Lección aprendida: Cinco desafíos académicos para 2021

Qué debemos mejorar en nuestra relación docente-internet-estudiante.

Por: Kristhian Ayala Calderón.

El 2021 inicia con un sabor de esperanza frente a la pandemia por la COVID-19, debido al anuncio de la llegada de las vacunas. Sin embargo, a nivel académico, representa un doble desafío para estudiantes y docentes en la dinámica educativa, mientras se mantenga el estado de emergencia sanitaria. Dos semestres han servido no solo para el reconocimiento, sino para la adaptación y el manejo de la tecnología aplicada a la educación, lo que ha puesto al centro el tema de esta última en modalidad a distancia, consolidándola, además, como una posibilidad nada desdeñable frente a una cultura de postpandemia, con una imperativa madurez digital.

Puede parecer que los jóvenes andan dos pasos delante de los adultos en materia digital y quizá este haya sido el mayor reto que los docentes tuvieron que afrontar. Sin embargo, tendríamos que entender que para los jóvenes, la relación amor-odio con la tecnología digital implica la rapidez con que satisfacen un deseo o un placer, lo cual no garantiza un aprovechamiento del tiempo, terreno que la educación y sus herramientas digitales pueden conquistar. Tal como lo señala Gardner y Davis (2014):

[La tecnología] es una parte muy importante de nuestras vidas; y lo es desde mucho antes en nuestras vidas de lo que lo haya sido jamás a lo largo de la historia de la humanidad […] son diversas (y eso es bueno), pero son las omnipresentes “aplicaciones” las que ejercen la mayor influencia, sobre todo en los jóvenes: la activación de un procedimiento que nos permite alcanzar nuestro objetivo tan rápida y placenteramente como sea posible”.

A partir de la experiencia docente y estudiantil, el 2020 nos ha permitido vislumbrar algunos desafíos en el ámbito académico en un momento decisivo para la era digital.

 

PARA ESTUDIANTES:

  • Pasión digital

Tu relación con la Internet no pasa por dominar la rapidez de tus dedos y usar las redes sociales o ‘San Google’. Si eres de estos, entonces no le has sacado el real provecho a la digitalización del conocimiento que tienes en tus manos. Aquello que hagas con pasión es lo que te hará feliz y, aunque Internet no es una máquina de felicidad, te puede ayudar a serlo si lo que buscas es destacar en esta era más allá de una competitividad profesional.

Convierte la educación a distancia en uno de tus deseos y descubre el placer de aprender siempre algo en cada clase, al procesarla como una necesidad se convertirá en tu prioridad frente a aquellas actividades que acostumbrabas hacer en la Internet; incluso, hasta podría cambiar tus hábitos respecto a lo que buscas, compartes y difundes en ella. Si le encuentras el gusto será más entretenido que jugar Dota o Among Us. Déjate llevar.

  • Mantener la conexión

Di que no: ¿Quién durante sus clases no ha estado haciendo otras cosas? Bueno, las redes sociales son muy proclives a la procrastinación. Debes recordar que el o la docente es una persona que también tiene las mismas exigencias que tú y, sobre todo, convierte tu inversión en tiempo valioso que ganar. Mientras desarrolla su clase y lidia con la atención, tú debes hacer tu parte lidiando con la concentración. La honestidad virtual es un gran desafío en la educación a distancia y no hablamos de no tomarte un café, tomar apuntes, navegar en un buscador o comer una fruta, sino de actividades que te desconecten (desconcentren) de la clase. No seas el alumno o la alumna que solo dice “presente”, pero que luego pregunta qué se debe hacer para la siguiente sesión vía Whatsapp. Ahora bien, el espacio es importante. Muchas veces tu participación depende de tu ambiente y en casa no siempre hay silencio o no cuentas con un espacio adecuado. Sin embargo, si tu familia ve que participas y eres estudiante activo, poco a poco respetarán tu tiempo y espacio de clase. Conquista este terreno.

