Por la Mag. ROXANA FERNÁNDEZ CONDORI,
Docente asociada de la Facultad de Ciencias de la Salud
Presidenta de la Sociedad Peruana de Nutrición (SOPENUT)
La alimentación familiar es un tema amplio y complejo porque la conformación de las familias está dada por un grupo de personas de diferentes requerimientos, necesidades y costumbres nutricionales. Asimismo, en algunos casos existen hábitos que se han venido perdiendo, como las tertulias familiares, debido a la falta de tiempo ocasionada por el trabajo y el estudio.
En este contexto, existen hogares con inseguridad alimentaria, es decir, que no cuentan con la cantidad recomendada de nutrientes que satisfagan lo que su organismo requiere. Por otro lado, existen otros hogares, quizá la minoría, que durante la mayor parte del año creen tener un suministro adecuado de alimentos, en calidad y cantidad, que pueda satisfacer sus requerimientos nutricionales y de energía. Sin embargo, este alimento «adecuado» puede comprender predominantemente alimentos ricos en carbohidratos simples de gran volumen y muy pocos alimentos ricos en otros nutrientes, que también son importantes y necesarios (proteínas, grasas, vitaminas y minerales). Los alimentos de gran volumen sumados a las comidas poco frecuentes, pueden resultar en consumos de energía demasiado bajos para las necesidades de los niños, por ejemplo.
Alimentarse balanceadamente es vital para todas las etapas de la vida, debe ser saludable y satisfactorio en cuanto a necesidades nutricionales, muchos sabemos que es importante comer para tener energía, pero pocos sabemos cómo hacerlo de manera correcta, más aun cuando la familia está conformada por diferentes géneros, edades, actividad fisca y patologías que engloba la familia ya que esta puede estar conformada por adultos mayores, adultos, adultos jóvenes, adolescentes, escolares, pre escolares e infantes, embarazadas y lactantes, para ello las dietas deben suministrar una cantidad adecuada de alimentos para garantizar que cada miembro de la familia reciba todo lo necesario a fin de satisfacer sus requerimientos nutricionales.
En general, los alimentos que conforman la dieta familiar deben cubrir básicamente las necesidades de carbohidratos complejos, proteína de origen animal, grasa saludables, calcio, hierro y vitaminas, como la A, C, ácido fólico y las del complejo B.
Es recomendable que los niños tengan una atención dietética especial para su crecimiento y desarrollo en sus diferentes etapas. Por ejemplo, los niños de más de 6 meses deben iniciar su alimentación complementaria incorporando otros alimentos, además de la leche materna. Los niños en edad pre escolar y escolar deben recibir alimentos ricos en hierro, proteína animal, calcio y zinc.
El otro estrato que requiere de atención especial nutricional son las mujeres en edad fértil y, sobre todo, las gestantes o lactantes, estas deben recibir alimentos ricos en hierro hemínico (animal) que lo encontramos en la carne, las vísceras, las aves de corral y el pescado, lácteos por el calcio, y frutas y verduras por las diferentes vitaminas y minerales y fibra. Sin embrago, deberán ser suplementadas con sulfato ferroso y ácido fólico.
Los adultos mayores necesitan menor cantidad de alimentos, pero se deberá mejorar la calidad de los mismos, no deberían restringirse ningún alimento y, por el contrario, deberían tener una dieta variada, sobre todo, que le proporcione complejo B.
Los alimentos que no deberían faltar en la dieta familiar son:
Carnes: (res, pollo, cerdo, pavo etc.) 120 g. / día, 2 veces por semana.
Pescado: (azules) 150 g. / día, 3 veces a la semana.
Leche: 3 vasos al día y derivados, 4 veces a la semana.
Frutas: 2 raciones al día, todos los días.
Verduras: 3 raciones al día, todos los días.
Cereales y menestras: 60 g., 4 veces a la semana.