Puente a Terabithia es, sin exagerar, una poco conocida joya cinematográfica cuyo núcleo puede ser intuido pero no siempre descubierto por el espectador (niño o adulto). Es que en realidad la riqueza de la historia no es más que la aplicación de la teoría de J.R. Tolkien sobre la Fantasía y su ejemplificación —desarrollada con mucha maestría por la autora Katherine Paterson— en el mundo real.
Esta producción está dirigida por Gábor Csupó (animador de profesión) y toma como base el libro del mismo título de la escritora Katherine Paterson (con el cual ganó el premio Andersen de 1998). La obra en sí es una gran novela que bebe del amor de Patterson por las obras clásicas de literatura infantil y una profundo respeto por el mundo del niño, con sus luces y sombras, que se descubre en la vida cotidiana.
El reto que se le planteaba a Csupó era grande: plasmar la riqueza literaria y la inteligente fantasía de esta obra era complicado; felizmente logró algo digno de verse y disfrutar. La película rescata lo esencial de la novela para presentar a niños y adultos el tema principal de la historia: la importancia y necesidad de la fantasía en la vida del niño, y del adulto.
La historia se ambienta en una región agrícola de Estados Unidos y nos presenta la vida del niño Jesse Aarons Jr. y su encuentro con una peculiar chica llamada Leslie Burke, la cual proviene de la ciudad y es poseedora de una gran imaginación y sensibilidad.
Tanto el ambiente como las vivencias que se presentan son de tipo realista, los problemas familiares e incluso el acoso escolar son representados en justa medida para enmarcar el drama y equilibrar su presencia con los elementos fantásticos. Frente a esto, Terabithia se presenta como el espacio donde Jesse y Leslie empezarán a conocerse y enfrentar los miedos y conflictos que cada uno encierra.
Por parte de la autora del libro, da la sensación que Katherine conoce muy bien el ensayo de Tolkien Sobre los cuentos de hadas (1938) y ha querido hacer de este relato un ejemplo de todo lo que el autor inglés expuso en ese escrito. Para los que no conozcan el texto, Tolkien identifica tres funciones de la Fantasía que ayudan al ser humano a vivir: renovación, evasión y consuelo y son precisamente estas tres experiencias las que viven la singular pareja en el reino imaginado de Terabithia. Aquí el mérito de Csupó es notorio, gracias al uso de 3D y otros efectos la película resaltar acciones que en la obra original son más sutiles y, por otro lado, permite ser más conscientes de los efectos: por ejemplo, la representación de los animales que atacan a los niños está inspirada en sus compañeros que siempre los molestan. La imagen ayuda también a verificar como alcanzan los efectos reparadores en Terabithia en contraste al drama que viven en la casa o en la escuela, en este sentido es más fácil poder hablar de las funciones de la Fantasía ya que podemos observar lo que produce, no solo en grandes acciones sino también en pequeños detalles.
La película actualiza muchos elementos para el público juvenil, desde el tema del bullying hasta el uso de canciones contemporáneas (como Why can’t be friends de los Smash Mouth), asimismo tenemos la presencia de la siempre hermosa Zooey Deschannel y actores de la talla de Robert Patrick (el T-1000 de Terminator II) quien hace del padre de Jess y es quien mueve gran parte del conflicto.
Una película que desde ya anunciamos como un clásico del cine juvenil y con un gran valor para el aula o la reflexión familiar, sobre todo para mostrar a esta joven generación que la fantasía todavía se puede vivir fuera de la computadora o el Facebook.
Por Manuel Vejarano Ingar