Por: Ruth Mucha Montoya.
La OMS define la Osteoporosis como una enfermedad que disminuye la masa ósea, volviendo los huesos más susceptibles a sufrir fracturas. Es llamada también como la Epidemia Silenciosa porque avanza y no lo notas hasta que te fracturas un hueso.
Se vuelven más débiles porque su interior es poroso, como hueco. Del mismo modo, las vértebras que se van disminuyendo de grosor y se vuelven frágil. Cuando alguien mayor de 60 años empieza a tener dolor y limitaciones en sus movimientos es una mala señal. Los casos llegan a ser tan extremos que a veces, al levantar un peso, toser o hasta estornudar se pueden fracturar la muñeca o columna vertebral en pequeñas partes.
Hoy sabemos que el hábito de fumar propensa la pérdida de densidad ósea más rápido, las bebidas alcohólicas disminuyen la formación del hueso (y aumentan el riesgo de caídas), tener problemas de salud como hipertiroidismo, hipotiroidismo, así también el uso prolongado de corticoides, causan adelgazamiento de los huesos. Una vida sedentaria sin alimentos ricos en calcio y vitamina D te hacen propenso a sufrir Osteoporosis.
Los casos más comunes son en las mujeres, que se conoce como osteoporosis posmenopáusica en mayores de 45 años, por la disminución de estrógenos que causa menos absorción de calcio. También se reconocen a la osteoporosis senil, presente en adultos mayores de 65 años, y la osteoporosis por uso excesivo de corticoides con o sin receta médica.
Los recién nacidos, niños y jóvenes también pueden sufrirla por diferentes causas como: trastornos genéticos conocidos como Osteoporosis Idiopática y puede ser secundaria a otras enfermedades como artritis juvenil, diabetes mellitus, osteogénesis imperfecta, hipertiroidismo, síndrome de mala absorción, síndrome de Cushing, anorexia nerviosa, enfermedades del riñón, fibrosis quística, entre otras.
El movimiento activa la circulación, el sistema inmunológico y endurece los huesos. O sea, es recomendable bailar, caminar, trotar, subir y bajar las escaleras o gradas y levantar pesas o botellas de agua, así como manejar bicicleta. Con una buena alimentación, ejercicios diarios y vida saludable podríamos tener un esqueleto sin muchos problemas.
La Lic. Ruth Mucha Montoya, es Coordinadora del Programa de Estudios de Enfermería de la UCSS.
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