“Leer o narrar cuentos, qué prefiere el alumno”

La Mg. Verónica Inés Fernández Montemayor, gestora académica del CESED, nos habla del cuento cómo recurso didáctico y comparte las técnicas antes de relatar frente a los alumnos.

Por: Verónica Inés Fernández Montemayor.

“El narrador se presenta como una figura adulta que se sitúa al lado del lector infantil para ayudarle tanto a explorar el mundo de ficción creado, como a distanciarse de él, en un juego de humor y complicidades”. Teresa Colomer (1998: 297)

En la actualidad muchos docentes consideran al cuento como un recurso didáctico, aplicándolo en las sesiones de clase, pero es importante detenernos a pensar sobre la forma en que se realiza el trabajo con los cuentos en las aulas. Además, existe dificultad en poder diferenciar una lectura de una narración de un cuento, en saber cuál sería lo más atractivo e interesante para el alumno.

Según Cronwell Jara (2003:149): “Un cuento es una historia que surge de una necesidad, que contiene acciones dramáticas, su argumento es organizado y sus personajes se encuentran bien caracterizados”. Por ende, difícilmente podría ser olvidada la historia para poder contarla, recordando así claramente las escenas del cuento, ya que se encuentra bien definido al igual que sus personajes. Señala también que, “cuento” quiere decir, llevar cuenta de un hecho, es relatar algo trascendente en un sentido dramático.

Víctor Cufré (1993:67-68), afirma que: “La narración es un arte, ya que, por la magia de la palabra oral, ha encontrado refugio en los infantes donde a través del cuento florece con ternura y encanto en las recreaciones de relatos “sucedidos” y leyendas”. Durante la realización de una narración intervienen factores cognitivos como la atención, la memoria e imaginación. Aplicar una narración ante un público, involucra pasos previos como: la preparación, presentación, lugar, recursos auxiliares (voz, gustos, materiales) y la recreación.

Una narración de un cuento, según Holguín, Virgilio y León (2003:12), brinda ventajas como el logro de un clima agradable en clase, estableciendo confianza entre el docente y sus alumnos de manera entretenida. Además, despierta la imaginación, desarrolla la formación de hábitos de atención, mejora el léxico y la solución de problemas de inteligencia. Un cuento leído por placer difícilmente correrá el riesgo de ser olvidado porque se activó la sensación del disfrute. Los beneficios que aporta la narración de cuentos son:

  • Fortalecer habilidades de comunicación oral y escrita del niño.
  • Estimular el desarrollo de la inteligencia al activar diversas habilidades cognitivas.
  • Favorece la autoestima, desarrollando la sensibilidad y el juicio crítico.

Otra reconocida autora, como Teresa Colomer (1998: 73), sostiene que “A través de los cuentos el niño empieza a descubrir la potencialidad simbólica del lenguaje: su poder para crear muchos posibles o imaginarios por medio de la palabra”. Esto significa que el cuento es un medio que permite el desarrollo de la habilidad comunicativa que todo ser humano posee. Por ello, es pertinente mencionar que existen cuentos que hacen “vivir” situaciones nuevas por placer, disfrutar con imaginación y fantasía una historia, permitiendo que el niño esté más preparado para enfrentar los obstáculos, aplicando soluciones a problemas de su vida de manera cotidiana.

Siguiendo a Hilda Neyra (2004: 147), señala que: Generalmente el relato de los cuentos tiene mayor efecto cuando maestro y alumnos están sentados en el suelo, porque de esta manera todos se encuentran a la misma altura: el maestro abandona su plano de superioridad y pasa a ser otro niño más que se integra al grupo y se confunde entre ellos. Al respecto, el narrar un cuento, considerado como historia secuencializada, se caracteriza por la concentración de sus elementos y brinda un juego tensional que asegura una distensión inmediata en el aula. Podemos considerar el aporte señalado por Neyra, H. (2004: 149), donde menciona actividades previas al relatar un cuento:

  •  Leer el cuento varias veces y aprendérselo bien, antes de contarlo al niño.
  • Manejar adecuadamente la lengua, adaptándose al nivel lingüístico del niño.
  • Penetrar en los personajes para poderlos sentir y comprender sus reacciones y manera de ser.
  • Memorizar las fórmulas verbales repetitivas que tanto gustan al niño.
  • Sonorizar el cuento y dar expresividad, énfasis y entonación adecuada para hacer muy marcado el uso de diminutivos y contrastes.
  • Entrar en la magia del cuento y vivirla interiormente para poderla comunicar al niño.
  • Hacerle sentir en tal forma el gusto por los cuentos, que lo impulse a querer leerlos por su propia cuenta, despertando su necesidad por leer, derivada del placer que le proporciona el cuento.

Finalmente, un docente que diferencie entre una lectura y una narración de un cuento, podrá ser capaz de reflexionar sobre su labor pedagógica realizada al trabajar la “hora del cuento” en el aula, por ende, aplicará estrategias adecuadas para con sus alumnos de acuerdo a sus edades, intereses y circunstancias. Considerando que, no solo debe hacerse una estrategia habiendo leído un fragmento de un cuento, necesita un todo, la obra completa. Monserrat, Sarto. (1998:21).

 

 Mg. VERÓNICA INÉS FERNÁNDEZ MONTEMAYOR: Magíster en Literatura Infantil – Juvenil y Animación a la Lectura de la Universidad Católica Sedes Sapientiae. Licenciada en Educación Primaria. Cuenta con un Diplomado en Psicopedagogía de la Lectoescritura. Ha participado en proyectos educativos de organización y ejecución de planes de trabajo como asesoramiento a docentes de especialidad. Con más de 14 años de experiencia en la Formación y Desarrollo Académico.

 

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

BETTELHEIM, B. (1999). Psicoanálisis de los cuentos de hadas. Editorial Crítica. S.L. Barcelona.

COLOMER, T. (1998). La formación del lector literario. Narrativa infantil y juvenil actual.  Editorial El árbol de la memoria. Madrid

CUFRÉ, V. H. (1993). Lengua y literatura preescolar – Tomo 2. Editorial Cincel. Buenos Aires.

GAVINOSER, K. (1993) Un espacio para el tiempo del cuento en el aula-taller. Editorial Club de Estudio. Buenos Aires.

JARA JIMÉNEZ, C. (2003). El arte de cazas dragones. Manual y métodos para escribir cuentos para niños. Editorial San Marcos. Lima.

NEYRA, H. (2004). Aprendiendo a Comunicarnos – Vademécum de  Lengua IV. Editora Talleres Gráficos. Lima.

REYES, H.; LEÓN, V. (2003). Creando cuentos para niños y las niñas. Editorial Longseller. Argentina.

SARTO, M. (1998). Animación a la lectura con nuevas estrategias. Editorial SM.  Madrid.

Publicado el

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *