Shock Cultural: Una Mirada a la Sociedad Peruana a Través de la Inmigración Venezolana

Una Mirada a la Sociedad Peruana a Través de la Inmigración Venezolana
FOTO: El Peruano

Por Elizabeth Moreno*

Un argumento racista es un argumento que pone barreras a las relaciones de identidad y el que legitima relaciones de poder entre grupos culturales (…) se pretende que las fronteras terrestres coincidan con las fronteras de la identidad nacional, y que la inclusión / exclusión se haga legitimados por principios exclusivamente de identidad nacional.

(Richard Zapata-Barrero)

 

El siguiente ensayo trata acerca de las percepciones y actitudes de la sociedad peruana frente a un gran flujo migratorio de ciudadanos venezolanos. El análisis se divide en tres puntos. El primero habla acerca de la migración considerándose como antropológica y cuándo se vuelve convierte en un fenómeno. Explicando cómo el país llanero se convirtió en lo opuesto a sus años de bonanza. El segundo punto, abarca los resultados de una encuesta realizada por Ipsos Perú entre el 10 y el 12 de abril de 2019. Por último, se incluyen datos que comprenden los variados argumentos que causa un éxodo de esta magnitud en un país como el Perú.

Las migraciones en general, impactan inevitablemente en las sociedades, tanto en aspectos culturales y sociales como económicos.Actualmente, la inmigración venezolana se ha considerado como la más grande movilización migratoria registrada en Sudamérica en los últimos tiempos. En el Perú, sin duda alguna este fenómeno ha generado todo tipo de comentarios, conforme el número de visitantes ha ido en aumento.
Predominan actualmente, las opiniones de quienes condenan su presencia a veces por falta de información y otras por miedo frente a lo desconocido. Décadas anteriores, eran los peruanos quienes añoraban viajar a Venezuela, quizá por razones similares. En ese, sentido, su implicancia con el Perú, podría considerarse como una especie de contradicción. Hoy en día, la historia se invierte.

¿La migración se vuelve un fenómeno?
A lo largo de la historia, los seres humanos de diversas civilizaciones migraron , ya sea para colonizar nuevos teritorios , ir en búsqueda de alimentos y en última instancia: sobrevivir a los catástrofes de la naturaleza. En efecto, se puede considerar que la historia de la humanidad es, en buena cuenta, la historia de millones de personas que caminaron por el mundo en busca de un mejor lugar en el cual vivir. Producto de ello, se han determinado las fronteras y los cambios en las sociedades. En ese sentido, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) afirma que la movilidad humana es la “movilización de personas de un lugar a otro en ejercicio de su derecho a la libre circulación (…) es un proceso complejo y motivado por diversas razones (voluntarias e involuntarias)” (OIM, 2012, p.17).

Empero, en los últimos años se habla de migración forzada, ya que las causas obedecen principalmente a gobiernos coercitivos, altos índices de violencia, crisis e inestabilidad económica, persecución ideológica , entre otras. Asimismo, se han registrado en la Región algunos desplazamientos forzados por motivos como los la pobreza en Haití, los conflictos armados en Colombia, el aumento del desempleo y crimen organizado en México, los problemas económicos en Argentina o la mencionada crisis humanitaria de Venezuela. En el caso de dicha nación, se considera un fenómeno inédito y creciente durante los últimos años. Por lo tanto, resulta comprensible considerarlo un proceso complejo, permanente y multidimensional, en especial debido al corto tiempo en el que se ha desarrollado, así como por la magnitud de sus cifras.

Venezuela: De la riqueza al borde del colapso
En el siglo XX, Venezuela gozaba de una excelente economía, de tal manera que llegó a ser llamada la “Venezuela Saudí”, el país del famoso dicho “está barato y dame dos”. El poder adquisitivo de los venezolanos estuvo por encima de los latinoamericanos gracias al “boom petrolero” que les permitió desarrollarse sobre todo en infraestructura y educación.

