Vocación, cuidado y humanidad en la formación de enfermería

Dos estudiantes de enfermería consolidaron su desarrollo profesional durante un semestre en el Hospital del Niño de Breña, reafirmando principios de cuidado humano y servicio.

Fuente: Oficina de Relaciones Internacionales

Para Julia Cidrián y Lucía Aranda, el sentido de este semestre académico en el Hospital del Niño de Breña ha sido entender y valorar profundamente la profesión de enfermería, al descubrir en el quehacer cotidiano acciones profundamente humanas, basadas en la empatía, la solidaridad y el respeto por la dignidad de cada persona. “Es una experiencia invaluable que ha enriquecido enormemente nuestra visión a futuro como enfermeras y nos motiva a seguir creciendo como profesionales comprometidas con la salud y el bienestar de las comunidades”, sostiene Lucía.

Asimismo, Julia expresa con convicción: “Ha sido un semestre que nos reafirmó que elegimos la profesión correcta”. Esto significa que cada encuentro con los niños y sus familias se convirtió en una enseñanza viva. Para ellas, el cuidado dejó de ser solo una serie de procedimientos: se transformó en un acto profundamente humano. “Entendimos que detrás de cada paciente hay una historia, una familia, una preocupación… y que nuestro rol no es solo técnico, sino emocional”, manifiesta Cidrián.

Al hablar sobre los principios que consideran fundamentales para ejercer la enfermería, destacan cuatro pilares: la empatía, la responsabilidad profesional, la comunicación efectiva y la vocación de servicio. “Una enfermera debe estar siempre dispuesta a aprender, a escuchar y a actuar con ética. La formación nunca termina”, señala Lucía Aranda.

Mientras relatan su experiencia, coinciden en que este periodo las obligó a salir de su zona de confort y enfrentarse a escenarios desconocidos. Descubrieron la importancia de la empatía, de la escucha activa y de brindar un acompañamiento que dé seguridad en momentos de incertidumbre. “A veces, una palabra de ánimo o una presencia tranquila puede ayudar tanto como un tratamiento”, afirman.

El compartir esta experiencia con otros profesionales de la salud, formados dentro de la cultura peruana, “nos ha permitido reconocer la fuerza del trabajo en equipo, el aprendizaje mutuo y la universalidad del cuidado. Hemos elegido una profesión que trasciende fronteras y que tiene un profundo impacto en la vida de las personas”, sostienen ambas estudiantes de la carrera de Enfermería.

Este semestre ha marcado un antes y un después en su formación profesional, una experiencia que “nos permitió aprender a adaptarnos, trabajar con recursos distintos y valorar la creatividad y resiliencia que requiere el cuidado en contextos diversos. También hemos fortalecido competencias como la comunicación intercultural, la toma de decisiones éticas en situaciones complejas y el trabajo multidisciplinar”, puntualizan Julia y Lucía.

Finalmente, las dos estudiantes de Enfermería expresaron su profundo agradecimiento a la Universidad Pública de Navarra (UPNA) por brindarles la oportunidad de vivir esta experiencia internacional, y a la Universidad Católica Sedes Sapientiae (UCSS) por acogerlas, acompañarlas y guiarlas durante todo el semestre. Reconocen que el apoyo institucional hizo posible este crecimiento personal y profesional que hoy marca su vocación con mayor claridad y compromiso.                                                          

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