Desafíos y avances hacia la equidad en la ingeniería
Por: Melany Jhomira Mamani Ricaldi

La lucha de las mujeres por la equidad ha sido constante en la historia. En el Perú, un hito clave fue el derecho al voto femenino en 1955, gracias a la gestión del expresidente Manuel A. Odría, tarmeño de nacimiento. Así como en la política, en la ingeniería las mujeres enfrentan barreras y estereotipos para ser reconocidas por su talento y capacidades.
La ingeniería es una disciplina clave en el desarrollo económico y social de cualquier nación, y para los jóvenes representa una oportunidad de crecimiento personal y profesional. Sin embargo, cuando hablamos de la mujer en la ingeniería, surge una realidad distinta: las barreras de género que aún persisten en este campo.
Desde la educación universitaria hasta la inserción en el mercado laboral, las mujeres ingenieras enfrentan retos adicionales en comparación con sus colegas hombres. A pesar de los avances en equidad de género, los estereotipos continúan limitando el acceso de las mujeres a oportunidades laborales en la industria, especialmente en roles de liderazgo y toma de decisiones.
En provincias como Tarma y otras regiones del país, donde la ingeniería industrial puede ser una herramienta de cambio y progreso, las mujeres luchan por obtener el mismo reconocimiento que los hombres en sus capacidades técnicas y de gestión. La creencia errónea de que ciertas disciplinas son más aptas para hombres sigue influyendo en la contratación y distribución de responsabilidades dentro de las empresas.
Ser Mujer Ingeniera es un estereotipo que en nuestra sociedad aún no ha sido completamente revolucionado. Sin embargo, como estudiantes de ingeniería industrial, hemos demostrado que no tenemos límites, ni edad, ni economía que nos impida vencer este estereotipo. Día a día, enfrentamos desafíos con determinación, demostrando que la capacidad y el talento no dependen del género, sino del esfuerzo y la preparación.
La Ingeniería no solo permite resolver problemas complejos y optimizar recursos, sino que también puede ser un medio para reducir la brecha de género en el sector. Mujeres ingenieras han demostrado su capacidad para liderar proyectos innovadores, mejorar procesos industriales y contribuir significativamente al crecimiento económico y social de sus comunidades.
En lugares como Tarma, donde predomina la agricultura, la ingeniería es un factor clave para el desarrollo de sistemas productivos más eficientes. Las mujeres ingenieras pueden aportar soluciones en la optimización de riego, la conservación del agua y el procesamiento de productos agrícolas, demostrando que la capacidad técnica no depende del género.
A menudo, se espera que las mujeres ingenieras desempeñen múltiples roles: ser profesionales destacadas, madres ejemplares, amigas presentes y, además, enfrentar una sociedad que impone estereotipos sobre su papel en el mundo laboral. La exigencia de demostrar constantemente su valía en un entorno predominantemente masculino puede generar una carga adicional de estrés y presión.
Además, la inseguridad sigue siendo una amenaza constante para las mujeres. En muchos casos, salir con amigas o simplemente transitar por la ciudad puede representar un peligro real. La violencia de género es un problema que trasciende el ámbito profesional y afecta la vida de miles de mujeres que solo buscan vivir con libertad y sin miedo.
La brecha de género en la ingeniería no es un problema exclusivo de las mujeres; es un desafío social que requiere un cambio estructural. Es fundamental fomentar políticas de equidad en la educación, en las empresas y en la cultura organizacional, garantizando igualdad de oportunidades para todas las personas, independientemente de su género.
Los jóvenes ingenieros y las jóvenes ingenieras tienen en sus manos la oportunidad de transformar la realidad de su entorno. En Tarma y en todo el país, la ingeniería debe ser un espacio de innovación y progreso, donde las mujeres sean reconocidas por su talento y capacidad, sin limitaciones impuestas por estereotipos de género.
El futuro de la ingeniería es inclusivo y diverso. La lucha por la equidad en este campo no solo beneficiará a las mujeres, sino que fortalecerá el desarrollo de sociedades más justas y sostenibles. Porque ser mujer ingeniera en un mundo de ingenieros hombres no debe ser sinónimo de lucha constante, sino de oportunidades y reconocimiento por el trabajo bien hecho.
Sobre la autora:

Melany Jhomira Mamani Ricaldi, estudiante de Ingeniería Industrial en la Universidad Católica Sedes Sapientiae, con un libro escrito en temas de liderazgo: “REBELDES
CON CAUSA : LIDERAZGO, JUVENTUD Y ACCIÓN SOCIAL”.
También te puede interesar: