Un arco para Lima

A propósito del proyecto de recuperación del “Arco del Puente”, LAP hace una retrospectiva de la historia y esplendor de este monumento desaparecido en 1879.

Por Kristhian Ayala Calderón

En la edición de octubre de El pregonero, órgano de difusión del Programa para la Recuperación del Centro Histórico de Lima (PROLIMA), se presentó el proyecto de reconstrucción del famoso Arco del Puente, uno de los monumentos más nostálgicos que ha perdido el Centro Histórico de Lima.

Una de las fotografías del Arco del Puente (1872) tras su última restauración y antes de su desaparición a causa de un incendio.

Cuando revisamos la historia fotográfica de Lima, es inevitable toparse con las imágenes de este famoso arco ubicado al inicio del emblemático Puente de Piedra que unía Lima con el barrio de Abajo el Puente (Rímac), otro de los monumentos que ha tenido mejor suerte al mantenerse hasta la actualidad, pese a las modificaciones y obras en su entorno.

 

Puertas de la ciudad

La existencia del arco en las ciudades tiene el origen en la sabiduría de los etruscos, pero fueron los romanos quienes introdujeron la figura del arco, además de la arquitectura de edificios públicos, en pórticos o conmemoraciones de determinadas gestas, a los que llamaron arcos de triunfo. Estos, por lo general, se ubicaban a la entrada de plazas o foros (Barsa, 1973).

España, como parte del antiguo Imperio romano, no podía ser ajena a la construcción de arcos e incorporarlos a una tradición arquitectónica de imponente belleza. Es así que, durante el virreinato, las principales ciudades, como Lima, debían tener sus arcos de triunfo o pórticos de ingreso y salida.

Durante el amurallamiento de la ciudad de Lima, para protegerla de los piratas, corsarios y ataques de los enemigos de la corona española en el siglo XVII, se construyeron 10 portadas: Martinete, Maravillas, Barbones, Cocharcas, Santa Catalina, Guadalupe, Juan Simón, San Jacinto, Callao y Monserrate. Estratégicamente ubicados para el ingreso y salida de la ciudad hacia los puntos cardinales.

La desaparecida Muralla de Lima construida entre 1684 y 1687 (y derribada para la expansión de la ciudad en la segunda mitad del s. XIX) contaba con portadas por las que se podía entrar y salir de los cuatro puntos cardinales de la ciudad. De todas ellas, el Arco del Puente, es la más antigua (existente, incluso, más de cien años antes de la muralla) y significativa por el empeño que tuvieron los limeños en mantenerla en pie a lo largo de tres siglos, pese a los embates naturales y de origen técnico.

 

Algunos de estos arcos fueron conocidos por su belleza y por el alto tránsito que implicaban. Dos de ellos han quedado en la memoria. En primer lugar, la Portada de Maravillas, por la que se ingresaba a la Ciudad de los Reyes desde el Este. Por otro lado, la Portada del Callao, que marcaba los confines de la ciudad e iniciaba el camino hacia el puerto. Ambas desaparecieron en el gobierno del presidente José Balta (1868 – 1872), quien decidió demolerlas para dar paso a la expansión y modernización de la ciudad, así como a la construcción del Parque de la Exposición, al estilo de los enormes parques y bosques de las ciudades europeas, el cual, particularmente, tenía un arco del triunfo a su ingreso, mirando al Sur, ubicado en la hoy Avenida España. En el caso de la Portada del Callao, fue reemplazada por la actual Plaza Dos de Mayo.

Uno de los pórticos de la Muralla de Lima era la Portada de Maravillas, que significaba el ingreso y salida Este de la ciudad.
Otra portada famosa, por su estratégica ubicación, era la del Callao, importante para el ingreso de viajeros, mercadería y alimentos. En su lugar existe hoy la Plaza Dos de Mayo.
Arco del Triunfo, construido en la era Balta (1872), ubicado a la entrada norte del Parque de la Exposición, hacia el lado del Parque Neptuno. Se puede apreciar el llamado tranvía de sangre, por ser halado por caballos. Esa vía hoy es el paso a desnivel de la Avenida España.

