Despojos y Porvenir
Despojos y Porvenir
Karina Stephanie Molina
Desde la fatídica noche del 26 de septiembre, las velas, las antorchas y las llamaradas alumbran las calles de México. La chispa que encendió estas velas, antorchas y llamaradas vino de las cenizas de los cuerpos de 43 estudiantes a quienes la policía arrestó impunemente y posteriormente entregó a un grupo del crimen organizado.
Pero ¿Quiénes eran estos estudiantes? Eran “normalistas”, es decir, asistían a escuelas dedicadas a formar profesores a las cuales en México comúnmente se les llama “Normales”. Su educación estaba a cargo de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, una institución diseñada para jóvenes de bajos recursos, en donde se les preparaba para ser profesores de primaria o de educación física dentro de una región cuya tasa de analfabetismo es muy alta ¿Cuál fue el crimen de estos estudiantes? ¿Por qué fueron arrestados? Bueno, desde hace más de un año, al alcalde de Iguala, José Luis Abarca, se le había acusado de asesinar a su rival político y precandidato a la alcaldía, Justino Carvajal, además se le acusaba de nepotismo, autoritarismo y corrupción. Estos hechos habían despertado algunas protestas, las cuales llegaron a infligir daños al Ayuntamiento. El 26 de septiembre, la esposa del alcalde, María de los Ángeles Pineda, cuyos hermanos están fuertemente relacionados con el narcotráfico (específicamente con el grupo Guerreros Unidos), iba a dar su segundo informe de labores en el centro de Desarrollo Integral de la Familia (DIF). La Primera Dama usaba estos actos para promoverse a sí misma, ya que era una de las aspirantes a la alcaldía para 2015. A sus oídos llegó la noticia de que un grupo de estudiantes se dirigía a Iguala. En su paranoia imaginó que estos estudiantes provenientes de Ayotzinapa venían a sabotear su evento. Se cree que de ahí vino la orden, ella demandó a su esposo dar un “escarmiento” a los estudiantes para impedir que interrumpieran su discurso. Pero ¿Cuál era la verdadera razón por la cual los estudiantes se dirigían a Iguala? Los estudiantes iban rumbo a Iguala para organizar una colecta con el fin de sufragar los gastos para viajar a la ciudad de México y así, poder asistir a la marcha conmemorativa de la matanza de estudiantes del 2 de octubre de 1968 que se celebra cada año. Ahora bien, ¿Cómo se desarrollaron los hechos del 26 de septiembre? Mientras los normalistas se encontraban a bordo de tres autobuses, un grupo de policías les disparó, enseguida un grupo de civiles los rafagueó. En el ataque 20 personas fueron heridas y 6 murieron de forma tan brutal que a uno de los estudiantes le arrancaron los ojos y además le desollaron el rostro. No conformes, los policías arrestaron a 43 de los normalistas, los subieron a una camioneta y no se supo más de ellos. Después mediante diversas declaraciones se averiguó que los jóvenes fueron entregados por los mismos policías al grupo delincuencial de Guerreros Unidos, el cual tiene una fuerte presencia en Guerrero, estado donde sucedió la tragedia. Según testimonios de poca fiabilidad, estos narcotraficantes los quemaron, a algunos muertos y a otros aún con vida, para después juntar las cenizas en bolsas y deshacerse de ellas.
A casi dos meses de estos hechos la policía ha arrestado a diversas personas, entre ellas al Alcalde de Iguala y a su esposa, no obstante, no se han obtenido evidencias verosímiles de lo que les ocurrió a los estudiantes. La policía está desesperada, hace declaraciones absurdas y cae en constantes contradicciones. Mientras tanto, nuestros gobernantes, con toda la frivolidad posible, se exhiben en revistas como “¡HOLA!” o “Marie Claire”, hacen viajes diplomáticos y los hijastros se dedican a recibir premios. No les interesa en realidad el sufrimiento de 43 familias y de toda una población que se pregunta cómo llegamos hasta este punto en el que a cada paso que se da se encuentran fosas clandestinas y se observan cientos de cadáveres, en donde ya nadie sale tranquilo porque los delincuentes se apoderaron de las calles mientras la policía está muy ocupada metiéndose hasta Ciudad Universitaria para perseguir y disparar a los estudiantes. En este país teñido de sangre las velas ya no sólo se encienden por los normalistas de Ayotzinapa, sino también por las muertas de Juárez, del Estado de México, por los bebitos de la guardería ABC, por los periodistas muertos, por los desaparecidos y por aquellos que, aunque aún respiramos, este Estado nos asfixia cada día con el olor a podredumbre que emana.
