¿Qué significa para ti ser universitario y participar de un momento decisivo para el país?
Para mí, ser universitario es ser una persona con una curiosidad inacabable, aquella que desea y busca más información de lo que le ofrecen en clase. Se trata mucho de una investigación constante para entender las razones y los muchos “por qué” que no entendemos.
Esto es un reflejo de cómo llevo mi vida porque existen situaciones que no llego a entender como es el caso de la política y; sin embargo, trato en lo posible de mantenerme informada al respecto. Porque, al final de cuentas, formo parte de una comunidad y mi única responsabilidad, como mínimo, es estar enterada de lo que sucede en la sociedad en la que vivo.
Haber sido partícipe de esta marcha demuestra mi interés sobre ese bienestar común que siempre busco, además de esa consciencia que te abre los ojos al darte cuenta de lo poco ético y muy indignante que fue la situación en general durante la última semana. Y como estudiante permitir que estas situaciones sucedan y dejarlas pasar no sería una postura consecuente con ese bienestar común que mencioné y mi pensamiento sobre qué es ser un universitario.
¿Desde la mirada de tu carrera profesional, qué sentiste al formar parte de las marchas?
Estudio Terapia Física y Rehabilitación, si bien aún no tengo los conocimientos y la práctica suficiente como para poder aportar y aplicar mi carrera a un cien por ciento, tengo la suerte de haber llevado un curso sobre primeros auxilios que de alguna forma al complementarlo con ese reducido conocimiento que he ido adquiriendo este año en mi carrera, he sentido esa seguridad para poder unirme a un grupo de brigadista médicos y permitirme poder ayudar a todo aquel que pueda necesitar ayuda.
¿Qué reflexión tienes del país a partir de esta experiencia ciudadana?
Creo que los jóvenes hemos cambiado esa percepción apática que tenían la mayoría de los adultos sobre nosotros. Hemos demostrado que no nos quedamos callados, que nos gusta hacernos escuchar; que vamos a dar la cara y no quedarnos de brazos cruzados por lo que creemos que es justo reclamar; que somos conscientes que la fuerza nunca arregla nada y que una buena comunicación es la base para poder comprendernos entre todos; que somos personas que nos ayudamos mutuamente, hemos demostrado una solidaridad increíble entre nosotros. Creo hay muchas otras situaciones y valores más por resaltar que hemos enseñado a recordar lo que habían perdido u olvidado las generaciones anteriores.
¿Además de las marchas, cómo crees que los universitarios pueden formar parte de las decisiones para el futuro del país?
No manteniéndonos indiferentes de la política peruana, por eso es importante resaltar la búsqueda de información y difusión de información verídica y verificable a través de fuentes fiables, no solamente de forma digital sino también en conversaciones con nuestros círculos más cercanos o en los típicos debates políticos familiares. En el caso que alguno de nosotros tuviera esa responsabilidad de educar, poder hacer que los alumnos comenten, opinen y hagan uso de su juicio crítico.
¿Qué esperas de este gobierno de transición y qué anhelas para el Perú del Bicentenario?
Que se sienten bien las bases para el gobierno del Bicentenario. Se tiene que dignificar y hacer notar que doscientos años de nuestra independencia como nación no ha sido en vano, por eso se trata de hacer valorar a través de hechos a todas aquellas personas que lucharon y murieron por la independencia y nuestros derechos. Años y años de problemas de corrupción deben mermar de una vez porque ha sido esa piedra en el zapato que Perú siempre dejó pasar. Es hora de parar eso, es hora de cambiar.