Quizás habría sido suficiente un encuentro… ¡también en Ayacucho!
¿Y, de qué se trata? Se le podrían poner muchos nombres pero, en síntesis, se trata de esas exigencias de felicidad, verdad, justicia y bien que nos constituyen como seres humanos.
Es lo que estamos aprendiendo, en estas primeras semanas de clases, empezando la lectura de ‘‘El sentido religioso’’ y es algo… de ¡una importancia incalculable!
¿Qué nos sugiere respecto a lo que vemos todos los días en nuestro entorno o escuchamos en los medios?
Por ejemplo, a propósito del horrendo crimen de la adolescente de Ayacucho repetidamente violada, frente al cual profesionales entendidos y opinión pública piden encarnizadamente, para sus violadores, penas más severas, cadena perpetua, pena de muerte.
¿Pero quiénes son estos violadores? ‘‘Menores y adultos’’ dicen los medios pero… ‘‘adultos’’ de ¡19 años! es decir jóvenes, poco más que adolescentes.
Y, nosotros, los adultos, en general y, más precisamente, los educadores ¿cómo nos sentimos? ¿cómo nos juzga ese ‘‘Todos los hombres tienen el derecho y el deber de aprender…?’’ ¿Qué hacemos para que este ‘‘derecho y deber’’ se vuelvan efectivos?
¿Pensamos que habría pasado lo mismo si, en algún rincón de su memoria y – ¡de su conciencia! – estos chicos se hubieran podido acordar que alguien se lo había enseñado?
La pregunta es inquietante pero absolutamente lícita y necesaria porque, es innegable que… ¡‘‘quizás habría sido suficiente un encuentro para que su vida fuera distinta’’!
Write a comment
0 Comments
There are no comments yet.