Una nueva etapa en su historia iniciaron 169 egresados al recibir, de manos de las autoridades universitarias, los grados y títulos que los acreditan como nuevos profesionales por la UCSS. De esta manera, la promoción 2017-II asume el reto que evoca el nombre “Protagonisti della nostra storia” como el deseo de sus integrantes por lograr, más que el éxito profesional, una experiencia significativa para ellos mismos.
Este deseo fue manifestado por los delegados de la promoción en sus discursos donde dieron testimonio de su experiencia en las aulas universitarias. “Nuestro compromiso es despertar en la sociedad del mañana aquello que nuestros docentes nos han mostrado con su sabiduría y ejemplo: que somos dignos del cielo, de tocar las estrellas” expresó Juan Pablo Pando, delegado por la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades.
A su vez, los padrinos de la promoción destacaron la calidad de los egresados señalando el desafío que representa la formación universitaria, no solo para el alumno sino para el docente. Con ese espíritu el maestro César Cortez Mondragón se dirigió a los graduandos afirmando: “el alumno que no supera al profesor es porque el profesor ha fracasado (…) Ustedes siempre tendrán la salida y la posibilidad de hacer las cosas nuevas.”
Con esta promoción participaron de la ceremonia egresados por los programas de Chulucanas y Huacho que concluyeron sus estudios en Lima. Asimismo, y dando inicio a la entrega de grados y títulos, se formaron como Maestros por la Escuela de Postgrado UCSS, 10 alumnos de las maestrías de Administración de Negocios y Finanzas Internacionales – MBA, Teoría y Práctica de la Lectura y Escritura, Administración Pública, y Bioética y Bioderecho.
¡Felicidades protagonistas de esta nueva historia!
DISCURSOS de los delegados por facultad
Buenas tardes, Gran Canciller, Mons. Lino Paniza Richero; Señor Rector, P. Dr. César Buendía; Señor Vicerrector Administrativo, R.P. Giampiero Gambaro, señoras decanas y señores decanos, autoridades universitarias todas, familiares y compañeros.
Es un gran honor y una gran responsabilidad el poder expresar, a través de unas cuantas palabras, los sentimientos de todos mis compañeros al culminar una etapa muy importante en nuestras vidas. Una de las letras de Silvio Rodríguez dice: “Lo más terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida”. Y vaya que nos costó. Hace cinco años o quizás un poco más iniciábamos en esta casa de estudios, nuestra carrera universitaria. Han sido años de esfuerzo, de noches sin dormir, de tardes en la biblioteca, de clases divertidas y otras un poco tediosas, de éxitos, de fracasos y, sobre todo, de sueños que hoy se vuelven realidad.
A lo largo de estos años fuimos adquiriendo el conocimiento necesario para ser profesionales de calidad, pero, más que eso, fuimos forjando los valores que nos diferenciarán del resto. José Luis Sampedro decía: “Hay dos tipos de economistas: los que trabajan para hacer más ricos a los ricos y los que trabajamos para hacer menos pobres a los pobres”. Seamos de esos que luchan por una sociedad más justa, buscando la igualdad de oportunidades para todos. Nosotros los administradores, contadores y economistas, egresados de la Facultad de Ciencias Económicas y Comerciales somos los llamados a plantear soluciones orientadas a resolver los problemas socioeconómicos que aquejan al Perú y América Latina, garantizando equitativamente la inserción de nuestra economía en la economía mundial.
Es así, que después de hoy, nos toca seguir dejando la vida por nuestras familias, nuestros amigos y nuestro país. Dando lo mejor de nosotros en cada situación que se nos presente, dejando una huella positiva en cada lugar donde nos toque laborar. Siempre innovando y siendo partícipes del cambio que necesita nuestra sociedad. No tengamos miedo a arriesgar, a fracasar, porque si algo hemos aprendido en esta etapa es que ante las adversidades saldrá a relucir lo mejor de nosotros y así iremos ampliando nuestros límites. Trabajemos con pasión, que solo ella le dará sentido a lo que hagamos y nos llevará hacia donde nuestros sueños estén.
