Cuidar en otro idioma: la vivencia de las estudiantes de Enfermería de la UCSS con pacientes italianos en el Programa Magallanes

Redacción: Oficina de Relaciones Internacionales

Durante el semestre de internado en el Programa Magallanes, 2da edición 2025, en Italia, las cinco estudiantes de Enfermería de la UCSS vivieron una experiencia que transformó su manera de comprender la profesión. Cada una enfrentó desafíos distintos la distancia, el ritmo hospitalario europeo, la barrera del idioma y la adaptación emocional, pero todas coincidieron en que esta vivencia reafirmó su vocación de cuidado.

En su día a día, descubrieron que la enfermería no solo es técnica, sino presencia humana: acompañar a un paciente vulnerable, escuchar incluso sin compartir el mismo idioma y aprender a ser apoyo en momentos decisivos. Como lo señala Daniella Taipe (Sede Nueva Cajamarca): “Ser enfermera es, ante todo, un acto profundo de humanidad”. Esta afirmación invita a comprender que cada paciente, cada historia y cada situación clínica exigen presencia, sensibilidad y criterio.

Para Aylen Romero, lo que ha reafirmado su vocación son “los valores como la paciencia, la empatía, la responsabilidad y el compromiso con el bienestar del otro, entendiendo que ser enfermera no es solo una profesión, sino una forma de servir y acompañar con amor y respeto”, sostiene.

De igual manera, Erika Quillilli siente que el contacto continuo con los pacientes y conocer más a fondo su realidad “hizo que aprendiera a crear y fortalecer lazos de enfermera–paciente, ya que esto es muy importante para poder realizar una buena atención y cuidado de enfermería”, afirma.

Durante su internado, Damarys Rodríguez descubrió que la esencia del cuidado empieza siempre por escuchar al paciente. Solo cuando alguien se siente escuchado —y por lo tanto comprendido— es posible atender sus necesidades con verdadera empatía y profesionalismo. Para ella, uno de los momentos más significativos fue notar el impacto real del trabajo de enfermería: “Ver la estabilidad o mejoramiento de cada paciente por cada acción ejecutada”, resalta.

El idioma no es solo una herramienta de comunicación, sino una herramienta de cuidado.

Esta es una de las conclusiones más claras que las estudiantes de Enfermería del Programa Magallanes han descubierto durante su internado en Italia.

Para ellas, conocer el italiano no solo facilitó la interacción clínica, sino que generó un verdadero puente emocional con los pacientes. Como lo señala Daniella Taipe: “He comprobado que cuando el paciente siente cercanía cultural y lingüística, la atención se vuelve más humana, más cálida y más efectiva.”

Aylén Romero complementa: “Conocer el idioma facilita el trabajo en equipo con el personal de salud local, mejora la coordinación y demuestra respeto hacia la cultura y el entorno donde se desarrolla la práctica.”

Queda claro entonces que el dominio del idioma es un punto clave en el ejercicio profesional. En palabras de Damarys Rodríguez: “Como profesionales de la enfermería, primero es entender a los pacientes y luego que ellos me entiendan a mí, para poder brindarles una mejor atención.”

Lo que el Programa Magallanes significó para ellas: un camino de desafíos, aprendizajes significativos y gratitudes profundas

El Programa Magallanes fue, para las estudiantes de Enfermería de la UCSS, una experiencia transformadora que conectó la formación en el aula con la realidad del trabajo clínico. Como lo expresa Damarys Rodríguez, “nos hizo reflexionar sobre el rol que tenemos en la sociedad y cómo podemos marcar una diferencia desde el cuidado. Fue un espacio para crecer, aprender y reafirmar que elegimos esta carrera por vocación”.

Asimismo, para ellas, Magallanes significó una oportunidad invaluable de crecimiento personal y profesional. Así lo afirma Aylén Romero: “Ha sido una experiencia que me ha permitido ampliar mi visión de la enfermería, conocer nuevas realidades sanitarias y desarrollar competencias interculturales”.

Por su parte, Erika Quillilli afirma que “Magallanes significó una oportunidad, un desafío y una nueva perspectiva del área hospitalaria”. Añade que este semestre la ayudó a fortalecer sus habilidades y a enfrentar con madurez los retos del ejercicio clínico en un contexto internacional.

A ello se suma la mirada de Daniella Taipe, quien destaca que esta experiencia le permitió “ver la profesión con una mirada más global, más madura y más consciente de la responsabilidad que implica cuidar vidas”.

Finalmente, Jenifer Rosales puntualiza: “He comprobado que la barrera del idioma puede afectar la calidad del cuidado; en cambio, cuando el paciente se siente comprendido, su bienestar emocional mejora y la atención se vuelve más humana y efectiva». Asimismo, menciona que este semestre académico representó una confirmación profunda de su vocación: “He fortalecido mi capacidad de empatía, mi sensibilidad humana y, sobre todo, mi convicción de que el cuidado va mucho más allá del procedimiento: es presencia, escucha y compromiso genuino”.

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