Carta abierta a profesores y estudiantes
‘‘Después de salir de cursos básicos y profundos como Antropología religiosa, Hitos del arte universal y Doctrina social de la iglesia, que nos enseñan sobre la belleza del ser humano y su conexión con lo divino, uno espera con ansias cómo la maestra de carrera realizará la conexión con el curso correspondiente’’
Así escribe, en los comentarios libres de la evaluación docente, uno de ustedes.
Entonces… ¡se puede! Es posible estar en la Universidad consciente y seriamente, es decir no limitándose a cursar mecánicamente una asignatura tras otra, sino percibiendo el hilo que las une y que indica la finalidad y la dirección.
Naturalmente – como no se trata de un producto preconfeccionado – para verlo hay que estar atentos y ser activos: atentos para vislumbrar el hilo, a veces casi invisible, que recorre la tela, y activos para buscarlo (como hace el estudiante citado) cuando parece desaparecer.
Esto es Universidad: una comunidad de profesores y estudiantes que dialogan, interactúan con un dinamismo constante de enseñanza y aprendizaje mutuo, sin miedo a corregirse y disponibles a cambiar y recomenzar siempre porque más amantes de la verdad que preocupados de afirmarse a sí mismo.
Lo que nos interesa no es ser una Universidad y Facultad perfecta, sino un lugar vivo de real amistad operativa: una unidad de hombres que trabajan tensos hacia ese bien y esa verdad que cada uno, incluso a veces sin saberlo, entrañablemente anhela.
Hagamos este camino, asumamos este trabajo: es nuestra irrenunciable responsabilidad frente al Destino y a los hombres.
Cordialmente,
Giuliana Contini
Los Olivos, 18 de setiembre de 2013
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