 

El arco más antiguo 

Sin embargo, el primer arco del triunfo o portada de Lima, fue el llamado Arco del Puente que, tal como mencionamos líneas arriba, abría camino hacia el Puente de Piedra que atravesaba el río Rímac, hacia el Norte, y conectaba la ciudad de Lima con el barrio de Abajo del Puente.

La historia registra varias versiones desde su construcción en el siglo XVI, a pocos años de fundarse la ciudad de Lima. La primera acta de nacimiento del Arco del Puente data del acuerdo del Cabildo de octubre de 1560, en el que se determinó el levantamiento de «un arco de adobe blanqueado y pintado» como bienvenida al próximo virrey del Perú (Tipian, 2017).

Grabado que ilustra cómo se dibujaba el paisaje limeño desde el Rímac, con el Puente de Piedra y el Arco del Puente que abría el ingreso a la ciudad de Lima desde el Norte.

Los trabajos estuvieron a cargo del mercader Diego de Palencia y tuvieron la finalidad, además, de ser una obra perpetua, marco de conmemoraciones e ingreso a la ciudad desde el norte. La obra estuvo lista para que el 17 de abril de 1561 hiciera su ingreso oficial el Virrey Diego López de Zúñiga y Velasco, el Conde de Nieva.

Así era vista la silueta de la ciudad de Lima interpretada por los acuarelistas europeos que la visitaban, como un panorama de cúpulas, torres, puentes y entre las que se encontraba el Arco del Puente.
Maurice Rugendas fue uno de los viajeros franceses que retrataron las costumbres y la cotidianeidad de los limeños, en cuyas obras nunca faltaron las imponentes iglesias, edificios, balcones, tapadas, comercio y, cómo no, el Arco del Puente.

Fiel a su característica de ciudad comercial, se determinó que, a un lado del Arco, en la Calle de Fierro Viejo (luego denominada Calle del Palacio o primera cuadra del Jirón de la Unión), hubiera vendedores y mercachifles.

 

Fotografía original en papel fibra, antes y después de ser retocada. La vista corresponde a la calle de Fierro Viejo mirando en perspectiva al Puente de Piedra y su rumbo al barrio de San Lázaro en el hoy distrito del Rímac.

Con motivo de la reconstrucción del Puente de Piedra se hizo necesario el levantamiento de un nuevo arco, por lo que el nuevo arco, inaugurado en 1611 y realizado “por el Maestro Juan del Corral; ostentaba en la hornacina, sobre la arca una imagen en bulto de Nuestra Señora de Belén, dando frente a la calle de Palacio, y «dos torrecillas de remate» al Barrio de San Lázaro. En los muros lucianse [sic] inscripciones en latín relativas a la construcción del puente, con los nombres del Virrey, Comisarios y Maestro que intervinieron.” (Tipian, 2017).

La calle de Fierro Viejo albergaba varios comercios que se extendían, incluso, a las bases del Arco del Puente. Hoy es la primera cuadra del Jirón de la Unión y el Puente ocupaba la explanada que conecta la Alameda Chabuca Granda con el Puente de Piedra.

La historia del Arco del Puente, sin embargo, está marcada por los embates sísmicos, usuales en la capital. Así, los terremotos se trajeron abajo sus cimientos mal proyectados, pese a la belleza de sus remodelaciones. 

En 1738, el Virrey José Antonio de Mendoza Caamaño y Sotomayor, Marqués de Villagarcía, mandó reforzar el Arco y construir una imagen del rey Felipe V, obra encargada al escultor limeño Baltazar Gavilán. Sin embargo, el terremoto de 1746 destruyó completamente el Arco.

Nuevamente, en 1752, se mandó reconstruir el Arco del Puente; pero no sería hasta la intervención del Virrey Manuel Amat y Juniet, en 1771, conocido por las grandes y bellas obras urbanas, que la coronó con vistosas torres a ambos lados y un gran reloj iluminado con gas de doble esfera transparente, dándole, además un estilo rococó.

Vista del Arco del Puente y su colindancia con la Iglesia de Desamparados, también desaparecida.

