Entrevista al rector, Dr. Gian Battista Bolis.
REDACCIÓN CAMPUCSS
Lleva más de tres décadas en el Perú, se considera un peruano de papas, cuyes y chacras. Ama la tierra, pero también el mar de su lejana Cerdeña -a la que vuelve cada vez que puede-, pero no deja de pensar en la UCSS, a la que le ha dedicado todas sus energías, sus alegrías y tristezas. Maestro y pensador incansable, amado por sus alumnos que conservan sus palabras aquí y allá. Conversamos con el Dr. Gian Battista Bolis, testigo indudable de los 25 años de la UCSS. Otrora secretario general de los inicios, el hoy rector de esta casa de estudios, originario de Bérgamo (Italia), derrocha el alma docente en cada una de sus respuestas.
¿Qué significa la UCSS para usted, que ha protagonizado toda la historia de esta casa de estudios?
Significa 25 años de trabajo ligados a mi presencia en el Perú. Una misión que empezó de a pocos y fue creciendo, ocupando gran parte de mi tiempo y compromiso. Nuestro primer rector, el P. Joaquín Martínez Vals, citando la obra de Lope de Vega, solía decir que la UCSS era Fuenteovejuna: “Todos a una”, porque ha sido el trabajo único de muchas otras personas detrás, algunas en forma silenciosa. Desde las personas de limpieza, de vigilancia, docentes, personal administrativo, decanos, rectores y vicerrectores, incluso personas que ya no están con nosotros y que nos han dejado para una vida mejor. La historia de la UCSS es una sola historia conformada por las historias de tantas personas, tantos alumnos, egresados. Una historia de la que soy parte, como muchos.
¿Qué le apasionó tanto de esta misión? ¿Cómo fueron los primeros tiempos de la UCSS desde su fundación hasta los meses previos a su funcionamiento?
Primero el ideal con el cuál Mons. Lino Panizza la fundó, algo que espero mantengamos, siempre al servicio de las personas para que tengan una oportunidad de estudio y progreso que no tenían antes. Cuando llegamos a Lima Norte con la UCSS no habían universidades privadas populares, estaban otras cuyo ingreso era difícil, como la Cayetano Heredia o la UNI, que se enfocaba en la ingeniería. No había más opciones. El sueño de Mons. Lino era precisamente ofrecer la posibilidad de una carrera profesional a muchos jóvenes. Recuerdo que los primeros estudios sobre Lima Norte hablaban de casi 600 mil jóvenes, entre los 14 y 29 años, que no continuaban sus estudios superiores. Y de hecho fue así, muchos de nuestros alumnos de la primera admisión tenían más de 20 años y querían entrar a universidades estatales porque no tenían recursos. Entonces, las pensiones que establecimos permitieron que muchos de ellos estudiaran y fueran profesionales de éxito, algunos son grandes profesionales en este momento.
¿Recuerda cómo fue el proceso de admisión 2000?
Fue muy interesante, desde la campaña. Debo decir que encontramos mucha simpatía por parte de los medios de comunicación que publicaron gratuitamente entrevistas, pues vieron la sensibilidad con la cual Monseñor Lino, quién era conocido en Lima, había puesto en marcha una universidad en Lima Norte. Comenzamos la pre en enero y en el primer examen de admisión ingresaron alrededor de 600 jóvenes, teníamos solo dos facultades: Educación y Ciencias Económicas. Algunos sucesos anecdóticos ocurrieron, uno de los postulantes, por miedo a no ingresar, había sustraído el examen de admisión de la oficina del profesor Peluso. Afortunadamente nos dimos cuenta a tiempo y tuvimos que cambiar los exámenes.
¿Cómo recuerda esta experiencia con todo el equipo humano de la Universidad? Hoy muchas personas continúan trabajando en la UCSS.
En un inicio éramos pocos, pero fuimos creciendo hasta contar con más y más personas. Era un grupo conformado por gente que ya había trabajado en el colegio El Buen Pastor, de la diócesis de Carabayllo, amigos, otros ex alumnos y egresados de otras universidades y todos hacían de todo, incluso aun en los primeros cinco años, durante la supervisión de la CONAFU. Recuerdo que con el entonces rector, P. Joaquín Martínez, pasábamos la noche arreglando todo. Cada uno colaboraba con enorme entusiasmo, como cuando una familia se muda o construye una casa.
¿Cómo se proyecta la UCSS, de cara a los próximos 25 años, a nivel institucional, y cuáles son los mayores desafíos que enfrenta a diario?
