Perú: Problemas y solución a través de mi historia

Comunidad e Inclusión
Beca 18

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Compartimos el ensayo escrito por Jefri Maza Montalbán, alumno becario de la carrera de Ingeniería Agroindustrial y Biocomercio de la UCSS en Chulucanas, el cual es uno de los textos escogidos para su publicación en el libro “Beca 18 – Testimonios”, selección de escritos presentados al Primer Concurso Nacional de Ensayo Beca 18 “Cuéntame tu historia” organizado por el PRONABEC.

Mi nombre es Jefri Antony Maza Montalbán. Nací el 19 de setiembre del año 1995. Tengo 19 años. Soy natural del centro poblado Laynas, distrito La Matanza, provincia Morropón, departamento Piura.

Actualmente me encuentro cursando el cuarto ciclo de Ingeniería Agroindustrial y Biocomercio, en la Facultad de Ingeniería Agraria, en la Universidad Católica Sedes Sapientiae. Todo esto gracias al Programa Beca 18.

Mis padres son la señora Rosa Hayde Montalbán Chávez y Justino Maza Chira. Tengo tres hermanos. Crecí sólo con mi madre, porque a la edad de 2 años mi padre nos abandonó. Mi mamá ha sido, desde entonces, padre y madre para mí. Ella siempre ha estado a mi lado apoyándome cuando más la he necesitado y ha sido la mujer que se ha encargado de trabajar para que nunca nos falte amor y para que las necesidades económicas se vean cubiertas en la medida de lo posible.

Mis estudios de nivel inicial los realicé en mi pueblo, en el colegio Niño Jesús de Praga N° 425. Desde muy pequeño me gustó estudiar y era el primero en llegar al salón. El nivel primario lo estudié en la Institución Educativa N° 14644 de Laynas. No tuve la dicha de que el primer día de clases me lleve mi mamá o mi papá, pero fui con esa alegría de conocer nuevos amigos y aprender muchas cosas. Nunca logré entender por qué mis demás compañeros lloraban cuando sus padres los dejaban en la puerta del salón, pues yo entendía que después de unas horas volvería a ver a los míos. Ese mismo día conocí a la maestra que me enseñaría los 6 años de educación primaria, con quien descubrí, entre otras cosas, mi talento por las artes escénicas. Debo señalar que desde pequeño me gustó participar en todo evento realizado tanto por mi colegio como por mi pueblo.

Mi madre, después de 6 años de ser abandonada por mi padre, se acompañó con un hombre. Este señor vivió con nosotros durante 7 años. Durante este tiempo mi familia no vivió tranquila, pues quien se había convertido en nuestro padrastro también se empezaba a encargar a tiempo completo de humillar psicológicamente a mi madre y a todos mis hermanos.

Mi mamá tenía miedo de alejarse de él, pues le había dicho que si lo dejaba, ella no tenía idea alguna de lo que les podría pasar a sus hijos. Durante estos años siempre observé cómo mi madre atemorizada nos protegía para que no nos pasara nada. Finalmente, cuando mi madre decidió dejarlo, él insistía mucho en buscarla hasta convencerla que regresara con él. La verdad es que nunca logré comprender cómo la convencía a mi madre y cómo mi madre accedía a sus peticiones si en el fondo entendía que le hacía mucho daño.

Lo cierto es que el caso de mi madre es probablemente uno de los tantos casos que se viven en el Perú donde el machismo y la dependencia femenina termina por imponerse al amor bueno y sano que debería primar entre las parejas. Un 5 de enero del año 2010, mi familia dio un gran paso, decidimos abandonarlo y escapar furtivamente en busca de apoyo de unos tíos en Lima. Meses después retornamos a Piura y hasta la fecha nunca más hemos vuelto a saber del ex “compañero” de mi madre.

Mi educación secundaria la realicé en la Institución Educativa Almirante Miguel Grau de Morropón, gracias a la ayuda de toda mi familia. Viajaba todos los días a mi centro de estudios. El primer año de educación secundaria fue muy duro para mí, pero esto no fue obstáculo, ni excusa, para no aprender y sobresalir dentro de este grupo de estudiantes. En tal sentido, el segundo año busqué libros, ayuda de profesores, y me propuse a ocupar en lo sucesivo los primeros puestos de mi salón, tal como efectivamente se concretó. El último año decidí participar en los juegos florales organizados por el Ministerio de Educación, en el área de teatro, llegando a ganar el primer puesto a nivel de UGEL, y logrando el segundo puesto a nivel regional. Faltando pocos días para terminar la educación secundaria, llegó la directora del colegio y nos habló acerca del programa social “Beca 18”, y junto a ello nos mencionó las universidades e institutos a las que podíamos postular gracias a este programa, además de dejarnos una frase que hasta hoy la recuerdo: “ahora ya no tienen excusas para no estudiar. El Estado está que les da esta gran oportunidad”. Yo en mi interior sólo dije: “esta es mi gran oportunidad para estudiar y ser un profesional para ayudar a mi pueblo y a mi familia”. Y, ciertamente, es a donde me dirijo.