Así pues, los venezolanos no se encontraban en la necesidad de emigrar, solo se hablaba de migración cuando accedían a oportunidades de trabajo o laborales que superaban sus expectativas. De modo que, históricamente el ciudadano venezolano no posee experiencia ni cultura migratoria. Por el contrario, durante muchas décadas fue un país receptor de inmigrantes, pues su próspera situación les permitía ofrecer oportunidades a quienes aspiraban a una mejor calidad de vida.

No obstante los problemas de fondo, aún estaban pendientes. Como resultado de ello, se desencadenó la actual crisis humanitaria que afronta Venezuela. El escenario previo se remonta a 1958, año en el que los partidos políticos venezolanos concertaron distribuir los ingresos petroleros entre sus electores. Según un artículo de The New York Times “Ese pacto, concebido para preservar la democracia, terminó por dominarla” Fisher, M. y Taub, A. (15 de Mayo de 2017). En ese contexto, el mensaje revolucionario de Hugo Chávez tuvo gran acogida entre su población. Si bien, esta propuesta perecía responder a los intereses colectivos, conforme el gobierno de Chávez se fue desarrollando, los sectores de oposición fueron declarados por el mandatario “enemigos de la Revolución”, en consecuencia, se desató una guerra interna. A partir de entonces, las protestas y la desestructuración de las instituciones propiciaron un clima hostil al interior de la nación bolivariana.

Actualmente, Venezuela vive uno de sus momentos más tensos. La violencia se apodera de las calles, la hiperinflación alcanza niveles alarmantes y predomina la escasez de alimentos y medicina. A esto se suma, la corrupción, el desempleo y desabastecimiento de los servicios básicos como salud y educación.

Cómo [sic] consecuencia del deterioro económico y social, miles de venezolanos optan por considerar medidas para contener los efectos de la crisis económica, seleccionando entre ellas, cambios en los hábitos alimenticios, dobles jornadas laborales y otras en la que resalta emigrar hacia otro país en búsqueda de oportunidades y supervivencia. (Bermúdez, Mazuera-Arias, Albornoz-Arias y Morffe, 2018, p. 7)

Legislación y fronteras en el Perú
De acuerdo a lo anterior, urge la necesidad de los Estados de utilizar la normativa existente para brindar repuestas a los migrantes y que estas obedezcan a su situación de vulnerabilidad. Aunque no hay que olvidar que es un fenómeno previsible, por lo tanto los Estados debieron considerar la obligación de prepararse previamente y ajustar sus políticas migratorias. En particular, el Perú fue el primer país que instauró ad hoc el Permiso Temporal de Permanencia (PTP), con el fin de que las personas venezolanas puedan acceder a derechos como estudiar, trabajar, establecer un negocio y tener un Registro Único de Contribuyente (RUC).

Sin embargo, no se debe considerar que tales facultades sean facilidades, pues dada la delicada situación de la población migrante, es una decisión acertada, ya que ello evita situarlos en condiciones ilegales, como la explotación laboral, la trata de personas, entre otros. Además, cabe mencionar que existen estatutos proteccionistas como La Declaración de Cartagena, que en el artículo 3.b de la Ley 27891, manifiesta que deben ser considerados como refugiados aquellas personas que huyen “(…) por las violaciones masivas de derechos humanos”. En vista de que, efectivamente existen transgresiones masivas a los derechos civiles, sociales, culturales y económicos de sus ciudadanos. Pese a ello, Nicolas Parent (2017) sugiere que si bien esta iniciativa por parte del Perú es elogiada, también es necesario que las oficinas en Lima ofrezcan información acerca de los procedimientos para acceder al asilo. La crítica frente a la decisión que tomó el país, argumenta que el Perú habría convertido una crisis humanitaria tratándolo únicamente como un tema migratorio. Las cifras recientes indican que, después de Colombia, el Perú es el segundo país con el mayor número de migrantes venezolanos en América Latina registrándose hasta la fecha más de 9 mil. Según reportó la Superintendencia Nacional de Migraciones a EFE.