No sería yo el que debería decirlo, pero sé qué me gustaría que no se perdiera y es el espíritu de servicio a las personas que más lo necesitan, en formas distintas, no solo en lo académico. Ofrecer carreras adecuadas que puedan garantizar empleabilidad a las personas que tienen menos recursos y muchas ganas de estudiar, que reúnen condiciones para ser buenos profesionales. Me gustaría que no deje de ser una universidad abierta al servicio del país, acogedora, interesada en la diversidad cultural del Perú. Esto me parece que es el alma de la UCSS que no se debe perder. Las formas dependen mucho del contexto global, porque no se puede percibir como una universidad localista, sino con una visión de mundo. Está demostrado, tras la pandemia, que tenemos una capacidad de adaptación y respuesta incuestionable. Por ello es necesario que se mantenga el espíritu de unidad entre nosotros. Recuerdo que cuando Mons. Panizza inició el obispado de Carabayllo, su lema fue: “Que sean uno, para que el mundo crea”, y esto es desafiante porque no es fácil mantener una profunda unidad con todos, valorar, escuchar a cada uno y al mismo tiempo tomar las decisiones necesarias y correctas. Lo que la Iglesia nos pide a todos hoy es que las responsabilidades sean vividas en unidad. Una tarea importante que nos permitirá, además, ser capaces de enfrentar los desafíos nuevos que vendrán y ni nos imaginamos. Debemos tener siempre una educación más abierta que implica nueva tecnología, compatibilizar lo virtual con lo presencial, y lo local con lo universal. Creo que otro gran desafío es contribuir a que en el Perú crezca un núcleo de líderes y gestores que antepongan el interés y el bien común sobre lo personal y particular. Un país con tantas posibilidades y riquezas se queda rezagado por la incapacidad de priorizar el bien común ante los pequeños y mezquinos intereses propios. Esta es la tarea más urgente para nuestros alumnos y docentes en la UCSS.
¿Cuál es el mayor potencial que la Universidad posee, a su criterio?
El mayor potencial es ser una universidad donde existe un componente humanístico importante, no como concepto, sino como estilo de vida, un modo de concebirse, de relacionarse, y un fuerte compromiso de servicio adecuado académica y profesionalmente. No se puede servir mal, para hacer el bien hay que hacer lo correcto. Este componente de ideal, propio de una universidad católica es un potencial real y palpable, hay que cuidarlo y cultivarlo.
¿Podría citar tres acontecimientos en la historia de la UCSS que lo hayan marcado a nivel personal y profesional?
Ciertamente, el inicio de la Universidad, cuando el Dr. Luis Solari de la Fuente era Primer Ministro. Nos conocíamos ya por su compromiso con la Iglesia Católica, él había sido parte de un grupo de médicos. Un día me envió dos jóvenes que encontró en la Plaza de Armas de Lima lustrando botas. Querían estudiar, uno Derecho y el otro Contabilidad. Lamentablemente, no contábamos con la carrera de Derecho en ese entonces, pero el otro logró estudiar Contabilidad con nosotros, llegó a ser un profesional de éxito, gerente de una municipalidad. Cuando se graduó vino a agradecernos, junto a su hermano (quien luego fue congresista). Un suceso muy bonito. Otro episodio que no puedo dejar de recordar fue el día del funeral del Prof. Andrés Aziani, fundador de la UCSS junto a Mons. Lino. Precisamente, este último quiso que el féretro pasará por el Local Central de la UCSS en su camino a Puente Piedra, donde iba a ser enterrado. Algunos alumnos se enteraron y lo esperaban con la intención de lanzar pétalos de rosa desde los balcones o con sus frases más memorables plasmadas en carteles. El silencio reinó cuando el ataúd ingresó al patio, el mismo que fuera testigo de grandes eventos de nuestra universidad. Una gran conmoción envolvió a todos por el docente, amigo y hermano que había fallecido, esto evidenció la importancia de la educación. La Universidad fue una ante ese dolor. Fue un momento en el que uno entiende que ser profesor en una universidad, como la nuestra, no puede ser solo transmitir contenido o técnica, sino una mirada a los jóvenes que sea llena de pasión por ellos, por su destino y su realización humana. Esto habían visto los alumnos en el profesor Andrés, algo que no se puede olvidar jamás. También recuerdo cuando el entonces Superintendente de la SUNEDU, Dr. Martín Benavides, decidió entregar el licenciamiento institucional de la Universidad en Atalaya. Hecho que dió a entender la importancia que nuestra filial en NOPOKI, así como los alumnos de las comunidades originarias, tienen para las universidades y todo el país. Un momento realmente conmovedor, como todas las veces que uno va a Atalaya y puede ver esta impresionante obra de la UCSS que nace y vive del impulso que le da Mons. Gerardo Zerdín y el Vicariato Apostolico de San Ramón, los brazos y el alma de esta obra. Una dedicada preocupación por la educación y la preservación cultural en dichas comunidades. Ligado a esto, se me viene a la mente la visita del Papa Francisco a Puerto Maldonado, también en 2018, donde 150 alumnos de Atalaya participaron en el encuentro de las comunidades indígenas, luego de una travesía de tres días en botes y buses desde el Cusco. Ellos fueron los que bailaron frente al Papa y fue ante quienes Su Santidad reconoció la labor académica e intercultural de NOPOKI como el fruto del compromiso de la Iglesia con las comunidades amazónicas.
Cuando no está dedicado a la UCSS ¿Qué pasatiempos tiene y qué le apasiona más?
