Por Teresa Briozzo P.
Con mucho entusiasmo partimos el Dr. Bolis (Vicerrector académico) y yo, para participar de la admisión a la Universidad en Nopoki. Llegar a ese lugar es recrearse respirando la exuberancia de la vegetación de la selva y percibiendo las ansias de vida y de libertad de un grupo grande de jóvenes que viajaron varios días, en lancha y a pie, para alcanzar sus aspiraciones de ingresar a la UCSS y llegar a ser maestros.
La admisión comenzó el 7 de agosto de este año 2021 y desde lejos se observaba el colorido burbujear de la juventud indígena, llegadas desde: Junín, Cusco, Ucayali, Madre de Dios y Pasco. Ellos se asomaban un poco tímidamente para postular a la carrera de Educación Básica Bilingüe Intercultural (EBBI). Es alentador señalar que, en estos días, todos los jóvenes y docentes del albergue Nopoki estaban siendo vacunados en la ciudad de Atalaya; realidad que pronostica un año más seguro y tranquilo para todos.
Postularon 102 jóvenes de la Amazonía peruana: 39 de las comunidades Ashaninkas, 18 Asheninkas, 10 Matsigenkas, 16 Nomatsigenkas, 15 Shipibos, 2 Yines, 2 Yaneshas y están todavía en camino algunos más. El proceso de admisión se inició en el auditorio con el Coordinador Académico del programa de EBBI, Prof. Saúl Escobar R., quien fue invitando a los postulantes por grupos; ellos se presentaron por comunidades con cantos y bailes en su mejor estilo.
Luego, las autoridades de la UCSS estimularon a los jóvenes para que se lancen con entusiasmo, empeño, y sobre todo con perseverancia en esta aventura de la educación, sin desconocer todos los desafíos que les supondrán. Los rostros de los jóvenes reflejaban la seriedad del paso que estaban dando y se asomaba en sus ojos un tono de nostalgia al dejar sus familias y pueblos.
Seguidamente por grupos de diez fueron expresando, cada uno en su lengua, las motivaciones que los impulsaron para estudiar educación. El valor de esta entrevista era del 20% de la calificación final. Estaba presente el promotor de Nopoki: Mons. Gerardo Zerdín, quien los escuchaba y comprendía con inmenso cariño, las pequeñas y frecuentemente duras historias que narraban los chicos.
Uno comentaba que, en su escuela, el maestro se embriagaba, dejando entender que él deseaba algo mejor para la escuela de su comunidad. Otro comentaba que admiraba al maestro de la escuela de su comunidad, que era Nopokino y ello lo motivó a venir a prepararse. Algunos manifestaban que en su comunidad no había luz ni internet lo que los mantenía aislados. Sería largo e inoportuno recoger aquí sus historias, pero era evidente que ellos aspiraban a mejorar su vida personal y la vida de sus comunidades.
Luego de esto, se les entregaron a los docentes de las diversas lenguas el examen escrito, que tiene la finalidad de evaluar el conocimiento de su lengua nativa (cuyo peso era del 30% de la calificación final), y cada grupo se retiró a un aula para poder desarrollarlo. La última parte del examen consistió en responder por escrito 50 preguntas en castellano (cuyo valor consistía en el 50 % del examen final), cuestiones que versaban sobre conocimientos generales. Todo este proceso llevó dos días.
También, se aprovechó para reunir al cuerpo docente con el fin de escuchar sus inquietudes y dificultades vividas durante el año de estudio en pandemia. Ellos son igualmente valientes en su vocación docente, superando muchas dificultades de conexión tecnológica y de salud en este tiempo de pandemia. Se tomó nota para resolver algunos problemas y solicitudes que facilitarán su trabajo.
Visitar Nopoki constituye un espacio para reflexionar sobre la vida de los hermanos de la Amazonía y es además un espacio que invita a comprometerse y promover la educación de los jóvenes. En fin, considero que es necesario, al menos una vez en la vida, visitar Nopoki.
Mtra. Teresa Briozzo P. Decana (e) de la FCEH