Primeras impresiones: etapa inicial
En el proceso de encuentro entre la población local y la extranjera , al principio cuando llega el migrante venezolano al Perú no se siente completamente seguro, pues proviene de un contexto de violencia e inicialmente se encuentra conviviendo en círculos cerrados para adquirir confianza entre sus compatriotas y todavía sin mucha interacción con los peruanos. Pues, ante el desarraigo de su patria buscan reafirmarse a partir de elementos identitarios tales como, la casaca, el gorro y demás objetos referentes a Venezuela. Como también comercializando, sus alimentos nacionales como las bombas, arepas, tizana y otros. Característica que además, la tomaron como una oportunidad para abrirse paso entre tradicionales platos peruanos. Aunque no tuvo el resultado esperado.

Desde luego, lo primero que hace un peruano frente a una persona venezolana es catalogarla en base a su percepción e ideas, que suele estar orientada por prejuicios, en vez de conocimiento y diálogo. No obstante, este hecho es indispensable para aproximarse a una realidad e idiosincrasia distinta. Actitud que puede considerarse natural, pues el ser humano reacciona con cierto recelo ante la presencia de nuevos grupos humanos.

En un primer momento, la mayoría de peruanos consideraba a los venezolanos: agradables, educados, respetuosos y trabajadores. La percepción en general, era favorable. Aunque, esa calificación parece modificarse, como viene sucediendo, por las noticias negativas sobre ellos como asaltos, crímenes y prostitución, que podría sobrevenir en una amenaza de xenofobia.

La encuesta
Sin embargo, conforme ha pasado el tiempo y las cifras han ido incrementándose. Surgen ciertas interrogantes entre muchos peruanos acerca de la migración, unos consideran que su llegada le arrebata el empleo a los nacionales, otros que la inseguridad aumentará por su llegada y algunos que los salarios se verán reducidos. En cuanto al impacto emocional que suscita este hecho, suele ser ambivalente. En consecuencia, los efectos de la entrada masiva de migrantes venezolanos sigue siendo materia de crítica y discusión.

Ante tales cuestiones, Ipsos realizó una encuesta entre el 10 y 12 de abril del presente año acerca de las percepciones de los peruanos frente a esta oleada migratoria. El resultado global es el siguiente: el 67% de limeños desaprueba la inmigración de personas venezolanas al país, ha de notarse también que esta percepción es creciente en referencia al año pasado, en el que el resultado era disímil.

Del 67% que rechaza la migración, los argumentos principales en contra resaltan son: el aumento de la delincuencia (54%), el abaratamiento de la mano de obra y desplazamiento laboral (46%), el aumento de la informalidad (73%).Por otro lado, entre los argumentos más importantes que manifiesta 23% consideran que la recepción de los migrantes es que : genera la idea de un país solidario (48%), permite el intercambio cultural (34%) y el consumo ayuda a la economía (32%).

Sector formal v.s informal
En primera instancia, es preciso señalar el perfil del migrante, partiendo del Informe de la Organización Internacional para las migraciones (OIM) sobre el “Monitoreo de flujo de población venezolana en el Perú DTM ronda 5”. En él, se puede apreciar que por la frontera norte y sur ingresan personas venezolanas con un perfil educativo y laboral similar y una coincidencia de las profesiones más estudiadas.Entre las carreras más frecuentes se encuentran: Administración, Contabilidad y Marketing, seguido de Ciencias e Ingeniería,luego se ubica Salud y Medicina Veterinaria. Aunque en menor proporción, también se visualizan carreras como Mecánica, Educación y Psicología, Derecho y Ciencias Sociales, entre otros.

Aunque parezca antagónico, uno de los problemas que enfrentan tanto huéspedes como anfitriones, es el conflicto debido a conseguir algún puesto de trabajo, en particular si se trata de un extranjero, en este caso venezolano, ya que muchos empleadores prefieren contratarlos para remunerar sueldos sin beneficio alguno y al mismo tiempo evadir impuestos. Incrementando así la informalidad.

