Lo que un joven debe tener en cuenta para vivir la Semana Santa con el corazón.
Redacción CampUCSS

En medio del ritmo acelerado de la vida universitaria, la Semana Santa llega como una pausa significativa, un espacio que invita a detenerse, mirar hacia dentro y reencontrarse con el misterio de la fe. El P. Alfonso Trujillo, Defensor Universitario de la UCSS, lo tiene claro: este tiempo litúrgico no es solo tradición, sino una invitación personal a vivir más plenamente.
“La Semana Santa nos permite vivir con mayor plenitud el misterio de nuestra fe cristiana, a través de los diversos signos litúrgicos y de la escucha de la Palabra de Dios. Es un tiempo que ayuda a tomar conciencia de nuestra vida cristiana en el seguimiento del Señor Jesús”, señala. Desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección, cada gesto y cada palabra contienen una fuerza transformadora, si uno se dispone a acogerlos con apertura y sencillez.
Para ello, explica, es importante liberarse de los prejuicios. Muchos jóvenes, dice, repiten críticas o ideas que han oído sobre la Iglesia sin haberlas contrastado. “La apertura de mente es una condición fundamental para poder tener un verdadero encuentro con Jesús. Muchos jóvenes, incluso, repiten cosas sobre la Iglesia sin haberlas reflexionado ni contrastado con la realidad. Están llenos de prejuicios. Es necesario despojarse de esas ideas preconcebidas para dejarse interpelar por lo que la fe cristiana propone”, comenta. Y ese encuentro, insiste, es con un Jesús que no es un personaje del pasado, sino el veraz, el que da sentido a la vida y nos devuelve nuestra identidad más profunda.
En ese proceso, la autenticidad juega un rol central. Para el P. Alfonso, identificarse con Cristo implica vivir con coherencia: “La autenticidad se manifiesta cuando hay coherencia entre lo que se cree, lo que se dice y lo que se hace. Un cristiano no es perfecto, pero está llamado a vivir en la verdad”. La fe no se limita a lo íntimo o lo ritual, sino que se expresa en el modo de relacionarse con los demás, de asumir responsabilidades y de enfrentar las dificultades.
La cruz, símbolo central de estos días, se convierte así en una luz para las propias cargas. “Muchas veces no entendemos por qué sufrimos o por qué se nos presentan ciertas dificultades. La fe nos ayuda a ver el sentido del dolor y del sufrimiento, que unidos a Cristo crucificado se convierten en luz y esperanza. La cruz, aunque no lo parezca, es la llave del cielo”, expresa. No se trata de negar el sufrimiento, sino de descubrir en él una posibilidad de redención y esperanza.
Por eso, su invitación es concreta y directa: “Invito a todos los estudiantes de la UCSS a que vivan este tiempo participando de las celebraciones litúrgicas en sus parroquias, meditando la palabra de Dios y dedicando un tiempo al silencio y la oración. No tengan miedo de encontrarse con Cristo. Después, si gustan, me cuentan”.
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