Sería mezquino que al mirar atrás no reconozcamos a quienes también son parte de esta historia, a los copilotos que nos acompañaron en todo este viaje. Aquellas personas que apostaron por nosotros, que nos motivaron día a día a perseguir nuestros sueños, que, a pesar de los errores que pudimos cometer, estuvieron siempre brindándonos su apoyo. Cada uno de nosotros sabe quiénes son el motor y motivo que nos impulsa a ser mejores cada día. Es importante que nos tomemos un momento en hacerles saber lo agradecidos que estamos porque sin ellos no estaríamos donde estamos hoy. Debemos recordar de igual manera, a nuestros antiguos compañeros de clases, hoy colegas y, sobre todo, muy buenos amigos, con quienes compartimos momentos muy gratos y otros no tanto. Con quienes unimos fuerzas para pasar ese curso que se nos hacía tan difícil, intercambiando resumes, ideas y todo lo que fuera necesario para que juntos celebremos este día.
No nos olvidemos de nuestros profesores, cuya profesión es tan importante para el desarrollo de un país. En esta casa de estudios, hemos tenido la suerte de contar con profesionales de calidad, que se hicieron un espacio en su vida laboral para compartir sus conocimientos adquiridos a través de los años. No hay mejor manera de contribuir a la sociedad que compartiendo lo aprendido. Muchas gracias por eso.
Por último, y más importante aun, quiero agradecer a Dios por darnos la fortaleza necesaria para sobrellevar todas las adversidades a lo largo de esta aventura que ha sido la vida universitaria. Por darnos a su único hijo, Jesús, que nos dejó la tarea de amar al prójimo como a uno mismo. La cual debemos tener presente en cada paso que demos. Solo así lograremos que hacer de este mundo un lugar mejor.
Ahora nos toca a nosotros ser el ejemplo para los que vienen detrás. Por eso debemos ser conscientes que, como en el teatro, somos los actores que están en los ojos del público. Está en nosotros seguir ejerciendo nuestro papel con la misma pasión, con la misma fortaleza y con mucha fe, pues, como dijo Charles Chaplin alguna vez: “El tiempo es el mejor autor: siempre encuentra un final perfecto” Y créanme cuando les digo que nos espera lo mejor, siempre y cuando estemos dispuestos a ser los protagonistas de nuestra historia. Felicitaciones, compañeros, lo logramos.
Muchas gracias.
Buenas tardes, Gran Canciller, Mons. Lino Paniza Richero; Señor Rector, P. Dr. César Buendía; Señor Vicerrector Administrativo, R.P. Giampiero Gambaro, señoras decanas y señores decanos, autoridades universitarias todas, familiares y compañeros.
Quiero iniciar citando a uno de mis filósofos favoritos, el más provocador, Friedrich Nietzsche, cuando dice: “Para llegar a ser sabio, es preciso querer experimentar ciertas vivencias, es decir, meterse en sus fauces. Eso es, ciertamente, muy peligroso; más de un sabio ha sido devorado al hacerlo”.
La vida es un riesgo, desde el momento en el que llegamos a este mundo nos vemos expuestos a mil peligros. El solo hecho de estar vivos supone muchos riesgos. Yo he experimentado esto: no he tenido una vida fácil, por voluntad propia y por la pasión de mi juventud, me expuse tontamente a muchos peligros. He sido un tipo de vicios y pecados. Estuve a punto de morir en muchas ocasiones. Y, sin embargo, estoy aquí, frente a ustedes, porque pude aprender de estas experiencias. Soy plenamente consciente de que hay muchos más dignos que yo entre esta multitud de egresados: compañeros, grandes amigos con los que he compartido estos años de universitario, y que merecen mucho más que yo estar aquí adelante y dirigirles unas palabras.
No soy un sabio, no soy pretencioso, solo soy un aspirante a ser sabio por amor a la sabiduría. Y qué sabiduría y amor más grandes que los que se nos han manifestado en una cruz. Ese amor que se entrega por completo a todos, sin distinción, el mismo infinito amor para dignos e indignos. Este amor que se nos ha regalado a nosotros es el mismo que me ha permitido sobrevivir y que me ha guiado en este camino y que me ha regalado, sin merecerlo, estar delante de ustedes.