Esto se debe principalmente a que el migrante, por lo general, acepta un trabajo por el contexto de necesidad en el que se encuentra, aunque el sueldo que perciba, esté por debajo del mínimo. De manera que, podría considerarse como una alternativa, permitir la agilización de los trámites para la homologación de los estudios de los migrantes, sin perder de vista los requisitos de calidad, para que puedan insertarse en el mercado laboral y establecerse en sectores donde se necesita profesionales preparados y dispuestos a trabajar en el sector formal. Asimismo, el conocimiento extranjero, puede resultar útil para el crecimiento y desarrollo económico del Perú.

No obstante, conviene subrayar que, en general la legislación en el Perú no ampara al trabajador, ya sea nacional o foráneo. Por lo que es necesario, que el Estado ofrezca una propuesta para contrarrestar la informalidad. Teniendo en consideración que la presencia venezolana posee la capacidad para dinamizar la economía, puesto que, demandan servicios, compran productos y consumen e incluso, algunos han establecido sus negocios propios brindando trabajos a ciudadanos peruanos.

¿Empleos amenazados?
Es notorio para muchos peruanos, que cuando se dirigen a realizar actividades cotidianas tales como almorzar o comprar es muy probable que unos ciudadanos venezolanos los atiendan. Especialmente en sectores de comercio, servicio y consumo.

Una de las quejas constantes por parte de los nacionales indica, que con la llegada de los venezolanos ven frustradas sus aspiraciones laborales y afectados sus sueldos. Que ellos los desplazaron, ya que los empleadores prefirieron contratarlos, por el bajo salario que les pagarían sumado a su formación académica y experiencia laboral.

Posiblemente, esta recurrencia de contratar a trabajadores venezolanos en algún negocio, se vea influenciada por el concepto de trabajo que un empleador note en el migrante. A su vez, esto puede ser debido al difícil contexto que les ha tocado vivir en su país, afectando su disposición para cumplir con sus labores.

Todo ello se refleja en un buen trato y eficiencia. Aun cuando, perciban un sueldo inferior al mínimo. Cabe indicar que, dicho modo de ejecutar su empleo por parte del migrante favorece al país, pues aumenta la productividad y el desarrollo del mismo. De ahí, se entiende la incomodidad que pueda sentir un peruano frente a un venezolano, pues sus conceptos de trabajo, suelen ser diferentes.

Ahora bien, un aspecto por considerar es que la gran mayoría que se dedica al comercio ambulatorio, generalmente en los buses, sin embargo los ciudadanos venezolanos se esmeran por proyectar una imagen de limpieza y buena presentación de los productos que ofrecen, a diferencia de, los nacionales. Acaece, no obstante que, con el tiempo, esta distinción ha provocado que muchos peruanos que trabajan en la informalidad, se sumen al ejemplo de buena imagen al promocionar un producto.

Lo cierto es que aquello, puede considerarse un impacto positivo entre ambos grupos humanos. Otro punto notorio, es que ahora muchos venezolanos han reemplazado los productos que venden, por los nacionales. Esta es una razón por la cual se podría considerar a la inmigración como una ocasión para intercambiar y complementar experiencias culinarias. Pues, quizá sin notarlo ellos también promocionan al país y sus riquezas, sobre todo gastronómicas.

Racismo histórico
A lo largo de la historia, el Perú no ha recibido grandes flujos migratorios, si se compara con otros países de la Región. Pero, sí de diferentes países, aunque en menor proporción. Para empezar, con la llegada de africanos con los conquistadores.

El Perú no estaba acostumbrado a acoger a un gran número de migrantes. Las referencias previas respecto a grandes oleadas migratorias, datan del siglo XIX con la llegada de los coolíes y los japoneses, a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, en efecto, ambas impactaron fuertemente en la población.

