HITO. La UCSS estuvo presente en este multitudinario adiós. Esta es la crónica del vicerrector administrativo de la Universidad, P. Giampiero Gambaro.
Por: P. Giampiero Gambaro

Esta mañana, un día de la octava de Pascua aproximadamente 400,000 personas, 160 delegaciones, 50 jefes de Estado y de Gobierno, incluyendo a Donald Trump y el presidente ucraniano Volodymyr Zelenski, así como al argentino Milei y al brasilero Lula y 10 monarcas reinantes, acudieron a Plaza San Pedro en Roma para celebrar la misa de cuerpo presente y despedirse de papa Francisco. Por las calles de Roma esta mañana “los reyes de la tierra, todas las naciones, príncipes y los que gobiernan la tierra, jóvenes y muchachas, ancianos con los niños” (Sal 148, 11-12) madrugaron para recordar su extraordinario legado de servicio a quienes viven al margen de la vida y su constante énfasis en la misericordia de Dios y la importancia de la fraternidad en un mundo dividido.
“El papa Francisco siempre puso el Evangelio de la misericordia en el centro, enfatizando repetidamente que Dios nunca se cansa de perdonarnos”, dijo el Cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, en su homilía. “Dios siempre perdona, sea cual sea la situación de quien pide perdón y retorna al buen camino”, dijo Re, añadiendo que “misericordia y alegría del Evangelio son dos palabras clave para el papa Francisco”.
El papa Francisco falleció el lunes 21 de abril a la edad de 88 años tras una larga batalla contra una enfermedad respiratoria, tras haber hecho su última aparición pública en la misma Plaza San Pedro el Domingo de Pascua, impartiendo la tradicional bendición pascual Urbi et Orbi y saludando a los fieles desde su papamóvil.
Al rito asistieron también delegaciones ecuménicas de otras 34 iglesias y tradiciones cristianas, incluyendo una delegación del Patriarcado de Moscú encabezada por el Metropolitano Antonij de Volokolamsk y otras delegaciones de tradiciones no cristianas.
En su homilía, el Cardenal Re agradeció la presencia de diversos jefes de Estado y dignatarios, afirmando que las efusivas muestras de apoyo tras su fallecimiento ilustran “cuánto el pontificado del papa Francisco conmovió en lo profundo mentes y corazones”. Reflexionó sobre la lectura del Evangelio, en la que Jesús le pregunta a Simón Pedro: “¿Me amas más que estos?”, y le dice: “Apacienta mis ovejas” (Jn, 21,15-17). De allí en adelante esta será la misión constante de Pedro y sus sucesores, un servicio de amor siguiendo los pasos de Cristo, nuestro Maestro y Señor, quien “no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos” (Mt 20,28). A pesar de la grave enfermedad y el sufrimiento físico del Papa en los últimos años de su papado, eligió “seguir este camino de entrega hasta el último día de su vida terrena”, dijo Re, “y lo hizo con fuerza y serenidad, cerca de su rebaño, la Iglesia de Dios”.
La decisión de tomar el nombre de Francisco, dijo, “parecía indicar su plan y su estilo pastoral en los que quería basar su pontificado, inspirándose en el espíritu de San Francisco de Asís”… “Mantuvo su temperamento y estilo de liderazgo pastoral, y con su personalidad decidida, dejó huella de inmediato en el gobierno de la Iglesia”, afirmó Re, destacando la cercanía de Francisco al pueblo y su atención a los pobres y marginados. Papa Francisco, añadió, “ha sido un papa con el pueblo, con un corazón abierto hacia todos, un papa atento a los signos de los tiempos y a lo que el Espíritu Santo despierta en la Iglesia”. Recordando su vívido uso de imágenes y gestos por parte del papa, así como su lenguaje y vocabulario familiares, Reafirmó que Francisco dio una respuesta a los cristianos en medio de los desafíos y contradicciones de los tiempos modernos, que a menudo describía como un ‘cambio de época’. “Poseía una gran espontaneidad y una forma informal de dirigirse a todos, incluso a aquellos alejados de la Iglesia”, añadió elogiando la calidez y la profunda sensibilidad del papa ante los desafíos contemporáneos, así como su capacidad para compartir sufrimientos y esperanzas “de esta era de globalización”. El papa Francisco quiso despertar sensibilidades morales y espirituales con su carisma de acogida y escucha, así como con su capacidad para conmover corazones.
