Una experencia que une culturas y contribuye al crecimiento educativo y comunitario en la Filial Rioja: Nueva Cajamarca.
Fuente: Oficina de Relaciones Internacionales

Emanuele Pietro Schmidov, Mariella Chiancone y Anna Maria Campese han dejado Italia para compartir su tiempo, su conocimiento y su mirada con las comunidades locales, descubriendo —entre clases, proyectos y encuentros cotidianos— el valor transformador del servicio y del intercambio intercultural,
cuya experiencia vienen desarrollando en Nueva Cajamarca, una de las sedes de la Universidad Católica Sedes Sapientiae (UCSS), como parte del Servicio Civil Universal, programa promovido por el Estado italiano en colaboración con la Universidad de Bari Aldo Moro.
Emanuele dedica sus días a enseñar italiano en el colegio “Virgen de la Medalla Milagrosa” a docentes y personal de la escuela. Además, participa en dos grupos de investigación de la UCSS, trabajando en artículos académicos en el ámbito económico, y organiza un cinefórum universitario para promover el
diálogo cultural a través del cine.
Sostiene que: “Lo que más me ha impactado es la gran vitalidad de las personas con las que he podido interactuar. He conocido historias llenas de sacrificio, pero también una enorme capacidad de afrontar la vida con fortaleza y alegría. Cada gesto cotidiano, cada conversación, se convierte en un descubrimiento de costumbres y formas de vivir que me llevan a cuestionar mi propia manera de ver el mundo”.
Esta dinámica le permite a Schmidov descubrir una forma de vida distinta, más cercana a lo esencial y alejada del ritmo acelerado y la congestión de las grandes ciudades europeas, donde la rutina suele estar marcada por el concreto y la prisa.
“Sabía que iba a encontrar un mundo distinto, pero no imaginé que sería tan hermoso. La gente aquí es muy cálida, acogedora y generosa”, confiesa Mariella, quien en esta experiencia ha podido conocer de cerca las diferencias de vida entre Italia y el Perú, expresadas en la gran diversidad cultural de su gente según el lugar donde se encuentre. “Las personas son increíbles, muy cercanas y abiertas. Y desde que empecé a trabajar como voluntaria, la experiencia se volvió aún más impresionante”, señala Chiancone.
Mariella enseña italiano también en el colegio “Virgen de la Medalla Milagrosa” a los jóvenes de nivel secundaria de 8 a 10 de la mañana y, por turnos (junto a su compañera Anna Maria Campese), dictando clases a los niños de primaria de 3 a 5 de la tarde. “Este proyecto es muy bonito —comenta Chiancone—, ya que se parece mucho a lo que hacía y sigo haciendo en Italia. Los niños son muy dulces y activos, y los chicos de secundaria están muy interesados y aprenden rápido. Ambos grupos sueñan con viajar a Italia, por eso siguen con entusiasmo las clases, tanto las explicaciones como las actividades”.
Además, participa en un proyecto con los estudiantes de la Facultad de Ciencias Agrarias y Ambientales de la UCSS. “Estamos desarrollando un trabajo intercultural sobre el café y el cacao, comparando el Perú e Italia y analizando las diferencias en el uso y significado de estos productos en ambas culturas. Los universitarios son muy amigables y siempre están dispuestos a conocer más sobre las diferencias culturales”, añade.
Asimismo, para Anna María Campese, lo que más le ha conmovido es la sencillez con la que las personas enfrentan la vida. “Aquí el sentido de comunidad es muy fuerte. Me sorprende cómo la gente se apoya mutuamente y cómo el valor de las relaciones se pone por encima de la productividad. En Italia sentía la presión de tener que hacer siempre más; aquí estoy aprendiendo a vivir de manera más humana, dando tiempo a lo esencial”.
Su proyecto también se centra en la educación en el colegio “Virgen de la Medalla Milagrosa”, donde enseña italiano a niños y jóvenes, promoviendo no solo el aprendizaje del idioma, sino también la curiosidad por otras culturas. A ello se suma su colaboración con estudiantes universitarios en la creación de afiches para un concurso artístico durante la semana universitaria. “Aunque no soy creyente, trabajar junto a ellos me ha enseñado a valorar su fe como fuente de inspiración. Su apertura y respeto hacia otras miradas ha sido una de las experiencias más significativas que he vivido”.
Para los tres jóvenes, esta vivencia no es solo una labor de servicio, sino también una escuela de vida. “Cada día aquí —dice Emanuele— es un descubrimiento que me cambia por dentro”.
“Estoy aprendiendo que el Perú puede dar y hacer mucho —añade Mariella—, y espero que nuestra presencia ayude a los jóvenes a mirar su futuro con esperanza”.
“Me llevo la certeza —concluye Anna— de que la sencillez, el respeto y la escucha son el verdadero lenguaje universal”.
Así, entre aulas, sonrisas y aprendizajes compartidos, estos voluntarios italianos dan testimonio del espíritu del Servicio Civil Universal, que, gracias al compromiso conjunto del Estado italiano, la Universidad de Bari y la UCSS, se convierte en un puente vivo de cooperación, educación y crecimiento humano en el corazón del Perú.





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