La llegada de coolíes se produjo en medio de gran debate. Se oponían a ella quienes defendían la llegada de inmigrantes europeos. Ese partido sostenía que estos inmigrantes, además de su capacidad de trabajo, traían virtudes ciudadanas enriquecedoras del orden republicano. (Contreras y Cueto, 2013, p. 143)

Como indica el historiador Carlos Contreras (Sucedió en el Perú, 2018) existió una reacción de xenofobia y racismo, pues se acusaba a los chinos de ser viciosos, consumidores de opio, sucios que traían antivalores y carecían de espíritu cívico. Además, eran sumisos, apocados y tenían valores parecidos a la raza indígena, según la élite blanca. En esa línea, según afirma Infobae en un artículo publicado el 29 de Julio del 2018, el historiador peruano Juan Luis Orrego Penagos sostiene que “Por ejemplo, durante la Guerra del Pacífico, en el siglo XIX, algunos sectores culparon a los chinos por la defensa de Lima”

Más adelante, en la década de 1930 el desarrollo que los japoneses habían logrado, consolidándose en sectores como el comercio, se vio interrumpido por la alianza del Perú con Estados Unidos, a causa de la Segunda Guerra Mundial, que rompió relaciones con los países del eje, entre ellos Japón. Además, se inició la deportación de ciudadanos japoneses a campos de concentración en Estados Unidos, el saqueo a sus negocios y el despojo de sus propiedades. Al respecto, “La prensa peruana alentaba estas arbitrariedades, culpando a los japoneses de arruinar la industria y el comercio nacional y calificando a los nikkei como elementos de una raza inferior” (Sucedió en el Perú, 2014)

Lo anterior denota, que socialmente el peruano se ha mostrado satisfecho y a favor de la migración del europeo, germánico anglosajón e incluso estadunidense. A este modelo de migrante lo coloca en una mejor posición frente “al que no es blanco”. La razón, es que en el Perú, pese a los años y la diversidad cultural, aún perdura el racismo y la discriminación. Tal como lo señala la Encuesta Nacional Sobre Diversidad Cultural y Discriminación Étnico-Rural, realizada por IPSOS Perú el año pasado y los resultados que arroja es que el 89% de limeños considera que el Perú es un país racista, de los cuales solo 8% se acepta como tal.

Con todo, afrodescendientes, chinos, japoneses han logrado integrarse en la sociedad. De lo contrario, el Perú no sería célebre por su variedad en gastronomía, ritmos afroperuanos, costumbres, tradiciones y fiestas. Entonces resulta imposible pensar en el Perú si no se toma en cuenta la diversidad de su gente.

Paradoja de los años 80
Muchos ciudadanos peruanos, se vieron obligados a migrar por la violencia del terrorismo y la inflación por el mal manejo de las finanzas, entre otros factores. Las estadísticas lo comprueban claramente, ya que se puede verificar que el número de peruanos que salieron del país y no han retornado, registrándose hasta diciembre de 2016, 2 millones 885 mil 787 personas. Según el país de residencia, al 2015, en primer lugar se encuentra se encuentra en Estados Unidos con un 31%. A continuación Argentina (14,2%), Chile (11,1%), Italia (9,9%), Japón (3,9%), Venezuela (3,3%). Probablemente, la población peruana en Venezuela supera 150 mil .Por otra parte, según la Embajada de Perú en Caracas en 2013 se tuvo que regularizar a 90 mil peruanos que vivían ilegalmente en el país llanero. Estos son datos, que acercan e informan sobre la realidad que suele no tomarse en cuenta antes de elaborar argumentos.

Medios de comunicación
Portadas de diarios populares suelen destacar los hechos delictivos protagonizados por venezolanos o algunos reducen el logro de las mujeres venezolanas a sus características fenotípicas, que no hacen más que incrementar las opiniones sesgadas de algunos o destacan algún conflicto entre venezolanos y peruanos, generalmente a causa de un empleo.

Un ejemplo de ello lo expresa el website de Infobae que coloca la portada del diario Ojo del 5 de julio de 2018 titulado de la siguiente manera: Lluvia de ladrones “venecos”. Note el lector, los términos. El diario atribuye que todos los venezolanos, sin distinción alguna son ladrones, lo cual no se comprueba estadísticamente en la nota mencionada.