“La evangelización y la misión fue el principio rector de su pontificado”, afirmó, especialmente con su énfasis en la alegría del Evangelio, como “una alegría que llena los corazones de todos los que confían en Dios con confianza y esperanza”. Invocando la frecuente descripción que Francisco hacía de la Iglesia como de un “hospital de campaña” para atender a los que sufren y a los heridos, afirmó que el hilo conductor de la misión de Francisco fue su convicción de que la Iglesia “es un hogar para todos”, con su puerta siempre abierta con atención a los pobres, los migrantes, los refugiados y los desplazados, destacando sus visitas a la isla italiana de Lampedusa y a la isla griega de Lesbos, así como a la frontera entre Estados Unidos y México. La multitud aplaudió con fuerza cuando el Cardenal rehizo esta declaración. De especial importancia fue su visita a Irak en 2021, que en ese momento desafió riesgos como la COVID-19 y las amenazas a su seguridad, un viaje que fue como “un bálsamo para las heridas abiertas del pueblo iraquí, que tanto había sufrido por las acciones inhumanas del ISIS”.
Muchos aplaudieron cuando durante la homilía se destacó la importancia de la misericordia y la fraternidad a lo largo del pontificado del papa Francisco, afirmando que la fraternidad universal recorrió todo su pontificado con tonos vibrantes, “porque todos somos hijos del mismo Padre celestial y a menudo nos recordaba con fuerza que todos pertenecemos a la misma familia humana”.
Finalmente, Re recordó la constante atención del papa Francisco para el cuidado del medio ambiente y sus frecuentes invocaciones a la paz en medio de las guerras que azotan el mundo en los últimos años, “con sus horrores inhumanos e innumerables muertes y destrucción”. “El papa Francisco”, recordó el Cardenal Re delante de los presidentes Trump y Zelenski, alzó incesantemente su voz implorando la paz y llamando a la razón y a la negociación para encontrar posibles soluciones. “La guerra”, dijo, “resulta en la muerte de personas y la destrucción de hogares, hospitales y escuelas”… “La guerra siempre deja al mundo peor que antes: siempre es una derrota dolorosa y trágica para todos”, dijo, haciéndose eco de las numerosas declaraciones del papa Francisco en ese sentido. La multitud en la Plaza San Pedro volvió a aplaudir con fuerza las palabras de Re sobre la condena del papa Francisco a la guerra, señalando la constante exhortación de Francisco a la humanidad a construir puentes, no muros, afirmando que en su ministerio como Papa siempre estuvo dedicado al servicio de la humanidad, “en todas sus dimensiones”.
Tras señalar que el papa Francisco terminaba casi todos sus discursos pidiendo oración, Redijo que la Iglesia ahora le pide a Francisco que rece por nosotros: “Bendice a la Iglesia, bendice a Roma y bendice al mundo entero desde el cielo, como lo hiciste el domingo pasado desde el balcón de esta misma Plaza en un abrazo final con todo el pueblo de Dios, pero también abraza a la humanidad que busca la verdad con un corazón sincero y sostiene en alto la antorcha de la esperanza”, dijo.
Al finalizar la misa, el féretro del papa Francisco fue trasladado a la Basílica de Santa María la Mayor, donde ha sido recibido por un grupo de personas pobres y sin hogar antes de ser enterrado en el interior del templo, hogar del famoso icono romano María Salus Populi Romani, María Salud del Pueblo Romano. La Basílica era una de las favoritas del papa Francisco, quien la visitaba antes y después de cada viaje y ahora será su lugar de descanso final.


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