Que viva el santo

El Mtro. Santiago Tácunan, narra los inicios de uno de los distritos más pujantes y representativos de la capital.

Por: Santiago Tácunan Bonifacio.

San Martín de Porres, el barrio junto a la ciudad.

San Martín de Porres no es el espacio urbano más joven ni antiguo de Lima Norte, pero su cercanía con la capital le dio protagonismo y una dinámica de transformación urbana, social y cultural muy importante.

“En esta zona, durante la colonia y república, sobresalen haciendas importantes como Naranjal, Palao, Mulería, Chavarria, Coronel, Santa Rosa, Condevilla, Huerta del Sol, Pro, Chuquitanta, La Milla, entre otros, quienes con la presencia del ferrocarril Lima-Ancón, revalorizaron sus propiedades agrícolas que luego darían paso a barrios obreros, urbanizaciones y pueblos jóvenes”, rememora el historiador Santiago Tácunan.

 

Los primeros vecinos

Su origen como distrito se remonta a la formación de los primeros barrios obreros promovidos por los diferentes gobiernos del siglo XX, planificando un espacio de crecimiento para el numeroso grupo de obreros residentes en Lima, quienes originalmente habían elegido vivir en el Centro de Lima, La Victoria, Lince y el Rímac para instalarse con sus familias. Así también surgió el cerro San Cosme, cerro El Pino, San Cristóbal, Piñonate, entre otros. Pero no fueron las únicas barriadas.

Los primeros barrios populares que surgen se ubicaron en torno a la avenida Caquetá y el río Rímac, en medio de un terreno irregular de lecho de río que constantemente afectaba las primeras viviendas de esteras, madera y calaminas de metal, debido al repentino crecimiento de su caudal.

 

Los primeros conflictos sociales

Los primeros vecinos del distrito provenían no solo del interior del país, sino de las haciendas aledañas a la ciudad, quienes comienzan a formar las primeras asociaciones de propietarios alrededor de 1940. Así surge la “Asociación de Padres de Familia Barboncito”, la “Asociación de Propietarios Pequeños Agricultores del Pedregal Caquetá”, “Sociedad Fraternal Colonos Bella Leticia”, entre otras, quienes tendrán duros enfrentamientos con los dueños y trabajadores de empresas dedicadas a la explotación de piedra, arena y otros materiales de construcción que extraían del lecho del río Rímac.

El experto de la UCSS asegura que “el territorio que hoy es San Martín de Porres era utilizado por el Estado con fines de salud pública, pues allí instauraron el Lazareto de Guía, un sanatorio dedicado a enfermedades infecciosas. Desde 1860 atendía enfermedades y epidemias altamente contagiosas como fiebre amarilla, peste bubónica, lepra, viruela, tuberculosis y verruga, que azotaban a los limeños y chalacos de la época”.

Otro centro médico a destacar es el otrora Hospital Portada de Guía, en el barrio de Piñonate, donde se sabe que el guerrillero Ernesto “el Che” Guevara, sirvió como voluntario en su faceta de estudiante de medicina en 1952.

 

La consolidación de un nuevo distrito

Un elemento dinamizador fue la construcción del Puente del Ejército y la carretera Lima – Canta (hoy la avenida Túpac Amaru), que permitieron también la instauración de algunas fábricas y campamentos militares. Pero la zona no cobrará mayor importancia hasta tener infraestructura, una serie de servicios y espacios públicos, además de urbanizaciones.

Entre finales de los años 30s y mediados de los 50s, construyeron los Barrios Obreros N° 3, 4 y 5 en las inmediaciones de la avenida Caquetá, Zarumilla, Piñonate y el puente del Ejército. Su espacio más emblemático sería el Parque del Trabajo. Pero no puede dejar de mencionarse la avenida Perú, así como el posterior surgimiento de las primeras urbanizaciones: Ingeniería, Palao, Fiori, Los Jardines, entre otros.

Todo este impulso urbanístico formal e informal se consolidó con la creación del distrito gracias a la voluntad política del general Manuel Odría, quien promulgó un Decreto-Ley N° 11369, creando el 22 de mayo de 1950 bajo el nombre de “Distrito Obrero-Industrial 27 de Octubre”; “nombre que inmortalizó el día en que estalló el ‘movimiento revolucionario’ que posibilitó el golpe de estado de Odría, indica el historiador de la UCSS.

Sin embargo, este nombre fue cambiado durante el gobierno del presidente Manuel Prado Ugarteche, quien promueve el nombre de “Fray Martín de Porres” en medio de una efervescencia por la canonización de este mulato peruano, la misma que se hace efectiva mediante Ley N° 12662 del 25 de octubre de 1956.

Fue tal la repercusión, que en los primeros años los hermanos misioneros de San Columbano erigieron una parroquia en nombre del fray y tercamente argumentaron el nombre, a pesar que el Arzobispado no lo aceptaba porque todavía no era santo. Los vecinos y la ciudadanía en general apoyaron esta iniciativa. Hoy, el distrito lleva el nombre de San Martín de Porres, gracias a una ley promovida por Fernando Belaúnde Terry en 1963.

 

 

Mg. Santiago Tácunan Bonifacio, Historiador y catedrático de la Universidad Católica Sedes Sapientiae.

 

 

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Una respuesta a «Que viva el santo»

  1. Los provincianos del Perú transformaron la Lima colonial en una gran Urbe metropolitana, muchos por necesidad de un bienestar mejor y otros por el desplazamiento del conflicto armado. Mi región ayacuchana es esa que también juega un papel importante, de ella surge la familia de autoridades como los Umala Tazzo, empresarios como los Jerí Añaños, etc

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