EDUCACIÓN Y VALORES CIUDADANOS

El Dr. José A. Lastarria, nos brinda reflexiones sobre la práctica de los valores y la labor de nuestras instituciones, utilizando la Constitución Política del Perú y reconocidos autores del entorno educativo.

Por Dr. José A. Lastarria Zapata

 

“…la niña no ha muerto sino que duerme”.

Mc. 5,39

 

“’Talitá Kum’… Muchacha, a ti te lo digo, levántate”.

Mc. 5,41

                                                                                               

 

La sociedad, y cuantos vivimos en ella, estamos en crisis; la práctica de valores está siendo letra muerta. Y cabe preguntarse, ¿Qué está sucediendo? La sociedad interpela a las autoridades y a las instituciones, pero no a sí misma. No se busca las raíces de esta crisis, solo se queda en las formas. Se habla de equidad de género, de igualdad de género y de derechos igualitarios; y, se dice equívocamente “los valores se han perdido”, la juventud está perdida, no hay respeto, en fin, tantos calificativos que nos llevarían a decir que estamos en una “selva selvaggia” como diría Dante Alighieri para el Canto I del Infierno en la Divina Comedia. Pero qué significa todo esto. Cuando decimos “equidad de género”, hacemos referencia a la igualdad y justicia en la que las personas, sin importar su sexo, puedan hacer valer sus derechos y poseer las mismas oportunidades y responsabilidades. Y la “igualdad de género”, de acuerdo con las Naciones Unidas, se refiere a “la igualdad de derechos, responsabilidades y oportunidades de las mujeres y los hombres, y las niñas y los niños” (como se citó en Sigüenza Aragón, 2020).

Nuestra Constitución Política, al respecto, dice en su artículo 1.°: “La defensa de la persona humana y el respeto a su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”; concordante con el artículo 1.° de la Declaración Universal de los Derechos humanos: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, …” (2015). Entonces la igualdad y equidad de género están contemplados en nuestra Carta Magna y en los Derechos humanos.  Habrá quienes digan: “los valores se han perdido”. No están perdidos, los valores existen, están escritos, están dormidos; lo que se ha perdido es la práctica de valores. Parafraseando al Gran Maestro (Jesucristo) cuando dijo: “la niña no ha muerto sino que duerme” (Mc 5, 39), hoy decimos lo mismo, los valores no habían muerto, solo duermen y esperan como lo dijo el mismo Maestro: “’Talitá Kum’… Muchacha, a ti te lo digo, levántate”. Valores, a ustedes les digo, levántense y despierten en los seres humanos.

Y nos preguntamos de nuevo, ¿Qué sucede?, ¿por qué la crisis?, ¿Dónde está el problema? Considero que el problema está en la educación y la solución es la educación, teniendo en cuenta el pensamiento de Paulo Freire cuando dijo: “La educación, no cambiará al mundo, cambiará a las personas que van a cambiar al mundo” (como se citó en Soto, 2020).

A nivel del Sistema Educativo, sobre todo dentro de él, el magisterio se viene equivocando, no porque así lo quiere, sino porque el responsable del Sistema, el Ministerio de Educación se aparta de lo señalado en la Constitución Política y en la Ley 28044 —Ley General de Educación—. Las exigencias del Ministerio de Educación están centradas fundamentalmente en que el alumno aprenda; pero, ¿Qué debe aprender y para qué debe aprender?

