Un anciano de 73 años, enfermo y testarudo, se va a convertir en el principal protagonista de Una historia verdadera (1999), película de carretera (road movie) , dirigido por David Lynch, filme que lamentablemente nunca se llegó a estrenar oficialmente en Perú.
Después de sobreponerse a una caída, que lo obligará a utilizar dos bastones para caminar, el anciano Alvin Straigth recibe la noticia que su hermano ha sufrido un infarto y su vida corre peligro. Como hace años que están peleados y no se hablan, decide visitarlo. Debido a su miopía acentuada, hecho que le impide manejar autos, y a su terquedad innegociable, acondiciona su cortadora de césped, que parece un pequeño tractor, y decide realizar un arriesgado viaje de más de 500 kilómetros, solo. Así inicia este filme en un formato de road movie o película de carreteras, con nuestro singular protagonista viajando, no sin sortear peligros, montado en su peculiar tractorcito y jalando un carrito con sus cosas.
Lo interesante del filme son los encuentros humanos que vivirá nuestro viajero, como aquel con una joven adolescente que desiste de suicidarse después de compartir una frugal cena, con nuestro protagonista; o la preocupación que manifiestan sus amigos coetáneos que inútilmente tratan de hacerlo cambiar de opinión. David Lynch no apura los planos y nos deja adentrarnos casi al ritmo del tractorcito, llegando a tocar temas profundamente humanos, como el amor, la amistad, la redención y el valor de la familia, sin forzamientos, ni moralejas de “abuelo sabio”. Es más, si bien toma como pretexto un personaje particularmente hosco y parco, es a través de sus encuentros y casi cotidianos que poco a poco termina por convencernos de que la aparente locura fue una excelente decisión. The straight story es un filme particularmente diferente al que nos tiene acostumbrado David Lych, notable director norteamericano que se inicia como artista plástico, quien a lo largo de su carrera, ha transitado por distintos géneros, temáticas y estéticas, que lo hacen difícil de catalogar y etiquetar y de ver.
David Lynch, ha transitado por el surrealismo, el drama, la ciencia ficción, el gore, el suspenso, y un largo etcétera, buscando ser auténtico consigo mismo y escapando a cualquier convencionalismo. En esta oportunidad parece querer escapar de la vorágine expresiva, confusa e interior, y mostrar con calma las cosas importantes de la vida, en una sencilla metáfora de la vida en la que todos recorremos con aciertos, errores, tropiezos, pero buscando y siguiendo lo que el corazón nos dicta.
Por Igor Navarro Vílchez