y sangre vivo y verdadero. Y, de este modo, siempre está el Señor con sus fieles, como él mismo dice: Ved que yo estoy con vosotros hasta la consumación del siglo (cf. Mt 28,20)”, (San Francisco de Asís, Adm. 1). Carlo creía firmemente que la Eucaristía era el corazón mismo de Jesús, realmente presente en el mundo, como cuando en el tiempo de los Apóstoles podían verlo en carne y hueso caminar por las calles de Jerusalén, y decía: «La Eucaristía es mi autopista para el cielo». Carlo tenía la costumbre y la valoraba mucho, como Francisco, la adoración eucarística, decía: «Con los frutos de la Eucaristía de cada día las almas se santifican de manera especial y son fortalecidas en las situaciones peligrosas, que puedan perjudicar su salvación eterna».

3) María, modelo de virtud cristiana. Francisco tenía un amor indecible por la Madre de Jesús, le cantaba laudes particulares porque convirtió a Dios en nuestro hermano, está derecha a los pies de la cruz, pero, no pudo subir, siendo tipo y modelo de cada virtud de los cristianos. Los biógrafos de Carlo nos hablan de su intensa devoción a María Inmaculada, así como se había revelado en Lourdes, y reflejada en los misterios de la vida terrenal de Jesús, que acompañan el santo rosario. Nos cuentan los expertos de su vida, que acogió con mucha alegría la propuesta de san Juan Pablo II de añadir los misterios de la luz al rosario. Carlo tenía al cuello la medalla milagrosa y el escapular carmelita como garantía de salvación eterna, a la cual era extremadamente interesado, obedeciendo a la palabra de Dios.

¿Cuál es el mensaje que la beatificación de Carlo Acutis les da a los jóvenes y adultos en un mundo enfocado en la tecnología? ¿Qué hacer con nuestra espiritualidad en este contexto?

 Carlo entra en el Paraíso con Nike y jeans, tomando el camino de la santidad cotidiana, viviendo como un joven millennial, con la pulcritud en sus ojos y la claridad en el corazón, poniendo en todas las cosas el sabor del Evangelio. Carlo se está mostrando como un influencer, un inspirador en particular para los jóvenes. Es increíble cómo, en muy poco tiempo se le está conociendo. Propio de ser un “nativo digital”, con un gran talento para la informática, fascina. Los jóvenes acostumbrados a juguetear con los smartphones lo sienten como uno de ellos. Al mismo tiempo, entienden la diferencia, con Carlo tienen un testimonio de cómo se puede vivir en el mundo de las redes sin dejarse aplastar, siendo proactivos sin sufrir, haciendo de ellas un recurso de bondad, puesta para detener las olas de negatividad, que lamentablemente está haciendo numerosas víctimas. La neutralidad de una herramienta como Internet, puede prestarse al bien o al mal, podemos aprender de Carlo a habitar la red con inteligencia para el bien. La originalidad de Carlo se encuentra en su misma santidad, su estilo de hacer el bien es sencillo, ordinario. Con la santidad no se trata de hacer cosas extraordinarias, pero nos advierte justamente del riesgo de detenerse solo al “así hacen todos”. El Evangelio no te atrapa, no te encadena, al contrario, deja que los deseos, lo más profundos se desencadenen, aquellos que tienen que ver no con lo efímero, sino con lo eterno. Los deseos que nos llevan a la libertad, que nos hacen que seamos profundamente nosotros mismos, de verdad “originales”, capaces de una vida bella, autentica y generosa. Impresionante la madurez espiritual de Carlo. Su elección radical de Dios, resuena la de Francisco de Asís en su gesto del despojamiento: “No más tengo como padre Pietro de Bernardone, sino […] Padre nuestro que estas en los cielos […]”. Francisco no tenía más nada, pero tenía al sol como hermano, a la luna como hermana, el agua como hermana, al fuego como hermano. Tenía todo porque tenía a Dios. Carlo, sin gestos extraordinarios, hizo lo mismo. Ambos se despojaron de sí mismos y se llenaron de Dios, y nos educan proponiendo a Jesús como al secreto de la vida.

 

“Carlo entra en el Paraíso con Nike y jeans, tomando el camino de la santidad cotidiana, viviendo como un joven millennial, con la pulcritud en sus ojos y la claridad en el corazón.”

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