Maranke, Tsinke y Chekopi, jóvenes parte de la primera promoción de docentes bilingües de la Universidad Sedes Sapientiae con sede en Atalaya, nos relatan su testimonio de los años de la barbarie terrorista que azotó la selva central. Ellos encontraron en la profesión docente el camino para recuperar la memoria de sus pueblos y así superar al miedo y el olvido.
El pueblo asháninka no tenía un vocablo que definiera tanto horror, tuvo que inventarlo. “¡Kakitaki kityonkariki!” (vienen los rojos, una traducción literal a como llamaban los colonos a los terroristas), “¡Kakitaki ovayiri!” (vienen los que nos harán daño), gritaban cada vez que algún extraño acechaba el campamento. En aquellas correrías no había tiempo para jugar, menos para estudiar. Tal vez por eso Maranke, Tsinke y Chekopi se hicieron docentes y hoy están a punto de obtener su licenciatura. Integran la primera promoción del Programa de Docencia Bilingüe Intercultural. Esa es su revancha contra la huida, su manera de superar el miedo. Y de arraigarse.
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Magnífico reportaje. ¡Qué potencial el de estos universitarios! Cuántas enseñanzas. Gracias