En ese sentido, cabe mencionar que en un artículo del diario “La República” un periodista hace énfasis en el hecho de que ciertos medios de comunicación escritos (en este caso el periódico) imprimen en sus portadas titulares, que parecen invitar a la confrontación entre peruanos y venezolanos en vez de propiciar el diálogo. Es evidente, que en casi todos los casos las noticias se escriben en base a asuntos intrascendentes, como que a una pareja de venezolanos no les agrada la chica morada, una pelea entre ambulantes de distintas nacionalidades y en general, títulos sensacionalistas exentos de investigación y acercamiento con los protagonistas de su noticia y fundamentadas exclusivamente en videos de YouTube y otras redes sociales. El propio periodista Salazar (2018) expresa que tales notas de prensa solo enfatizan en un “ellos versus nosotros” alentando la xenofobia. Tales contenidos noticiosos distan mucho de un intento por desarrollar actitudes de comprensión. Pues se trata de medios de comunicación, que lejos de informar con objetividad, contribuyen a que se forme una opinión pública negativa acerca de los desconocidos basada prejuicios y carencia de investigación.

Inseguridad, violencia y discriminación
Un informe elaborado por la Policía Nacional del Perú (PNP) titulado “Impacto de la migración de extranjeros en la incidencia de la criminalidad en el Perú” expresa que hasta la fecha se han registrado 567 mil denuncias por hechos delictivos, de los cuales son partícipes los ciudadanos venezolanos desde 2016 hasta mayo de 2019. De lo anterior, se debe mencionar que a finales de abril de 2019 se realizó la deportación de 50 personas venezolanas por no declarar que tenían antecedentes penales en su país. Este evento sería considerado una gran expulsión de migrantes hasta la fecha. Al respecto, el presidente de la República Martín Vizcarra sostiene un una entrevista Peru21 (2019) “No decimos que solo con medidas contra los venezolanos se va a solucionar el problema de la delincuencia, […] pero creemos que debe ser más ordenada y segura”.

Existe un gran porcentaje de la población que atribuye la inseguridad y la delincuencia en el país a la presencia de ciudadanos venezolanos. Es preciso señalar, que de acuerdo con el Resumen Ejecutivo Carrión y Zárate (2018) “Cultura Política de la Democracia en Perú y en las Américas, 2016/17” asegura que el Perú registra la tasa más alta de inseguridad, después de Venezuela, cabe indicar que en el mencionado índice predominan los hurtos antes que los asaltos armados .Por esta razón el 30.4% de peruanos considera que el problema más importante del país es la inseguridad, seguido de la corrupción. Además señala que solo el 10,2% de peruanos se sienten seguros en el barrio en el que viven. Asimismo los resultados del Barómetro de las Américas Lapop(2017) afirma en el Perú solo el 9,3 % confía en las instituciones, entre las cuales incluye a la Policía Nacional del Perú.

Por otro lado, según Zárate y Seligson (2012, p. 27)

Otro de los hallazgos […] es que si bien los problemas de la economía, el desempleo y la pobreza siguen teniendo relevancia en las Américas, el problema de violencia e inseguridad tiene gran importancia, especialmente en el Perú. Por ejemplo, el porcentaje que menciona a la delincuencia e inseguridad como el más importante del país ha aumentado de 10.7 por ciento en 2006 a 30.7 por ciento en 2012.

Los datos mencionados justifican que el problema de la delincuencia e inseguridad en el Perú viene de años atrás, con la diferencia que se ha intensificado y que además coincide con la llegada de migrantes. En esa línea, también se debe admitir que los actos delictivos por parte de los foráneos son visibles y es necesario establecer medidas de control sólidas en las fronteras, pues muchos venezolanos que se dedicaban a delinquir en su país lo continúan haciendo cuando ingresan al Perú.

Como se expresa en un artículo periodístico hace 100 años El Comercio (2019)

Lima es una ciudad cada vez más insegura. Bandas de rateros incursionan en las casas despojando a sus dueños de objetos valiosos y de dinero. Se multiplican también los asaltos en la calle, y las víctimas de estos malhechores para no ser golpeados o incluso perder la vida tiene que entregar carteras, relojes y otras joyas. Los delincuentes pululan en los tranvías y en la salida de los cinemas y teatros. Es comprensible la zozobra que reina entre la población y urge que las autoridades de policía tomen las medidas para erradicar esta plaga.
H.L.M.