Con la independencia del Perú, se colocó el escudo nacional en alto relieve y su presencia al pie del Puente de Piedra acompañó la nueva época, con sus revueltas, guerras civiles y, por supuesto, protagonizar el lienzo de los artistas viajeros. 

Para el gobierno del presidente José Balta, en 1872, se realizó una última remodelación y, tal como cita David Pino (2017) al historiador don Ismael Portal: “Durante la realización de estos trabajos, en determinado momento en que para apreciar el estado, asomó por los balcones de Palacio que caen a Desamparados, (José Balta) advirtió que, a causa de la seria limpieza que se efectuaba, había aparecido en grandes y muy borrosos caracteres un rótulo que decía: “Dios y el Rey”. -¡Cómo es eso!- exclamó sorprendido nuestro popular presidente. El rey se acabó hace mucho tiempo. Ahora debe ponerse ahí (y mando que se ponga): Dios y la Patria.”

El rococó o barroco francés identificó el estilo del Arco del Puente luego de su remodelación comandada por el Virrey Manuel Amat y Juniet. En la foto puede verse la época republicana del Arco, con una maravillosa vista hacia el Puente de Piedra, la Iglesia y el barrio de San Lázaro (Rímac).

Virreinato vs. República. Así debió lucir el Arco del Puente con la inscripción “Dios y el Rey” hasta antes de 1872, en que el presidente Balta mandó a cambiarlo por “Dios y la Patria”. Ahora bien, en un Estado laico, como el nuestro ¿cuál sería la frase que debería ir ante una eventual reconstrucción del Arco?

La última desventura de tan bello e imponente pórtico tuvo lugar en 1879, en pleno apogeo de la Guerra del Pacífico, cuando de madrugada fue consumida por un incendio que inmediatamente consumió sus estructuras de madera. Los orígenes del siniestro se debieron, probablemente, a la ubicación de comerciantes en sus bases que en determinado momento causaron el chispazo que detonó en tal pérdida. No faltan las suspicacias históricas, dado el contexto, que atribuyen el hecho a un personaje chileno que vivía en Lima, lo cual hubiese sido lamentable e ilógico, pues dos años después, cuando el ejército chileno ocupó Lima, tan imponente monumento les hubiera deslumbrado, luego de su ingreso al Palacio de los Virreyes. 

En la foto puede verse al detalle la suma de los elementos que han ido sumándose en tres siglos de existencia, como las campanas, el reloj (época virreinal) y el pabellón nacional (época republicana).
Así ilustró el incendio del Arco del Puente la revista La Ilustración Española y Americana.

 

El proyecto de restauración

Para PROLIMA proyecta su restitución en el mismo lugar que ocupó durante tres siglos y ello implica la restauración y puesta en valor del Puente de Piedra, intervenido tantas veces y recuperar su configuración primigenia. El equipo responsable comenzó por estudiar las imágenes del fotógrafo francés Eugene Courret y elaborar un render lo más exacto posible en dimensiones y proporciones originales. 

A partir de la fotografía del francés Eugene Courret se pudo establecer las proporciones para la elaboración de los render del proyecto de reconstrucción a cargo de PROLIMA.

El proyecto contempla, según El Pregonero “una sala de interpretación ubicada entre los campanarios de la parte alta del arco, a la que se podrá llegar mediante un ascensor o por escaleras […] un ambiente que servirá para difundir el legado histórico del propio monumento y como mirador hacia Lima y el Rímac. De esta manera, se asegura el derecho colectivo al uso y disfrute del patrimonio histórico, ya sea para la educación, la cultura o el ocio. Un derecho que se busca promover e institucionalizar para mejorar la calidad de vida de los vecinos y los visitantes del Centro Histórico de Lima.” (2021).

Vista del Arco desde el Puente de Piedra que, además, será intervenido para recuperar su forma original.
El Centro de Interpretación en el interior permitirá que los visitantes conozcan la historia y la puesta en valor de esta monumental obra muy presente en la añoranza de la ciudad de Lima, al que se podrá acceder por elevadores internos.
Otro ángulo de los render del proyecto que permiten ver la majestuosidad que brindaría a esta parte de la ciudad el retorno del Arco del Puente.

