Por Emilio Martin Paz Panana*
Desde siempre, el ser humano ha buscado la manera de mejorar e innovar la práctica pedagógica para la correcta e integral formación del ser humano. Desde teorías hasta estrategias, pasando por investigaciones y experimentaciones. Por ello, uno de los imperativos de la carrera docente es mejorar la praxis educativa. Sin embargo ¿cómo hacerlo? Esta es la prerrogativa que se mantiene vigente durante el paso de la humanidad en este largo proceso histórico de la docencia.
La labor docente no solo se centra en una formación pragmática que caiga en la adquisición de conocimientos, sino que debe fomentar una formación integral del ser humano, donde también se contemple su dimensión afectiva y trascendente. Esto será una condición necesaria dentro del ejercicio educativo, ya que entender a la educación sin la presencia de la emotividad, de la sensibilidad, de la afectividad, solo conllevará a una definición mutilada del acto educativo, como dice Gatti Murriel en su obra “El eslabón del día” (Fondo Editorial UCSS, 2010):
¿Qué es la educación si no se entiende como un ejercicio del amor, en el cual docente y discente participan en un proceso de transformación? Si nos atrevemos a encarar a la educación teniendo en cuenta lo mejor de ella, podremos recurrir a un término acuñado por Dante Alighieri, quien observa que el hombre está llamado a «transhumanarse». Sí, gracias a la educación auténtica, el hombre puede vivir una metamorfosis en la cual se transhumana, crece, se eleva y se eterniza.(52)
Por lo tanto, es necesario entender a la educación como un acto estético y poético. Porque:
El hombre es visto, así como un ser que está llamado a una finalidad y por lo mismo a la belleza. De hecho, dentro de la concepción Platónica de un universo encaminado a fines, y por lo mismo, encaminado al bien y la belleza, el hombre tiene un lugar especial, pues por un lado él también tiende al bien y a la belleza, esto es, a cumplir una finalidad, la cual sólo se puede lograr mediante la participación del propio hombre, pues al ser libre, es el único ser que puede acercarse o alejarse de esta ordenación armónica conforme a los fines: en el hombre, el camino a la belleza de su ser, es también su responsabilidad. (Mansur, 2011: 86)
Ya que el ser humano siempre tiende hacia aquella búsqueda de sentido, búsqueda de aquel bien sumamente bello y bueno, donde el sentimiento y la sensibilidad son elementos naturales del ejercicio del conocimiento (Giussani, 1966). De igual manera, la experiencia artística será una forma y estrategia donde el estudiante podrá entender el mundo desde una perspectiva holística, mirando con relevancia y significancia su propia naturaleza, exigiéndose la respuesta frente a aquellas preguntas que lo cuestionan y exigen a responder la pregunta de quién es (Guevara, 2014: 41). Por lo tanto, la experiencia estética – poética no será una experiencia que caerá en un reduccionismo estético (Giussani, 1966), sino en un ejercicio pedagógico – estético – poético. Una tripartita que generará un impacto significativo en la relación docente – estudiante y dentro de la experiencia de enseñanza – aprendizaje.
De tal manera, el maestro es un poeta, como menciona Juárez (2008: 17-20) porque la poesía posee una forma de confrontación ante la realidad, pero no para escapar de ella, sino para hacerle frente, aprehenderla y exigir en la educación del individuo. La creación poética es una respuesta ante lo inhóspito y lo desconocido, un mirar hacia el tiempo como la misma mirada que posee el maestro. La poesía no es una simple mirada esteticista de la vida, sino que afronta a la realidad desde un aprendizaje significativo, en donde la creación poética se da en situaciones significativas que calan en el espíritu humano y lo llevan a la creación y, a su vez, a la disciplina, en donde la persona se individualiza, se identifica y plasma dichas experiencias. El descubrimiento personal como ejercicio educativo – poético es una experiencia de liberación frente a las dudas y el miedo que asolan al hombre, permitiendo que el maestro ingrese con él y puedan asumirlo en comunidad, frente a una identificación personal y comunitaria.
En conclusión, la educación debe guardar una mirada íntima con la realidad, que es su condicionante en cuanto a búsqueda del conocimiento. Esta mirada atenta de la realidad no es solo hacia fuera sino también hacia el interior de uno en cuanto debe reconocer todo aquello que uno mismo busca, como la búsqueda de sentido o el entendimiento de las preguntas que a uno lo exigen (Giussani, 1977: 18-19). Dada esta condición, el profesor deberá actuar y ser como un poeta, que tiene como función no hacer un reflejo de la realidad, sino ingresar en ella y reinterpretarla desde el uso de la palabra. Esta experiencia fenomenológica es lo que atrae al maestro – poeta en su visión y aprehensión de la realidad, buscando que la mirada poética sea estrategia para su comprensión, en donde la poesía es una aprehensión de las esencias (Guevara, 2014: 123-125). Por lo tanto, el docente es un poeta desde el momento en que ayuda al estudiante a ingresar en la realidad, permitiendo que el acto educativo sea un acto poético, un acto donde prime la libertad y la educación sea un acto cognoscitivo – afectivo. Un acto donde se forme, en integridad, la humanidad de la persona.
Bibliografía
Gatti Murriel, Carlos, 2010 El eslabón del día: Reflexiones sobre la educación. Lima: Fondo Editorial UCSS.
Giussani, Luigi, 1977. Educar es un riesgo. Lima: Fondo Editorial UCSS. Ed. 2006
Giussani, Luigi, 1966. El sentido religioso: curso básico de cristianismo Vol. I. Lima: Fondo Editorial UCSS, ed. 2005.
Guevara, Carlos, 2014. Lo poética y la vida: Fenomenología de la creación estética Bogotá: San Pablo.
Mansur, Juan Carlos, 2011 Belleza y formación en el pensamiento de Platón en Conjectura, Caxias do Sul, V.16, n1, enero – Abril.
Suárez, Javier, 2018. El pedagogo como poeta en Suplemento Lengua y Enseñanza de la Revista Canto General, Lima, n4, septiembre.
*Sr. Emilio Martin Paz Panana
Profesor de Filosofía y Religión / Gestor Cultural / Poeta
Bachiller en educación, egresado por la UCSS. Posee obras publicadas (narrativa, poesía y ensayo) en el Perú y el extranjero. Ha participado como ponente en diversos congresos de filosofía (PUCP, UNMSM), recitales y dictado talleres de poesía.