Veamos qué señala la Constitución. El artículo 13° de la Carta Magna dice textualmente: “La educación tiene como finalidad el desarrollo integral de la persona humana…” (Congreso Constituyente Democrático, 1993). Entonces, la preocupación del maestro, con el apoyo del Ministerio de Educación, debe centrarse en que los estudiantes en la Educación Básica, logren su desarrollo integral, su formación integral como persona humana. Luego, la misma Constitución, en su artículo 14.° indica el cómo al establecer puntualmente que: “La educación promueve el conocimiento, el aprendizaje y la práctica de las humanidades, la ciencia, la técnica, las artes, la educación física y el deporte. Prepara para la vida y el trabajo, y fomenta la solidaridad” (Congreso Constituyente Democrático, 1993). A su vez, en el mismo artículo, el tercer parágrafo señala: “La formación ética y cívica y la enseñanza de la Constitución son obligatorias en todo el proceso educativo civil y militar. La educación religiosa se imparte con respeto a la libertad de las conciencias”. Finalmente, en este artículo establece lo que está olvidado por los medios de comunicación, el constituirse en los aliados de la educación: “Los medios de comunicación social deben colaborar con el Estado en la educación y en la formación moral y cultural”.

Por consiguiente, si el Ministerio de Educación facilitara los medios y materiales para que el maestro oriente su labor pedagógica hacia el logro de la finalidad de la Educación, en lugar de convertirlo en un técnico facilitador de conocimientos, estaríamos formando al hombre que el Perú necesita en su proceso transformador para el desarrollo de la sociedad y convertirla, como señala el artículo 22.° de la Ley General de Educación, “…en una sociedad educadora al desarrollar la cultura y los valores democráticos” (Congreso de la República, 2003). Y si a esto se suman los medios de comunicación que, de acuerdo con la Constitución deben colaborar en la formación moral y cultural y tomando en cuenta el artículo 23° de la precitada Ley General de Educación “Los medios de comunicación social deben contribuir a la formación ética, cívica, cultural y democrática de la población mediante la difusión de contenidos que respeten a la persona humana y su dignidad” (Congreso de la República, 2003), estaríamos construyendo a un hombre pleno de valores que dé ejemplo a las nuevas generaciones, no solo con palabras sino con testimonios reales. Bien dice el antiguo proverbio, Verba docent, exempla trahunt (Las palabras enseñan, los ejemplos arrastran) y reafirmado por san Francisco de Sales, quien dijo: “Un gramo de buen ejemplo vale más que un quintal de palabras”. Y san Juan Bosco: “Recuerda que todo cristiano tiene la obligación de ayudar a los demás, y que no hay predicación más eficaz que la de un buen ejemplo” (como se citó en Pérez, s.f., p. 3).

Por eso es que los maestros, y con ellos toda la sociedad en su conjunto, sus instituciones y organizaciones, nos convertimos en íconos en el proceso de transformación y desarrollo del país. Somos entonces una sociedad educadora que educa y se educa a sí misma, lo que finalmente nos llevaría a construirnos en una sociedad en valores y con valores.

Pero esto no sucede, la sociedad, por medio de sus organizaciones e instituciones, no educa. ¿Qué vemos en la vida diaria? Violencia, familias disfuncionales, corrupción, inseguridad ciudadana, adolescentes comprometidos con la delincuencia, autoridades políticas y militares encarcelados por actos de corrupción y algunos sectores de la prensa hablada y escrita que no informa adecuadamente y que presentan programas y escritos contra la moral y buenas costumbres. De ahí que nos preguntemos qué pasó con la ética. Los valores duermen seguramente esperando que una voz amiga les diga: “’Talitá Kum’ … Muchacha, a ti te lo digo, levántate”.  ¿Y dónde está esa voz?, ¿Dónde duerme? La respuesta es sencilla: en nosotros, en nuestra interioridad, camina con nosotros, en nuestra cotidianidad.

¿Es acaso difícil ser éticos, actuar con valores y ser correctos? Potter Stewart nos dice: “La ética es saber la diferencia entre lo que tienes derecho de hacer y lo que es correcto”. Entonces, simplemente hagamos lo correcto y de esta forma le diremos a nuestros valores, que esperan una mano amiga que les diga, que salgan de nuestra interioridad, como dijo Jesús a Lázaro “¡…sal fuera!” (Mc. 11,43).

