El gran pequeño, en su título original, Little Boy, narra la historia de un niño de ocho años llamado Pepper Flynt, quien vive con su familia en un pueblito de los Estados Unidos. Desafortunadamente, al empezar la Segunda Guerra Mundial, el padre debe dejar a los suyos y partir al frente. Esto ocasiona que Pepper se sienta solo y confundido, ya que su padre era su mejor amigo y compañero de aventuras, más aún porque, debido a su pequeño tamaño, sufre el acoso de los otros niños del pueblo.
Pepper, quien también admiraba a un mago ilusionista, se convence a sí mismo de que a través de la magia podrá traer a su padre de vuelta. Pero, para complicar más su situación, al no estar su padre, debe vivir con su madre y su rebelde hermano mayor, quien lo arrastrará en serios problemas. Su madre, a fin de que Pepper se rectifique por sus actos, lo lleva a confesarse con un sacerdote, el cual, como parte de la penitencia, le entregará una pequeña lista de tareas que deberá cumplir. En realidad, esta no será otra cosa que las obras de misericordia. Él acepta, pues confía en que hará volver a su padre de la guerra a como dé lugar.
Aquí la historia toma un rumbo muy interesante, ya que Pepper empezará a entender que no es la magia lo que traerá de vuelta a su padre, sino su fe, la cual el sacerdote ayudará a descubrir tomando como ejemplo un truco del susodicho mago ilusionista. De este modo, el niño se convertirá en signo e inspiración para todo el pueblo, pues pondrá toda su fe anhelando que la guerra termine y así su padre pueda volver a casa. Incluso, más allá de los resultados que obtenga, se mantendrá firme y sereno en lo que considera verdadero y seguro, abandonarse en Dios.
Sin duda, este es un filme que cuenta entre sus principales temas la fe, la amistad y el perdón. Su propuesta es muy sugestiva en tiempos donde la paz se ve tan amenazada y el jinete de la guerra cada día se hace más cercano. Ello no es difícil de imaginar si recordamos, por un momento, el no tan lejano Medio Oriente.