En estos días, por las calles, mediante carteles y banners colgados en los techos, así como en las redes sociales, como un hashtag, muchos comparten en Italia el eslogan “tutto andrà bene” (todo irá bien). Casi en todas las esquinas y en las terrazas se encuentra este “todo irá bien”. No todos saben que el primero en usar estas bonitas palabras fue Jesús, pero en circunstancias muy especiales. Llegan del testimonio de Juliana de Norwich (1342-1416), una mística inglesa considerada una de la más importantes de la historia y de la Iglesia. La Iglesia Anglicana celebra su memoria, como una santa, el 8 de mayo; mientras que la Iglesia Católica la considera beata y celebra su memoria el 13 de mayo.
Revela Juliana que el mismo Señor Jesucristo, con dulzura infinita, le dijo estas palabras después de una larga visión que ella obtuvo de la Pasión: “Sí, el pecado es cosa terrible, una tragedia que hace un mal increíble, pero” -continúa Jesús con inmensa ternura- “todo irá bien, todo será bien y cualquier cosa estará bien” (Revelaciones del amor divino, cap. 27). Si pensamos que estas palabras llegan del mismo Señor Jesucristo no pueden más que ser de consuelo y de gracia para seguir adelante con responsabilidad.
En tal sentido, “Todo irá bien” es el eslogan de una mística del 1300 y también es el eslogan de la resistencia al coronavirus, a la enfermedad con acrónimo “COVID-19”, en estos días de restricciones, miedo y preocupación global, un eslogan “viral” en las redes sociales del segundo país más afectado por la pandemia. Para las personas que deben permanecer en sus hogares, en autoaislamiento domiciliario, estas palabras pueden ser, más que un deseo, una promesa del Señor que nunca deja a sus hijos solos y aislados, sobre todo en las dificultades. Es un viático en los días de segregación anti-contagio, pero para las personas que están sufriendo el dolor por haber perdido un familiar o un amigo puede ser la expresión y el signo de una esperanza en la vida que solo Dios no regala.
Como a Juliana, una mujer analfabeta nacida hace 700 años, cuando la Guerra de los 100 años estaba devastando Europa, Jesús nos entrega -en este contexto de emergencia mundial- estas dulces palabras: “All shall be well”, todo irá bien.