La percepción y el panorama que reina en las calles limeñas no difieren mucho del actual. Por lo tanto la inseguridad es un problema estructural de la nación peruana y debe ser tratado con urgencia y estrategia. Las políticas de control migratorio deben ser claras y preventivas así como las leyes deben ser aplicadas sin arbitrariedades.

Conviene subrayar que, aunque se han dado a conocer muchos casos en los que algunos migrantes delinquen, también es cierto que existen muchos abusos por parte de peruanos hacia venezolanos como estafas, robos, acoso e incluso violaciones, sin embargo estos hechos no se dan a conocer precisamente porque no existe una plataforma que escuche sus historias, lo que puede ser entendible hasta cierto punto por la rapidez con la que se ha dado la migración.

Pero también, existe discriminación por parte de los peruanos hacia los migrantes, puesto que casi 4 de cada 10 venezolanos que viven Perú sufrieron discriminación.

(La República, 27 de junio de 2019). Al respecto Leonardo Olivarez expresa que, se ha sentido también discriminado y menciona “Algunas veces nos reconocen y al vernos algunos peruanos guardan sus celulares, piensan que todos somos iguales, sin embargo no es cierto.” Además menciona “hace poco una persona me dijo ¿Por qué no se va a su país? que aquí está estorbando. Respiré profundamente y seguí caminando, dejé que ella siga hablando y eso fue lo que más le molestó”. A pesar de todo, él reconoce que existen personas buenas y no todos los peruanos tratan así a los migrantes. (L. Olivarez, 7 de mayo de 2019)

Luego de todo lo expuesto, el sociólogo Jerjes Loayza declaró que la sociedad peruana no es xenófoba. Explica que lo que ocurre, es que el peruano –como otro- siente miedo a lo desconocido. Indica que la xenofobia surge cuando, ante un choque de civilizaciones, se siente el imperio de proteger lo propio. Siempre y cuando exista una amenaza que puede desarticular vínculos históricos y de identidad. (J. Loayza, comunicación personal, 31 de enero 2018)

En vista de que, el shock cultural afecta tanto al migrante como al anfitrión, es necesario abordarlo desde todas sus perspectivas. Recordando que, los venezolanos migraron por la violencia y crisis humanitaria en su país. Abandonaron su tierra en búsqueda de una mejor vida que ofrecer a los suyos.

Ahora al Perú le toca ser el país receptor y para lograr una mejor convivencia, es necesario crear espacios para discutir políticas migratorias que tomen en cuenta a ambos grupos. Además, lo más probable es que continúen llegando venezolanos al país, por la intensidad de la crisis. Lo importante es tener una mente cosmopolita, empática y abierta a los cambios, en especial si se trata de personas cuyos derechos humanos son vulnerados.

Es vital comprender, que también para el migrante, este hecho también es extraño, pues significa separase de su vínculo afectivo, perder su ritmo de vida habitual, dedicarse a un empleo quizá insospechado, además de adaptarse a una realidad distinta en costumbre, forma de pensar e incluso en términos de habla. Por eso, se propone buscar una integración basada en los aspectos que nos unen, las ganas de trabajar y sobrevivir a un contexto de violencia. Las fronteras son solo límites físicos, pues al fin y al cabo, todos somos migrantes ya sea, en nuestra ciudad o país.

La discriminación en el Perú: “Si no me pasa a mí, le sucede a otro venezolano”

Entrevista a Leonardo Olivarez sobre la realidad de la migración venezolana en el Perú

¿Cuánto tiempo tomó su decisión de migrar? ¿Por qué eligió el Perú?
Antes de migrar al Perú, estuve en Colombia porque ya no podía sostenerme en mi país. Luché nueve meses en Colombia, trabajé en diversos empleos para salir adelante, mientras tanto, en Venezuela la situación económica se tornaba más crítica. Los ingresos que podía obtener no eran suficientes para sustentar a mi familia. Posteriormente, opté por migrar al Perú, ya que su economía era mucho mejor que la colombiana, es por eso que muchos de mis compatriotas eligen migrar a Perú, Chile, Argentina. Llegué a este país el 22 de julio del año pasado con la fe puesta en Dios para progresar y brindarle bienestar a mi hogar.