  • Navegar investigando

El verbo navegar no es casual. Representa, ante todo, aquella aventura por el conocimiento y emula el anhelo e ímpetu de los grandes viajeros de la historia que se embarcaban en la búsqueda de nuevos mundos, nuevas rutas y se topaban con maravillas, saberes, tecnologías, como también conquistas. Imagina lo que harían Herodoto, los vikingos, Marco Polo o Cristóbal Colón con Google. No hagas lo que el o la docente te pide. Ve más allá. Recuerda que Internet es el océano de un universo de conocimiento que no para de crecer. Sin embargo, también puede ser el basurero más grande con el que te tropieces. Analiza siempre tus fuentes de investigación, ya que la confiabilidad recae en el respaldo académico que estas tengan. Pide a tu docente que te indique qué sitios son más seguros y dónde hallar revistas indizadas. Es clave entender, además que la santidad de Wikipedia está en sus fuentes linkeadas, más allá que en sus conceptos. Es solo el punto de partida.

  • Exigir competencia

Como decían las abuelitas, “Hablando en oro” tenemos que ver la educación como una inversión económica y de tiempo. No podemos perder un centavo, ni un minuto. Por ello, vuélvete exigente, crítico, no solo con tu docente, sino contigo mismo. A su vez, tus docentes están capacitados para compartir conocimiento, no solo por profesión, sino por vocación (sin estas condiciones algo anda mal). Si aún no logra conectar contigo, ayúdalo. Que no sea tan rápido como tú con la tecnología no le resta falta de dominio en su materia. Conquista el conocimiento que tiene dentro. Ve a él, no lo esperes todo. En tu sílabo hay una palabra llamada competencia que significa el objetivo de conocimiento que se busca, identifícalo y póntelo como punto de partida, no solo como meta.

  • La participación enriquece y madurece

Levantar la mano en una coreografía es más fácil que hacerlo para la clase; pero no dejes que la fatiga, el tedio y la frialdad del medio tecnológico deshumanice tu desenvolvimiento en el aula. No te vuelvas parte del team fantasma de la clase. Acota, pregunta, debate y hazlo con cordialidad, sin apartarte del lenguaje académico. Toma nota siempre y organiza tus apuntes. Si te viene una pregunta, a lo largo del día, tómala y guárdala para hacerla en la sesión siguiente o en el grupo de Whatsapp.

 

PARA DOCENTES:

  • Sostener la conexión

Dos horas académicas equivalen a una hora y media habitual. Esto es una eternidad para un estudiante pegado a sus redes sociales. Desde que la pandemia inició y se oficializó la modalidad a distancia, algunos jóvenes fueron reticentes a llevar clases virtuales. Desconfiaban de las plataformas (que, sin embargo, no eran nuevas) y de la manera en que sus docentes llevarían las sesiones y mucho de esto tenía que ver con el miedo a sentir su espacio [las redes sociales y los aparatos tecnológicos] invadido por la educación. Como si el director del colegio irrumpiera en medio del recreo y mande al salón a todos. De hecho, el principio de este reconocimiento entre el docente y el alumno a través del computador nos podría recordar a Atreyu y Bastian en La historia interminable, de Michael Ende, en donde ambos se logran ver: lector y personaje, ficción y realidad, a través del oráculo. En este caso, docente y alumno se conectan a través de un cristal que les permite reconocerse el uno al otro, volver a tomar contacto entre los protagonistas de la misma historia, de la misma realidad. Dicho esto, es importante que el docente conecte con los estudiantes, mantenga la atención y dinamice la transmisión del conocimiento promoviendo siempre la idea de que cada clase es una historia que se cuenta, la misma que tiene la lógica de un planteamiento, nudo y desenlace, estructura tan ligada a nuestros jóvenes tan dados a las series vía streaming. El docente debe apelar a su capacidad narrativa sea cual sea su disciplina.