A lo largo de estos años, mis compañeros y yo hemos aprendido muchas cosas. La universidad, sin lugar a dudas, le cambia a uno la vida y la forma de ver las cosas, a las personas, a la realidad,la forma de verse a uno mismo. Y todo esto gracias a nuestros maestros, quienes con sus enseñanzas y, sobre todo, su propio testimonio nos han mostrado cómo ser un buen docente, pues, como dice Howard Hendricks: “la enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón”.
De hecho, llevar en el primer ciclo el curso de Antropología Religiosa fue un gran trauma para mí (y estoy seguro de que también lo fue para todos los que hoy se gradúan), porque me hizo ver aquello que era obvio, pero que todos habíamos aprendido al revés: que “el método lo impone el objeto”, que si quiero saber y conocer algo, necesariamente tengo que involucrarme con aquello, no puedo conocer a partir de teorías o ideas de otros, sino que tengo que hacerlo mío. A este respecto, jamás olvidaré la definición que dio en aquel entonces mi profesor de antropología, el Dr. Bolis: “cuando uno dice mi papá, mi mamá o mi hijo, no se debe entender como una relación de posesión, de una mera pertenencia, sino como una dependencia, pues mi felicidad, mi existencia, el valor de mi propia vida depende de aquello que es mío”. Y esto no supone una esclavitud o dependencia patológica, sino todo lo contrario, pues la libertad humana está cimentada en las relaciones; además, cuando más mías son las cosas, más fácilmente reconozco su auténtico valor.
En ese sentido, nuestro deber como docentes es hacer nuestros los problemas de la sociedad, debemos apoderarnos de nuestros estudiantes, de nuestra institución, de nuestro país, no podemos ser indiferentes frente al “otro”, frente al prójimo. La educación actual está atravesando una gran crisis por causa de la cultura de consumo, del placer. Enrique Rojas dice que de esta sociedad enferma emerge el “hombre light, un sujeto que lleva por bandera una tetralogía nihilista: hedonismo-consumismo-permisividad-relatividad”. Ahora todo es descartable: los platos, los tenedores, los celulares, las escuelas, las personas, el matrimonio, la familia, los valores, incluso la vida. Nos enfrentamos a una mentalidad que valora más la vida de un animal que la de un ser humano por nacer, que se identifica más con otras pseudo diversidades que por la diversidad cultural de nuestro país.
Frente a esta realidad, nuestro compromiso como alumnos de la UCSS es despertar en la sociedad del mañana aquello que nuestros docentes nos han mostrado con su sabiduría y ejemplo: que somos dignos del Cielo, de tocar las estrellas. Nuestra profesora Giuliana Contini solía mencionar en clase las palabras que Dante pone en boca de Ulises en el Canto XXVI de la Divina Comedia, “Recordad su origen: no habéis nacido para vivir como bestias, sino para alcanzar virtud y conocimiento”. Por lo tanto, no podemos conformarnos con una vida mediocre (ligth). El Papa Francisco pide a la juventud ser “protagonistas”, agentes del cambio, y como educadores tenemos la oportunidad de ser alguien significativo en la vida de las personas, tenemos una gran responsabilidad en nuestras manos: podemos tanto ayudar a edificar una vida como también destruirla.
Tenemos una gran misión, a pesar de que la importancia de nuestra carrera no sea reconocida en público o de manera salarial, tenemos en nuestras manos el destino del país, de la sociedad, del mundo: es preciso creer esto, luchar por esto, morir por esto.
Quiero finalizar citando las palabras de Andrés Aziani, fundador de la UCSS y que en paz descanse, un gran hombre y maestro ejemplar que no tuve el honor de conocer, pero que ha dejado un mensaje potente para nosotros: “Siéntete orgulloso de ser maestro a pesar de que muchos digan que no vale la pena. Ignoran que en torno a nosotros la tierra gira y se transforma, porque despertamos conciencias y transmitimos saber a aquellos que mañana intentarán cambiar el mundo”.
