Programa Magallanes: Una bella experiencia que transforma y enriquece.

Shirley Rosas Cabello, estudiante de la Facultad de Ciencias de la Salud (FCS) de la UCSS, compartió su enriquecedora experiencia en Italia, donde participó en un programa de intercambio académico como parte del Programa Magallanes, en colaboración con la Universidad de la Insubria y el Centro Gulliver. A través de su testimonio, nos invita a conocer los aprendizajes y vivencias que marcaron su paso por la provincia de Varese.

Por: Shirley Rosas Cabello

En un abrir y cerrar de ojos, han pasado más de cuatro meses, pero aún siento la felicidad que experimenté al descubrir que había conseguido un lugar para viajar a Italia. La aventura comenzó el 15 de julio de 2024, llena de miedos e inseguridades, pero con la mejor compañía. Desde el primer momento, al llegar al aeropuerto de Milán, me sentí bienvenida, como si estuvieran allí esperándonos para darnos una cálida recepción.

El primer mes fue, sin duda, inolvidable: días dedicados casi por completo al estudio y noches llenas de risas, anécdotas y, sobre todo, un enriquecedor intercambio cultural entre italianos, paraguayos y peruanos. Cada momento fue extraordinario. Disfruté mucho de las clases; algunas más dinámicas, otras más teóricas, pero todas cumplieron su propósito de brindarnos nuevos conocimientos. Incluso la comida en el Centro Gulliver fue excepcional: pude probar platos deliciosos y descubrir pequeños placeres, como disfrutar una taza de café sin azúcar después del almuerzo, algo que aprecio muchísimo.

Las visitas a la RSA Menotti y la sede de Cantello superaron todas mis expectativas. Fue la primera vez que veía de cerca la estructura y el funcionamiento de una RSA (Residencia Sanitaria Asistida), y me impresionó el nivel de tecnología que utilizan, desde una bicicleta que simula un viaje a cualquier parte del mundo hasta una máquina que organiza medicamentos por horarios y días. Todo está pensado para mejorar la calidad de vida de los residentes y facilitar el trabajo del personal. Lo que más me impactó fue cómo estas herramientas no solo optimizan el tiempo, sino que también contribuyen a una atención más humanizada y eficiente.

Lo que más disfruté fue la excelente organización y la dinámica de formar equipos diferentes cada semana. Esto no solo aseguraba que todo estuviera listo a tiempo, sino que también fomentaba la interacción y el compañerismo entre todos.

La experiencia en la RSA fue mucho más allá de lo que había imaginado. Estoy profundamente agradecida con cada uno de los enfermeros, el médico e incluso los auxiliares (OSS (Operador Socio-Sanitario) y ASA ( Auxiliar Socio-Asistencial) ) que estuvieron a mi lado, brindándome su apoyo y compartiendo conmigo parte de sus conocimientos. De esta experiencia obtuve aprendizajes invaluables, desde tareas básicas como colocar una bolsa en el carrito de medicación hasta saber cómo actuar en caso de un paro cardíaco. Me gustó tanto que, durante los fines de semana o cuando solo había una enfermera para dos divisiones, me dejaban estar en una de ellas como enfermera. Esa confianza que depositaron en mí es algo que nunca olvidaré, ya que fue, sin duda, una de las mejores partes de todo mi internado. Además, logré resolver muchas de las dudas que tenía al inicio, lo cual me dio una gran satisfacción.

Vivir en el mismo lugar donde trabajaba resultó ser una gran ventaja, ya que me permitió estar más cerca de las actividades diarias, facilitando mi aprendizaje y dándome una mayor comprensión del entorno laboral. Aunque hubo algunos desafíos, como adaptarme a la convivencia, valoro profundamente haber contado con lo esencial: comida, agua, electricidad e incluso acceso a internet. Todo esto contribuyó a que mi experiencia fuera más cómoda y enriquecedora, permitiéndome concentrarme en aprender y aprovechar cada momento.

Estoy profundamente agradecida con cada persona que hizo posible esta oportunidad enriquecedora e inolvidable. A pocos días de terminar el internado, puedo decir con certeza que ha sido la experiencia más hermosa que he vivido. Todos estos maravillosos recuerdos permanecerán para siempre en mi corazón y marcarán otro hito en mi vida. En todo este tiempo, he aprendido mucho más de lo que imaginé, no solo en el ámbito de mi carrera, sino también sobre el trabajo en equipo, la resiliencia y la importancia de la empatía. Hoy, mirando al futuro, me siento más preparada y motivada para enfrentar nuevos desafíos con confianza y determinación. Cada experiencia me ha brindado herramientas valiosas para seguir creciendo y alcanzar mis sueños y objetivos.

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