LEÓN XIV: EL PAPA DE UNA TIERRA SANTA.

La reciente elección de Mons. Robert Prevost, como papa León XIV, el primer papa con nacionalidad peruana, representa una señal importante para la Iglesia Latinoamericana y, sobre todo, para la historia religiosa del Perú.

¿Qué significa para el Perú esta elección que infla el pecho de todos los peruanos?

Por: Kristhian Ayala Calderón

TIERRA DE SANTOS

La llegada de la nueva fe, con la conquista española de América, cosechó los frutos de la religiosidad en el Perú. Así, los primeros santos del Nuevo Mundo fueron peruanos: Santa Rosa de Lima, la primera mujer; y San Martín de Porres, el primer afrodescendiente. Y si de extranjeros que decidieron vivir en el Perú y dedicar su vida apostólica a estas tierras se trata, tenemos a Santo Toribio de Mogrovejo, el patrono del Episcopado Hispanoamericano; San Juan Macías, el santo de los humildes; y San Francisco Solano, el taumaturgo del Nuevo Mundo. Hoy en día, el Perú es el tercer país con más santos católicos de América.

RELIGIOSIDAD MILENARIA AL NORTE DEL PERÚ

Cuando hablamos de Trujillo y Chiclayo es imposible no remitirnos a su ancestralidad cultural y religiosa. La región es cuna de los vestigios de una de las civilizaciones precolombinas más antiguas de América: La cultura moche. Tierra en donde los antiguos peruanos modificaron el desierto costero en fértiles valles manejando a la perfección los ciclos de siembra y cosecha. Su cosmovisión y religiosidad, por tanto, estaba regida por los astros, a quienes dedicaron centros ceremoniales y cultivaron la muerte como algo sagrado. Gracias a estas arquitecturas religiosas el Perú antiguo ha hecho noticia internacional con el descubrimiento de las tumbas reales de Sipán, el descubrimiento arqueológico más grande después de la tumba de Tutankamón. Y si de antigüedad se trata, el Perú no deja de sorprender, fechando descubrimientos con más de cuatro mil años de historia al norte de Lima, como Caral y Áspero.

UNA GRAN MISIÓN PARA UNA TIERRA DIFÍCIL

Es bien sabido que la diversidad geográfica del Perú ha bendecido su patrimonio natural, histórico y su rica gastronomía; pero también ha perfilado el carácter acogedor de su gente. Sin embargo, para los primeros misioneros esto representó un gran desafío. Gracias a la historia y a las crónicas de los primeros misioneros sabemos que, en muchas ocasiones, fueron los religiosos quienes llegaron antes que las armas a las comunidades originarias. De esta manera, las reducciones y los primeros pueblos surgieron de la instalación de parroquias en costa, sierra y selva. Luego más de 500 años, misioneros como Mons. Prevost vendrían a continuar la labor de evangelización y acompañamiento de vocaciones; tal y como lo hizo en Chulucanas, Iquitos y Apurímac.

EL MILAGRO DE ÉTEN

Era el año de 1649 cuando en la ciudad puerto de Éten (Chiclayo) se produjo un hecho milagroso sin precedentes. En la Hostia que había sido expuesta para la adoración del pueblo apareció la imagen del Niño Jesús y tres corazones resplandecientes de color blanco que estaban unidos entre sí. A lo largo de 400 años, Éten viene esperando el reconocimiento de este milagro con la designación de primera ciudad Eucarística de América. Mons. Prevost recolectó 20 mil casos milagrosos y las llevó como sustento de su pedido al propio papa Francisco. Por su parte, no fue sino gracias al beato Carlo Acutis (el influencer de Dios) que este milagro fue difundido al mundo y en enero de 2025, la Parroquia Santa María Magdalena de Éten, recibió una reliquia de primer grado del beato.

LOS PAPAS Y EL PERÚ

Es curioso que en los últimos 40 años, los papas que visitaron el Perú lo hayan hecho en los años en que Mons. Robert Prevost, hoy León XIV, estuvo presente. En 1985, año en que llegó al Perú, Su Santidad, San Juan Pablo II, visitaba por primera vez este país. Fue aquella visita en la que, premonitoriamente, un papa extranjero se declaraba peruano: “El papa también es charapa”, decía frente a la multitud de los peruanos de la amazonía. Asimismo, Prevost estaría presente cuando el pontífice volvería al Perú en su segunda visita de 1988. Décadas después, Mons. Robert, a la sazón miembro de la Conferencia Episcopal Peruana, encabezó las coordinaciones para la atención a la visita del papa Francisco a tierras peruanas.

EL SEÑOR DE LOS MILAGROS

No hay devoción más peculiar y entrañable en el Perú que el Señor de los Milagros, El Cristo Moreno o El Señor de Pachacamilla. Con más de 400 años de historia, es la identidad religiosa de los peruanos en el mundo. Mons. Prevost sintonizó perfectamente con la esencia de esta multitudinaria devoción que nació de las periferias físicas y espirituales del Virreinato del Perú, una fe de extramuros y surgida del sincretismo andino, afroperuano y español. Mons. Robert abrazó esta devoción durante su vida en Perú y, en 2024, aun cuando ya no estaba en el país y residía en Ciudad del Vaticano, se sumó a la Hermandad del Señor de los Milagros de Roma, integrada por peruanos y, como si fuera un peruano más, se sumó a los cargadores del anda y presidió la misa en la basílica de San Pedro.

Kristhian Ayala Calderón, es Mtro. en Estudios Culturales por la PUCP, comunicador social por la USMP y profesor universitario en el área de Letras y Humanidades. Autor de los libros: La Patria en Disputa (2021), publicado en el Fondo Editorial de la UCSS; y El Periodismo cultural y el de espectáculos. Trayectoria en la prensa escrita. Siglos XIX y XX. Crítico cultural de cine, teatro, temas sociales y escritor de narrativa urbana para el portal de La Mula. Actualmente es jefe de la oficina de Comunicación de la DMCC en la UCSS.

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