Si esto no sucede tendríamos que decir con Albert Camus: “Un hombre sin ética es una bestia salvaje arrojada sobre el mundo” (como se citó en Reverte, 2016).

Y, esto está sucediendo en el mundo actual, pues venimos actuando como lo dice Camus. No respetamos, no nos respetamos, entendemos por libertad al libertinaje, al hacer lo que nos da la gana, sin importarnos los demás. Las buenas costumbres ya pasaron de moda, corresponden a nuestros antepasados, tenemos que vivir la vida, no nos importa el bien común. Al respecto, el papa Francisco señala: “Podemos salir mejores si buscamos todos juntos el bien común, si hacemos lo contrario, saldremos peor” (2020, párr. 1) y en esa misma línea hace un llamado a los gobernantes: es tiempo que la nota distintiva de aquellos que fueron ungidos por sus pueblos para gobernarlos, sea el servicio al bien común y no que el bien común sea puesto al servicio de sus intereses” (El Papa busca el bien común, 2020, párr. 8).

Finalmente. podemos decir que es por la educación y con la educación que expresamos nuestros valores y que por nuestra realización personal se ejemplifican en la relación con el otro. De ese modo, hará posible una existencia comunitaria donde la responsabilidad, el respeto, la honestidad, la cooperación, la solidaridad, la humildad, la lealtad y la tolerancia sean las fuerzas en nuestro andar en el mundo. Es decir, como señala Kasuga Osaka, necesitamos una educación formativa más que una educación instructiva, dicho de otro modo, una educación de calidad total donde los valores son lo más importante en el ser humano y lo que hace el cambio.

 

 

* José. A. Lastarria Zapata es profesor de Filosofía y Ciencias Sociales. Magíster en Gestión Educativa Estratégica y doctor en Ciencias de la Educación, ex docente ordinario (pregrado y postgrado) en la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades de la Universidad Católica Sedes Sapientiae (Lima) del 2003 al 2020.

 

 

 

Referencias

1. Congreso Constituyente Democrático. (1993, 31 de octubre). Constitución Política del Perú. https://pdba.georgetown.edu/Parties/Peru/Leyes/constitucion.pdf

2. Congreso de la República. (2003). Ley 28044. Ley General de Educación. http://www.minedu.gob.pe/p/ley_general_de_educacion_28044.pdf

3. El Papa: buscar el bien común, el desprestigio del otro mina la posibilidad de acuerdos (2020, 19 de noviembre). Vatican News. https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2020-11/papa-se-busque-bien-comun-desprestigio-mina-posibilidad-acuerdos.html

4. Equidad de género. (s. f.). concepto.de. https://concepto.de/equidad-de  genero/#ixzz6z16rzUrz

5. Francisco. (2020, 9 de septiembre). Audiencia General. Catequesis “Curar el mundo”. 6: Amor y bien común. La Santa Sede. https://www.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2020/documents/papa-francesco_20200909_udienza-generale.html

6. Organización de Naciones Unidas. (2015). Declaración Universal de los Derechos humanos. Edición ilustrada por Yacine Ait Kaci (YAK). https://www.un.org/es/udhrbook/#1

7. Pérez, J. A. (s. f.). El apostolado del ejemplo. Società San Paolo. http://doh.paulus.net/index.php?option=com_docman&view=download&alias=934-l-apostolato-dell-esempio-esp&category_slug=articoli-e-risorse&Itemid=2448&lang=es

8. Reverte, J. (2016). El hombre de las dos patrias. Tras las huellas de Camus. Ediciones B.

9. Sigüenza Aragón, S. (2020, 27 de julio). Igualdad y Equidad de Género [post en blog].  Universidad Centroamericana José Simeón Cañas. https://uca.edu.sv/mdt/blog/igualdad-y-equidad-de-genero/

10. Soto, O. (2020, 01 de febrero). Aprendizaje significativo. La voz de Xela. https://lavozdexela.com/opiniones/los-influyentes/aprendizaje-significativo/

 

 

 

 

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