Un papa con P de Perú

HISTÓRICO. El Cardenal Robert F. Prevost, nuevo papa León XIV, inició su labor sacerdotal en el norte del Perú en 1985.

Redacción CampUCSS

Fuente: EFE

El sumo pontífice, originario de Estados Unidos, cuenta con doble nacionalidad, la estadounidense y la peruana. Debido a la extensión de su servicio pastoral de más de 37 años en nuestro país, que fue tan significativa, se nacionalizó peruano y obtuvo su primer DNI en 2015.

Aunque es el primer papa nacido en Estados Unidos, su conexión con el Perú es resaltante. Inició su labor pastoral y misionera en 1985 en el norte del país, en ciudades como Chulucanas, Trujillo y Chiclayo, en el que realizó su labor como Obispo de la ciudad entre el 2015 y el 2023.

A finales del 2014, el Papa Francisco lo nombró Administrador Apostólico de la Diócesis de Chiclayo, siendo ordenado obispo de dicha diócesis el 12 de diciembre de 2014 y asumiendo formalmente en 2015. Un hecho importante durante este período fue la adquisición de la ciudadanía peruana en 2015, un gesto que consolidó su identificación con el país. Como obispo de Chiclayo, demostró un liderazgo pastoral activo, que incluyó iniciativas como la recaudación de fondos para plantas de oxígeno durante la crisis sanitaria de la COVID-19.

En el año 2023 el Papa Francisco lo nombró Prefecto del Dicasterio para los Obispos y luego lo hizo cardenal ese mismo año, reconociendo su profunda experiencia pastoral, su sensibilidad misionera y su visión eclesial forjada en el contacto directo con las periferias.

A pesar de su labor en Roma, el Cardenal Prevost mantuvo un fuerte lazo afectivo y espiritual con el Perú, país al que considera su segunda patria. En múltiples entrevistas ha expresado su gratitud por el testimonio de fe del pueblo peruano y por todo lo que aprendió durante sus años de misión.

Hoy fue nombrado con sumo pontífice, luego de dos días de cónclave en el Vaticano y por elección de los 133 obispos. En palabras de nuestro nuevo papa, quien hizo un llamado a la paz a todos los pueblos «La paz sea con todos», y su inolvidable saludo a la ciudad de Chiclayo y el Perú en español, «mi querida diócesis de Chiclayo, en Perú».

Su historia y labor representa un claro ejemplo de una Iglesia que camina con su pueblo, que acompaña, escucha y transforma realidades desde el Evangelio. Asimismo, de una esperanza por la comunidad católica peruana, por su cercanía y conocimiento de la realidad del país.

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