Bioética de la vacuna

Claves de la emergencia ante la COVID-19 y las “reservas éticas”.

Por: Yordanis Enriquez Canto.

El término emergencia indica el surgimiento de algo ya existente, pero aún no manifestado en primer plano, con la aparición de lo inesperado y lo no calculado. La pandemia que estamos experimentando hoy contiene ambos significados. Los cuales han sido desencadenados por un virus que es dramáticamente difícil de contrarrestar.

Valores y decisiones

Toda emergencia implica un reordenamiento de valores y decisiones. Ante este reordenamiento es necesario detenerse y reflexionar sobre algunos aspectos del escenario que hoy tiene el Perú, principalmente frente a la esperanza de la vacuna. Sin embargo, en toda reflexión es necesaria una brújula. En este sentido, en su mensaje Urbi et Orbi, el Papa Francisco afirmó que las vacunas, para “iluminar y llevar esperanza al mundo entero, deben estar disponibles para todos… especialmente para los más vulnerables y necesitados”. Con esta frase se nos ofrecen puntos de referencia como son la justicia, solidaridad e inclusión para sentar adecuadamente las bases de específicas intervenciones en respuesta a la emergencia sanitaria y social. Estos principios de equidad y justicia en el acceso a la vacunación han sido propuestos recientemente por el Consejo de Bioética de Nuffield.

Las emergencias, liberan capacidades inesperadas, por así decirlo, reservas éticas. En primer lugar, quisiera precisar dos de los significados de la expresión reservas éticas. El primero se conecta a una serie de hechos positivos. La generosidad, el altruismo, la abnegación de todos aquellos que están comprometidos en el Perú con el cuidado de otras personas. Ellos han evidenciado la existencia de un reservorio de humanidad que trasciende cualquier obligación social, cualquier dimensión contractual, dando lugar al emerger de una cualidad humana que debe hacernos reflexionar sobre el sentido de nuestra condición. Igualmente, pone de relieve nuestra capacidad de responder a la vida de los demás, incluso a riesgo de nuestra propia existencia.

Criterios y política

Pero luego está otra reserva que marca el ethos. Esta surge a través de las palabras de quienes presionan u optan por soluciones rápidas dando un vuelco hacia prioridades personales, en la sutil indiferencia a lo que le sucede a “otros”, en la intolerancia a las restricciones, en la frase repetida que nos recuerda que “en cualquier caso mueren los ancianos” y que no podemos permitirnos una crisis económica por unos “pocos miles de muertos”. Porque, debemos admitirlo, hay quienes tienen “reservas” hacia el sufrimiento y la muerte “de otros” porque “los verdaderos problemas son diferentes». Por último, frente a la emergencia sanitaria, está el reservorio de las prácticas de abusos de poder, ilegalidades y mafias de todo tipo que aún esperan justicia.

Respecto a lo anterior, el recordatorio del Papa a las casas farmacéuticas destaca que para llegar a una distribución universal y equitativa de la vacuna no solo se debe tener en cuenta el momento final de administración, sino todo su “ciclo de vida”. Por lo tanto, hay elementos éticos neurálgicos en distintas etapas: producción, aprobación y distribución llegando a su administración. En ellas también ha insistido la reciente nota de la Congregación para la Doctrina de la Fe y la Conferencia Episcopal Norteamericana. Debemos reconocer algunas de las implicaciones éticas de esta última fase que depende, en materia organizativa, de decisiones políticas.

A raíz de algunas noticias, actualmente hay diferentes posiciones que se enfrentan en el debate público sobre los criterios de administración y acceso a la vacuna. Es importante recordar que existe un acuerdo sobre la necesidad de priorizar los grupos de profesionales dedicados a servicios de interés común, en particular el de salud. También en otras actividades que requieren contacto con el público como la seguridad pública. Igualmente, a colectivos de sujetos más vulnerables: ancianos y enfermos con patologías particulares. Evidentemente, este criterio no resuelve todas las situaciones puesto que queda una zona gris de las prioridades que se establecerán dentro del grupo de riesgo.

Fortalecer la confianza

La confianza en el sistema de salud se está viendo afectada por los temores relacionados con supuestas injusticias en la administración de vacunas. Son necesarias orientaciones nacionales sobre cómo abordar decisiones tanto de acceso al tratamiento como a la administración y acceso a las mismas. Estas líneas guías deberían abordar estrategias justas y transparentes para priorizar y asignar vacunas contra la COVID-19. Asimismo, abordar las desigualdades de salud prevalecientes y las necesidades de los grupos vulnerables para garantizar un acceso oportuno y equitativo al tratamiento. Por último, considerar el apoyo a las regiones del país con barreras estructurales en la atención médica de base y con problemas de infraestructura para la salud pública.

Una decisión crucial

Finalmente, la Doctrina social, de cara a las futuras elecciones, recuerda a los ciudadanos y aquellos que con responsabilidades políticas “no olvidar ni subestimar la dimensión moral de la representación, que consiste en el compromiso de compartir el destino de las personas y en la búsqueda de la solución de los problemas sociales”. En esta perspectiva, nos tocará evaluar atentamente sus propuestas frente a la emergencia sanitaria. Y, considerar si son “personas capaces de asumir auténticamente el bien común como fin de su trabajo y no el prestigio o la adquisición de ventajas personales”.

 

 

– Yordanis Enriquez Canto, es Doctor en Bioética por la Universidad Católica del Sacro Cuore de Milán. Italia. Asimismo, es Jefe del Departamento de Investigación de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UCSS, y ha participado en ponencias sobre políticas de salud internacionales.

 

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