¿Qué piensa cuando algunos afirman que los migrantes venezolanos les quitan el empleo a los peruanos?
Considero que nadie le quita el trabajo a nadie, cómo sería posible eso si no poseemos papeles legales, pues ello amerita un proceso y tiempo en el cual debemos trabajar, la mayoría lo hace en el área del comercio, la venta en la calle con el fin de enviar remesas a nuestros familiares.

¿Cuál es su opinión cuando algunas personas sostienen que los migrantes venezolanos vienen a delinquir?
Creo que señalan más al venezolano que al migrante chileno, colombiano o argentino. Personas buenas y malas existen en todo el mundo y no deberían señalarnos a todos por igual, cada quien es dueño de sus actos. El que hace lo malo debe pagarlo con cárcel. Para que los que hacen lo bueno puedan estar libremente en las calles y no sentir miedo de los que se le acerquen. Algunas veces nos reconocen y al vernos algunos peruanos guardan sus celulares, piensan que todos somos iguales, sin embargo no es cierto.

¿Alguna vez ha sentido discriminación por parte de algún peruano por su condición de migrante u otra razón?
Sí, por ejemplo hace poco una persona me dijo “¿Por qué no se va a su país? que aquí está estorbando” Respiré profundamente y seguí caminando, dejé que ella siga hablando y eso fue lo que más le molestó .Aunque, también existen peruanos que me han ofrecido un buen trato, eso es lo que a uno le da satisfacción, de modo que, no todos podemos ser juzgados de la misma forma, no obstante, es algo que nos sucede a diario, si no me sucede a mí le sucede a otro venezolano. Opino que todos hemos sufrido de xenofobia, por eso digo que es algo que ocurre todos los días.

¿Qué le ha llamado más la atención de la sociedad peruana?
En primer lugar, el hablar del peruano es distinto del venezolano por eso nos cuesta adaptarnos a este país, ya que existen muchos términos que tienen una connotación distinta en mi país. Por ejemplo, en mi país nunca decimos ya, sino okey, está bien, de acuerdo. Además, a diferencia del Perú nosotros tenemos un estilo de crianza en el que nos hemos acostumbrado a saludar siempre y a cualquier persona así no la conozcamos, damos las gracias constantemente y los buenos días a los que encontremos. Por otro lado, en Venezuela los días feriados sólo los centros comerciales abren sus negocios, los locales pequeños y tiendas chicas permanecen cerrados. Eso es algo que me gusta de los peruanos, que son trabajadores y no es que los venezolanos no lo seamos, sino que no somos de hierro, nuestro cuerpo también necesita descanso.

¿Cuánto tiempo pasó para adecuarse a esa realidad?
Han pasado nueve meses y aún no logro adaptarme. Internamente no nos sentimos bien porque extrañamos nuestra tierra, nuestra gente y seres queridos. Pero nosotros siempre intentamos acostumbrarnos a donde vayamos aunque no lo queramos, sé que el día más feliz para nosotros será cuando caiga el dictador, puesto que ese deseo se ha convertido en un sentimiento nacional.

¿Qué aspectos positivos y negativos ha hallado en la cultura de los peruanos?
El aspecto positivo es que la mayoría de peruanos son solidarios, que aunque no usen continuamente la palabra gracias, son amables y conscientes de nuestra situación. El aspecto negativo es que algunas personas nos quieren utilizar de varias formas, pues la mayoría somos muy mal pagados por el simple hecho de no estar en nuestro país. Aquí todos pagamos arrendamiento y como no estamos en Venezuela suelen abusar de la situación para elevar sus precios. Aquí todos pagamos arrendamiento y como no estamos en nuestro país suelen abusar de la situación para elevar sus precios.

*Elizabeth Moreno es estudiante del programa de estudios de Educación Inicial. El ensayo fue seleccionado en el curso de Redacción Académica de la UCSS.


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