  • Trazar los caminos de la investigación

No los abandones. Los estudiantes pueden ser los náufragos de esas islas con una palmera y un tiburón rondando. No encargues trabajos, monografías, ensayos sin acompañar el camino que recorren en su elaboración. Condúcelos por el camino de la investigación dándoles seguridad, confianza y pasión por el conocimiento, recuérdales que esto último es poder y que todo poder implica una responsabilidad (recordarán al Hombre Araña con esta frase). Bríndales los atajos y los mejores consejos con buenos sitios de referencia y premia sus avances con e-books (sí, los puedes comprar digitalizados en packs de cientos por pocos soles en Mercado Libre, descargarlos gratuitamente o comprarlos en librerías que venden a mitad de precio las versiones digitales de sus ediciones). Que disfruten tus clases. El espacio es tuyo ellos solo tienen que sentarse a tu lado y aprender. Los padres de la filosofía estarían orgullosos de ti sentado frente a ese monitor que jamás imaginaron mientras observaban el universo. Finalmente, no asustes a tus estudiantes con el tema de la tesis. Estos deben llegar a ese proceso con confianza en sí mismos, entendiendo la esencia y la pasión de investigar, innovar y contribuir a la sociedad. El susto solo crea estereotipos e incapacidades.

  • La realidad no es virtual

La palabra clave es Warm Up. Haz un calentamiento académico de 15 minutos en donde tus estudiantes se sientan a gusto expresando sus criterios, juicios y opiniones sobre la realidad. Quizá seas tú el único docente que les permita este espacio. Condúcelos hacia un intercambio de ideas a nivel universitario, objetivo y enriquecedor. Por ejemplo, pregúntales sobre la noticia que más les llama la atención del día y recuerda que pueden decirte más que tu periódico de papel porque usan Twitter y Facebook. Con prácticas como esta podrás alentar el pensamiento crítico y ayudarás a que sean juiciosos a la hora de elaborar trabajos complejos, como la tesis. Recuerda que debes promover el pensamiento, no una postura o ideología. Luego de ello tendrás una clase participativa y activa. Eso sí, es vital que, en tiempos de posverdad, sepan identificar lo fake de lo real.

  • No se deja de aprender en Internet

Es tu turno. El 2021 ya no te debe agarrar por sorpresa. Recuerda que puedes ser Daniel San y el Señor Miyagui a la vez. Aprovecha esa dualidad para zambullirte en sitios, páginas, lecturas, foros. Intenta publicar, que tus alumnos vean que, al menos, tienes un blog y está actualizado. La confianza la ganas en su terreno. Y si quieres ser más lúdico en la forma de tus sesiones, ve por herramientas de apoyo, como Kahoot, Mentimeter, Wallword. Sería conveniente que inviertas un poco en estas herramientas que en su versión gratuita son útiles, pero pagadas lo son mucho más. Es momento que te conviertas en el Prof. Emmett Brown de Back to the Future y viajes dos pasos más allá de tus alumnos y luego vuelvas con novedades. Sorpréndelos.

  • Involucra a tus estudiantes en las correcciones

Dentro de todo lo positivo que tienen las herramientas digitales, está la presentación compartida. La usas para tus clases síncronas en plataformas como Zoom, Blackboard, Google Meet, etc. Usa el modo pizarra que te permita escribir en línea y corregir junto con tus estudiantes sus propios trabajos y que los demás sean testigos de cómo se hace y debe hacer. El propósito es que corrigiendo aprendan de tu mano, de tu guía. Verás que lo primero que preguntarán será “Profesor ¿la clase está grabada?”, porque sabrán que es algo importante y que, aunque no estén enfocados, necesitan volver a ver la sesión. Ahora bien, corregir no debe ser un acto inquisitorio, sino amable y constructivo. Esto pondrá a prueba tu imagen de docente gruñón o docente pro frente a tus alumnos. El buen humor siempre es bienvenido.

 

Referencias:

Gardner, H. y Davis, K. La generación APP. Cómo los jóvenes gestionan su identidad, su privacidad y su imaginación en el mundo digital (2014). Buenos Aires, Paidós.

 

Mtro. en Estudios Culturales por la PUCP. Comunicador social por la USMP. Profesor universitario en el área de Letras y Humanidades. Autor del libro: El Periodismo cultural y el de espectáculos. Trayectoria en la prensa escrita. Siglos XIX y XX y la tesis Representaciones de la nación en la caricatura política del siglo XIX (1893-1896), actualmente, en proceso editorial. Crítico cultural de cine, teatro, temas sociales y escritor de narrativa urbana para el portal de La Mula. Temas relacionados: Cultura y sociedad, cultura y poder e historia. Actualmente es Jefe del Departamento de Comunicación y docente del curso de Redacción Académica en la UCSS.

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