Buenas noches.
Buenas tardes, Gran Canciller, Mons. Lino Paniza Richero; Señor Rector, P. Dr. César Buendía; Señor Vicerrector Administrativo, R.P. Giampiero Gambaro, señoras decanas y señores decanos, autoridades universitarias todas, familiares y compañeros.
Es un enorme privilegio para mí poder dirigirme hoy hacia ustedes en nombre de mis compañeros de la Facultad de Ciencias de la Salud. Por ello, me gustaría empezar con esta frase del Papa Francisco sobre la salud espiritual: “Los seres humanos somos “tres en uno”, es decir,cada persona tiene tres dimensiones en su vida: la física, la mental y la espiritual”. He aquí el papel de nuestra casa de estudios: formar profesionales en estas tres dimensiones.
Por experiencia propia puedo dar fe de que nuestra universidad apuesta por ello. A pesar que han transcurrido varios años, aún recuerdo las palabras del profesor que acogió a mi grupo el primer día de clases diciendo: “ustedes deben de dar lo mejor de sí mismos porque en sus manos estará el bienestar de otra persona”.
Con estas palabras comprendí que ser un profesional en salud va más allá de ser un buen estudiante; que requiere compromiso con uno mismo y con las personas que lo rodean; que la universidad no me diría qué profesional debería ser, sino que yo definiría a la universidad; que solo con esfuerzo lograría romper las barreras del “no se puede”; y que, por supuesto, no solo tendría profesores, sino profesionales comprometidos a formar profesionales. Después de todos esos años de preparación puedo afirmar que estamos listos para las exigencias que nos depara nuestra sociedad.
Hoy, somos testigos de dos momentos: el cierre de nuestra etapa formativa y la apertura de la vida profesional. Han sido años de arduo trabajo y noches en vela, en donde cada sacrificio nos ha permitido estar más cerca de este día; el cual, estoy segura, no sería especial sin las personas que nos apoyaron y acompañaron durante este camino: nuestras familias.
Agradezco a mis padres y hermana por el aliento incondicional, a mi madrina por sus buenos deseos y a mi abuela que siempre habla de su nieta que está estudiando en la universidad; abuela, ahora puedes decir que soy profesional.
Asimismo, no podemos dejar de mencionar a los profesores que nos han acompañado durante todo este tiempo, profesionales dedicados y entregados a su labor; los cuales haciendo uso de su vasta experiencia, buscaron durante nuestro tiempo en las aulas dejarnos más que una clase, una experiencia de vida. A todos ustedes, muchas gracias. A partir de ahora trabajaremos duro para dejar a nuestra casa de estudios en alto.
Finalmente, invito a todos los graduados, los nuevos integrantes consolidados de la Comunidad UCSS, a seguir trabajando con el mismo empeño con el que empezaron la carrera y a no olvidar el motivo que los llevó a elegir su profesión. Y a todos los presentes en este día, que recordaremos con mucha nostalgia, les hago extensos los mejores deseos en su nueva etapa profesional.
Buenas tardes/ noches.
Buenas tardes, Gran Canciller, Mons. Lino Paniza Richero; Señor Rector, P. Dr. César Buendía; Señor Vicerrector Administrativo, R.P. Giampiero Gambaro, señoras decanas y señores decanos, autoridades universitarias todas, familiares y compañeros.
Es un enorme privilegio el poder dirigirme hoy hacia ustedes en nombre de mis compañeros de la Facultad de Ingeniería Agraria, y de la carrera de Ingeniería Ambiental, pues para nosotros el estar aquí presentes nos permite reconocer la importancia y el esfuerzo realizado durante la carrera profesional.
Después de 5 años de formación académica que nos ha permitido crecer como personas y estudiantes, agradecemos a nuestro decano, el Ing. Juan Ignacio Pastén Monardez, y a cada docente, el habernos enseñado y formado para ser competentes y hacer frente a la situación actual del país. Hoy hemos triunfado, con mucho sacrificio lo hemos logrado.
Podemos afirmar que tenemos la capacidad para afrontar grandes desafíos que nos esperan y cubrir las expectativas del mercado laboral cada vez más exigente.