La versión corta de la tragedia que se vive en México la hemos relatado en las líneas anteriores, la versión larga, nos dice que la afrenta del gobierno contra su población se ha vivido desde hace años y de innumerables formas. Empero, una de las más memorables fue en 2009 con la reforma integral de la educación media superior (RIEMS), cuando los cursos de filosofía fueron eliminados de las preparatorias mexicanas ¬-con excepción de las dependencias de la Universidad Autónoma de México (UNAM)- tan sólo tres años después de que gran parte del presupuesto nacional se destinará a la guerra que el presidente Calderón emprendió contra el narcotráfico. En este país leer es peligroso, pero pensar es imperdonable, porque la educación es lo único que nos queda, por eso las protestas se hacen desde las aulas de la Universidad, profesores, alumnos, trabajadores se pronuncian contra estos atroces hechos. Se cuelgan pancartas con las fotografías de los 43 normalistas desaparecidos y se emiten comunicados. Las protestas son pacíficas, se hacen gritando frases, con veladoras o con antorchas, porque ya estamos hartos de la violencia, ésta es de uso exclusivo del gobierno, de los criminales y, aunque hay infiltrados que provocan al contingente y personas que se desesperan, es la misma gente de la protesta la que los detiene.
Este texto se escribió con el fin de dar a conocer qué pasó, sin embargo aquello que es primordial es ser conscientes de que pasó, que esta sociedad permite que infamias como esta sucedan. El desarrollo de los hechos es importante, pero más lo son los hechos en sí mismos. Actualmente a México le faltan 43 estudiantes, a México le falta justicia, le falta libertad, le falta paciencia, porque ya está harto de tantas muertes impunes, de los abusos, de ser ignorado. La responsabilidad que radica en cada uno de nosotros se centra en la voluntad de no cerrar los ojos ante tales acontecimientos, en no menospreciarlos, en ver la realidad tal cual es y creer en nosotros, porque somos nosotros quienes tenemos que actuar. La responsabilidad está en todos, especialmente en aquellos que alguna vez fuimos estudiantes, que queremos ser o que somos profesores que luchan cada día con palabras que tocan el espíritu para que el ser humano no tenga que volver a emplear las armas materiales. Tal como alguna vez lo dijo el filósofo Michel Foucault “el conocimiento estimula el pensamiento”, así que es educándonos, educando y pensando como seremos y formaremos hombres libres e ilustrados que no se sometan al miedo. Y aun cuando las velas sean apagadas por el autoritarismo y la indiferencia de algunos, aun cuando las antorchas y las llamaradas se extingan, el fuego que las cenizas de esos 43 cuerpos lograron encender en nosotros, ese ya no va morir.
Karina Stephanie Molina
Pasante de la carrera de Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Diplomada en Historia de la filosofía por la Universidad del Claustro de Sor Juana (UCSJ). Diploma Baccalauréat en Ciencias y Tecnologías Industriales Especialidad: STI 1 Génie mécanique Option A, Ingeniería Mecánica por el Liceo Franco Mexicano (LFM).
Actualmente, se desempeña como analista de prensa en la empresa de seguridad francesa Grupo Irena Corporativo. Asimismo, ha participado como ponente en el «Congreso Latino Americano de Ciencia y Religión», organizados por el Ian Ramsey Centre de la University of Oxford (2012), con la ponencia: «Fundamentos para la realización de una educación libre e integral: Una introspección al concepto de laico»; además de haber colaborado en la organización del Seminario «Análisis y Perspectivas de las Políticas Públicas del Agua en México» dentro del Proyecto de la Red del Agua UNAM y en trabajo conjunto con la Comisión de Recursos Hidráulicos, el Comité y el Centro de Estudios de Derecho e Investigaciones Parlamentarias de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión (2012). Línea de investigación de tesis: Situación de Seguridad en México a partir del comienzo de la llamada “guerra contra el narcotráfico” en 2006.
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