Otras réplicas

Si bien, la recuperación del Arco Morisco, donación del Reino de España al Perú por el centenario de la Independencia, fue ejemplar y puede apreciarse en el Parque de la Amistad, en Surco, hubo también intentos por reproducir el Arco del Puente luego de su desaparición. Una réplica se encontraba a la entrada de la Hacienda Santa Leonor, en Chorrillos, construida en madera y que posteriormente fue trasladada al sitio denominado La Curva, unos metros más allá, también en Chorrillos, conociéndose como el Arco del Reloj. Con los años, se convertiría en la versión más bizarra, hecha de metal, vidrio y asentada sobre una cascada, toda ella iluminada con neón. 

Una réplica del Arco del Puente, hecha en madera, se encontraba en Chorrillos, en la hacienda Santa Leonor (hoy, la Urbanización del mismo nombre). Posteriormente fue trasladada, pieza por pieza, un poco más al sur, al conocido óvalo de La Curva, donde hoy la reemplaza una alegoría rocambolesca hecha en fierro, vidrio, una cascada y juego de luces.

Con mejor suerte se reprodujo una alegoría, hecha de metal, al Arco del Triunfo del Parque de la Exposición, esta vez ubicado en el ingreso de la Avenida 28 de Julio.

Alegoría del Arco del Triunfo del Parque de la Exposición.

De ser posible el proyecto de reconstrucción de PROLIMA, el landscape de Lima recuperaría esas siluetas, vistas desde el Rímac, que han definido siglos de estilos, sucesos y la vida incesante de comercio, poder e identidad mestiza de la ciudad capital, retratada por viajeros apasionados y fotógrafos rendidos ante su peculiaridad.

Fotografía del Puente de Piedra, el Arco del Puente y las cúpulas de las iglesias de Desamparados y San Francisco. A la proyección de la reconstrucción del Arco y la recuperación del Puente se le sumarían la parte posterior de Palacio de Gobierno, la Estación de Desamparados (Casa de la Literatura Peruana) y el Parque de la Muralla. Parte de una vista que esperamos tener pronto.

Para ver la maqueta de cómo se veía Lima en 1748, que incluía el Arco del Puente y la Iglesia de Desamparados, haz clic aquí: Maqueta 1748. 

 

 

Noticias relacionadas:

[LAP: El barrio abajo del puente]

[LAP: de la alameda a los amancaes]

 

 

 

Referencias

Biblioteca Nacional del Perú. Archivo Courret. Sala Medina. http://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/bnd/632/w3-article-316093.html Consultado el 8 de noviembre de 2021. 

El pregonero (2021) Boletín del PROLIMA. N.° 14. Octubre de 2021. https://issuu.com/prensaprolima/docs/el_pregonero_octubre Consultado el 3 de diciembre de 2021.

Enciclopedia Barsa (1973). EUA, Enciclopaedia Britannica, Inc.
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Lima Antigua (2016). Fan Page de Facebook. https://m.facebook.com/limantigua/photos/a.145414555489908/1099733140058040/?comment_id=1100182420013112 Consultado el 7 de noviembre de 2021.

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Pino, D. (2017) Lima la única. Blog. http://www.limalaunica.pe/2010/12/el-arco-del-puente.html Consultado el 10 de noviembre de 2021.

Skybluehiroshima (2011). Canal de Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=6jxJXyIsL14 Consultado el 12 de noviembre de 2021.

Tipian, D. (2017) Los apuntes de Daniel. Blog. https://dtipian.wordpress.com/2017/06/17/los-arcos-del-puente/ Consultado el 10 de noviembre de 2021.

Publicado el

Una respuesta a «Un arco para Lima»

  1. Esa propuesta suena interesante para recuperar (para un turismo interno) un momento de la historia de Lima, pero seria mejor comenzar con recuperar el puente, ya que su reconstruccion daria paso a propuestas de otras obras similares que el tiempo (su gente) lo elimino. La ciudad de Lima es producto de su gente y su momento.

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