Primero, casi todos los sábados voy a una chacra que tengo aquí cerca. Paso el día en el campo ayudando a un amigo con el pasto y el cuidado de cuyes. Al finalizar hacemos una pachamanca con amistades. Además, juego fútbol de vez en cuando, aunque la edad avanza y es mejor ser prudente [risas]. Me encanta nadar y trato de pasar tiempo con mi padre en la playa, allá en Cerdeña, desde que falleció mi mamá. Debo decir que no soy lo que se conoce como un “trabajólico”.
Como docente ¿recuerda al primer grupo de alumnos que le tocó enseñar en la UCSS y qué historias maravillosas ha conocido de sus alumnos en todo este tiempo?
Claro que los recuerdo. Con algunos he mantenido una relación de amistad, incluso. Algunos trabajan en la UCSS, por ejemplo, la directora de finanzas ha sido mi alumna desde el primer semestre, María Osorio. También Evelyn Cruz, que trabaja con ella. Angela Maza, que ha sido docente aquí; Mirko Janampa, es responsable del sector juvenil de Universitario, aunque yo soy aliancista [risas]. Chicas que están casadas en Italia, como Lizeth Belón, María Vásquez Obregon. Seguramente cuando más nombres cito, me vienen otros a la mente, espero entiendan si se me olvida alguno. Pero a este primer grupo lo recuerdo muy bien. Los chicos del primer Stage Overseas, con los cuales jugamos y vencimos a los italianos en un partido de fútbol allá en Italia.
Frente a la coyuntura económica actual ¿Qué relevancia cobra la educación y cómo pensar en ella para evitar pensarla como un negocio?
No todos los negocios son malos. La educación es también un negocio, en el sentido que como todas las cosas debe ser algo sostenible en el tiempo. Sino no se puede continuar. La preocupación para que una actividad académica sea también rentable económicamente depende de cómo se utiliza la ganancia, si se utiliza para hacer cosas buenas, es buena. Si se utiliza mal, es otro problema. No hay ningún problema en que sea rentable la actividad académica, lo importante es que la rentabilidad no vaya en desmedro de la calidad y del servicio. Se debe tener una gran responsabilidad con la educación y formación, hay que tratar de adelantarse a los tiempos y esto no es fácil. Comenzamos a formar a un joven hoy, pero ¿qué situaciones podrá encontrar en los próximos cinco años de estudios? debemos prepararlo y formarlo para ello. Yo creo, y esta es mi convicción personal que no necesariamente toda la Universidad debe compartir, que si se le da una formación integral y humana, ayudando a que desarrollé su capacidad de juicio y criterio profundo, invitándolo a descubrir las cosas más importantes de la vida, lo que actualmente se conoce como valores, características fundamentales que sirven para caminar, desarrollará una capacidad crítica en el sentido profundo de esa palabra. Ergo, reconocer lo que es bueno podrá ayudarlo a enfrentar situaciones. No todo se puede prever, pero sí podemos preparar personas que frente a circunstancias de la vida sepan discernir qué es bueno, lo que vale, lo que es justo, digno, grande y dar la propia vida para ello. Hacer que las propias acciones y decisiones sean dirigidas al bien común, antes que lo personal. Si logramos esto hacemos un gran servicio al país, lo que significa solicitar, provocar la libertad de la persona. Como dice el filósofo español Fernando Savater: “En la educación el profesor puede hacer una gran tarea, pero la tarea más grande la hace quien aprende”, es decir, el secreto de la educación es motivar la libertad de la otra persona para que empiece un camino de crecimiento personal, a través de la ayuda del docente. Por ello, la universidad no solo es un lugar de transmisión de saberes, debería ser también una experiencia comunitaria, de vida en común. Que sea un modo de vida donde las actividades culturales no son secundarias respecto a las horas de clases. El trabajo pastoral en la UCSS se está haciendo en todas las filiales. Este es nuestro camino. Vayamos en esta dirección, creo que será muy útil para todos los jóvenes de la UCSS.
MIRA AQUÍ LA PRIMERA PARTE DE SU ENTREVISTA:
CONTINÚA CON LA SEGUNDA PARTE DE LA ENTREVISTA AQUÍ:
Gian Battista Fausto Bolis, de nacionalidad italiana. Actualmente, es el Rector y docente principal de la Universidad Católica Sedes Sapientiae. Es Doctor en Investigación de Pedagogía, por la Universidad Católica Sacro Cuore de Milán (Italia). Magister en Educación, por la Universidad Marcelino Champagnat (Perú). También, es Licenciado en Filosofía, por la Universidad Nacional de Cagliari (Italia). Ha realizado varios artículos, ediciones, traducciones y publicaciones, así como ponencias para instituciones nacionales e internacionales como ANR, SUNEDU, ODUCAL, UNESCO, entre otros.
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Gracias y bendiciones a toda la familia universitaria de la gran y prestigiosa Universidad Sedes Sapientiae de Lima Norte. Fue y es una esperanza, en la realidad de Lima Norte. Es el Alma Matter de grandes profesionales de vocación, gracias a la formación Humanística en todas las Carreras.
Siervo de Dios, Andrés Aziani Ludovici, ruega y vela por tu Casa de Estudios. Amén.