En el caminar de nuestras experiencias formativas y la exigencia de nuestros docentes resaltamos el trabajo de campo, conformados en equipos, que realizamos en Lima y provincias, porque nos permitió fortalecer la teoría y la práctica al interrelacionarnos con la población para conocer su situación ambiental y asumir el compromiso responsable con nuestro país.
La carrera de Ingeniería Ambiental tiene un abanico de oportunidades de alta empleabilidad,puesto que el prestigio y reconocimiento que tiene la UCSS nos obliga a continuar esforzándonos en el camino ya delineado.
El Papa Francisco, en la carta encíclica Laudato si´, muestra su preocupación ante el problema global sobre el cambio climático, la escasez de agua y la pérdida de la biodiversidad. Además, nos hace reflexionar cuando nos menciona que tenemos una deuda ecológica y nos invita a crear sistemas normativos que aseguren la protección de ecosistemas. Somos nosotros, ingenieros ambientales que tenemos esta gran responsabilidad con la población, concientizando, sensibilizando y brindando una educación ambiental, ya que, como menciona el Papa, todo cambio necesita motivación y un camino educativo.
Asimismo, en su visita al Perú, en Puerto Maldonado, dijo lo que: “Hemos de romper con el paradigma que considera la Amazonia como una despensa inagotable de los Estados sin tener en cuenta a sus habitantes”. Y es una labor muy importante para nosotros, cuidar de la riqueza que tiene nuestro país, y lograr que el uso de los recursos naturales sea de forma sostenible respetando a la persona y su hábitat, sus saberes y sus tradiciones.
Ser profesional en ingeniería ambiental significa mucho más que tener un trabajo, es contribuir con nuestra sociedad, dejar a las futuras generaciones un hogar, que ellos vivan con los mismos o más recursos que tenemos ahora.
Reitero nuestro agradecimiento al decano, por compartirnos su sabiduría, personalmente le estoy muy agradecida por el acompañamiento durante estos años. Gracias a los docentes por exigirnos tanto, ahora sabemos que no nos podemos conformar con poco, que si queremos cambios debemos de comenzar a hacerlos.
Finalmente, quiero hacer un agradecimiento personal, primero a mi familia, nunca voy a olvidar todos los esfuerzos que ustedes han hecho por brindarme una buena educación y que nunca me falte nada, por darme un hogar maravilloso, realmente sin ustedes no lo hubiese logrado. A mi novio por brindarme siempre su apoyo incondicional y a mis compañeros, gracias por permitirme estar acá, hemos aprendido mucho de nuestras experiencias, siempre contaré con ustedes.
Felicitaciones a todos, les deseo éxito en su vida profesional.Recuerden que un país ambientalmente sano, es un país socialmente más humano.
Buenas noches.
Buenas tardes, Gran Canciller, Mons. Lino Paniza Richero; Señor Rector, P. Dr. César Buendía; Señor Vicerrector Administrativo, R.P. Giampiero Gambaro, señoras decanas y señores decanos, autoridades universitarias todas, familiares y compañeros.
Quiero comenzar expresando el honor y la alegría que siento de representar a la Facultad de Ingeniería, porque sé que, aun cuando todos mis compañeros tengan también la capacidad de hacerlo, hayan confiado en mí para dirigir este discurso.
El haber llegado aquí nos llena a todos de orgullo y satisfacción personal, pero sobre todo profesional. Hoy es nuestro día, hoy nos graduamos con una infinidad de recuerdos en cada pasillo, en cada salón, días de sacrificio, de aquellas largas noches acompañadas de infinitas tazas de café. Pero hoy nos entregarán la recompensa, el diploma que recibiremos pertenece a los que se esforzaron para que nosotros estuviéramos aquí, nuestros amados padres. Quienes han tenido que arrancarse las plumas para que nosotros podamos volar, quienes creyeron en nosotros sacrificando sus gustos e interés y nos dieron la mejor herencia, una educación de calidad. Padres, madres, a ustedes infinitas gracias, nosotros sus hijos valoramos cada uno de sus sacrificios. Quiero agradecer personalmente a mi madre por ser mi “porqué” en mi vida y haber desempeñado dos roles, el ser madre y padre enseñándome a ser valiente, luchadora y saber enfrentar los retos, y a mis hermanos por su apoyo constante.
