Tomas Alva Edison, nacido un 11 de febrero de 1847, fue uno de los inventores más prolíficos de la historia de la ciencia. Su amor por la lectura le llevó a buscar comprobar los experimentos de muchos de ellos, empezando su carrera científica a edad temprana. Sin embargo, durante mucho tiempo tuvo que desempeñar labores diferentes a su verdadera vocación.
Recién en 1868 registra su primera patente, pero es recién al año siguiente cuando consigue la estabilidad económica, al trabajar en el servicio técnico del telégrafo para interesados en información de la Bolsa de Valores de NY. Sin embargo, al poco tiempo logra vender la patente de uno de sus inventos y se independiza, para poner –posteriormente-el ya conocido taller en Menlo Park, en las afueras de New York.
De ahí, más de un millar de inventos que hablan del trabajo de Alva Edison y un equipo de colaboradores siempre prestos, pero sobre todo, de la visión emprendedora de un inventor que se puso siempre como meta la utilidad. Entre ellos se encuentran el mejoramiento del Teléfono, el Fonógrafo, la Lámpara de filamento incandescente (lo que comúnmente llamamos hoy bombillas de luz), así como mejoras a la tecnología del cine y incluso los autos híbridos (sistema eléctrico) de hoy.
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