Asimismo, quiero agradecer a nuestros profesores, profesionales competentes quienes compartieron con nosotros sus experiencias y conocimientos, profesores quienes enseñaban su clase con tanta pasión, profesores que nos enseñaron el valor de la puntualidad diciéndonos adiós desde la ventanita de la puerta, profesores quienes nos hicieron batallar hasta el final, pero que recordaremos con una gran sonrisa, profesores que nos alentaron y confiaron en que nosotros presentaríamos los mejores proyectos. Gracias a cada uno de ustedes por la exigencia y su compromiso con la sociedad de formar profesionales competentes y con valores.
Del mismo modo, quiero felicitar a cada uno de ustedes colegas por su esfuerzo constante en cumplir este objetivo, porque nosotros sabemos en carne propia las horas de estudio, de investigación, de constancia y perseverancia en alcanzar una preparación de primera. Felicito también a los colegas que trabajando y estudiando pudieron salir adelante para alcanzar la meta de ser un profesional competitivo demostrando que no existen excusas para no lograr lo que uno se propone.
En el transcurso de nuestra carrera hemos aprendido que la palabra problema, significa una oportunidad para mejorar y para identificarlo recordaremos a Ishikawa. Que la calidad empieza por nosotros mismos, mejorando continuamente, haciendo las cosas bien, incluso, cuando nadie nos está mirando. Que una idea parte de una necesidad y para ejecutar un proyecto se debe considerar el tiempo, el costo y el alcance. Esta casa de estudios nos dio conocimiento y este conocimiento nos hace libres para encontrarnos con quiénes somos y qué queremos ser.
Ser profesional no es un título, no es trabajar detrás de una computadora, dirigir una obra, un proyecto o supervisar una producción, nosotros somos profesionales porque fuimos formados con valores, con razón, con moral, con ética, con humanidad, capaces de generar puestos de trabajo seguros y responsables promoviendo el desarrollo y progreso de todos, respetando la integridad del ser humano. Profesionales sin miedo a fracasar, sin miedo al cambio, porque si algo aprendimos fue la resiliencia, la capacidad de adaptarnos positivamente a las situaciones adversas.
Actualmente, el Perú está pasando una serie de problemas de corrupción dónde, incluso, están involucradas personas que han pasado por universidades de prestigio y otras que no. Nosotros, como profesionales de esta nueva generación, nos veremos expuestos a infinidad de pruebas en nuestros trabajos, donde tendremos que tomar decisiones que deben estar acorde a los valores que aprendimos en estos años. El Perú necesita de nosotros, de nuestra probidad, de nuestro ingenio y creatividad para ser la luz en medio de la oscuridad y dejar de ser el mendigo sentado en el banco de oro.
El final de esta etapa trae consigo un nuevo inicio: nuevos planes, nuevos retos y sueños. Por ello, es necesario iniciarlos conscientes que este logro alcanzado implica un compromiso con las decisiones que tomemos. Debemos tener siempre presente que todo lo que sabemos solo será útil si somos capaces de compartirlo con otros ayudando a que su trabajo sea más fácil y seguro. Para poder hacerlo necesitamos dejar atrás el egoísmo y trabajar con espíritu de servicio, en lugar de buscar que nuestro nombre quede tallado en piedra, procurar que pueda quedarse en el corazón de los demás, de las personas que tendremos a cargo trabajando con nosotros.
Finalmente, me dirijo a ti colega, a ti compañero de estos años de estudio y te digo que creas en tus sueños. Cree que trabajarás en la empresa que tanto quieres, cree que serás el mejor marketing para la universidad, cree en tu formación, cree en el proyecto de emprendimiento que presentaste en algún semestre, cree en formar tu propia empresa, cree en hacer un mundo mejor y, como dice el slogan de nuestra amada UCSS: CREE EN TI.
Muchas gracias.