Cierto día escuché por radio que se llevaría a cabo un examen en la Universidad Católica Sedes Sapientiae para postular al programa “Beca 18”. Desde el instante en que escuché el aviso no perdí un minuto y me fui a la Municipalidad Distrital de La Matanza para inscribirme. Hice todo el trámite correspondiente hasta que me indicaron que el 10 de febrero del año 2013 sería el examen en el distrito de Chulucanas. Esperé con muchas ansias y nervios, hasta que por fin llegó el día. Todos ingresamos a dar el examen con los mismos sueños y la misma meta que era lograr el ingreso a la universidad. Ese mismo día no me regresé a casa, espere minuto tras minuto, hora tras hora, tan solo por ver si en la lista de ingresantes figuraba mi nombre. Y así fue, mi nombre estaba en la lista de ingresantes, mis ojos se llenaron de lágrimas y solo agradecí a Dios por todo, porque sin él nada sería posible. Pero también me puse triste, minutos después, al ver que muchos jóvenes no habían logrado ingresar y solo atiné, con algo de temor, a acercarme a uno de ellos y decirle que no todo terminaba allí, que si su sueño y su meta es estudiar, pues debía encomendarse a Dios y ser siempre perseverante, porque para él no hay nada imposible.

Llegué a casa, mi madre y mis hermanos esperaban expectantes, preguntando enseguida sobre mi ingreso. Yo respondí que sí, eufóricamente, que sí había ingresado. Vi cómo los ojos de mí madre se llenaron de lágrimas de felicidad, huyendo casi de inmediato a su cuarto para que no la vieran llorar. Quizá no quiso ponerme triste y es por eso que decidió retirarse a su habitación, pero mis hermanos me seguían felicitando y yo seguí abrazándolos de lo contento que estaba: era unos de los momentos más felices de mi vida. Mi madre, al retornar de su cuarto, me preguntó sobre el siguiente paso, a lo que respondí que ya con el ingreso empezaba la postulación al concurso y la consecuente espera.

Después de ese día me volví el asiduo visitante de los 15 minutos de la cabina de internet de mi pueblo. En esa espera constante de los resultados de beneficiarios de Beca 18, un día de abril del año 2013 se me dio el regalo completo: no sólo había ingresado a la universidad, sino que también estudiaría con una beca completa, con beneficios increíbles que cualquier joven de mi edad, con ganas de estudiar, desearía. Yo no lo podía creer, era mi oportunidad para salir adelante y conseguir así lo mejor para mi familia y lo mejor para mi pueblo, pues soy un convencido que el mejor instrumento para salir de la pobreza y lograr el desarrollo de nuestros pueblos es a través de la educación.

Beca 18 ha cambiado mi vida y la de mi familia, porque hoy gracias a este programa de inclusión social me encuentro cumpliendo uno de mis más grandes sueños que era estudiar en una universidad. Quizás era un sueño para mí, porque nunca pensé que un gobierno nos diera la oportunidad de estudiar una carrera profesional, porque somos testigos que los gobiernos no invierten prioritariamente en educación, cuando debería ser una prioridad, porque las grandes potencias del mundo para llegar a ser quienes son hoy en día han tenido que invertir mucho en educación, porque la educación es la mejor herramienta para salir de la pobreza y conseguir el desarrollo en su real plenitud, un desarrollo que se interese en la particularidad de su pueblo y lo que realmente éste necesita.

Hace dos décadas atrás, los jóvenes solo terminaban su educación secundaria y no aspiraban a seguir una carrera universitaria o técnica, porque no encontraban la oportunidad para seguir sus estudios, por la baja situación económica de las familias, porque en aquellos tiempos no había la oportunidad que hoy tenemos muchos jóvenes gracias a Beca 18.

Es por eso que hoy vemos cómo esos jóvenes se han convertido en padres a muy temprana edad, teniendo que cumplir una responsabilidad mayor que es la de saber cumplir con todos sus deberes para que a sus hijos no les falte nada. Y también es tan triste ver a esos jóvenes que tomaron los caminos más fáciles para escapar de sus problemas como la drogadicción, el pandillaje o la prostitución que hoy afectan a nuestro país.

Pero todo esto cambiará, porque somos una nueva generación que se está preparando para luchar contra la pobreza, el pandillaje, la drogadicción, la prostitución, la desnutrición, entre otros males que hoy afectan a nuestro país. Somos esa generación que luchará por lograr el desarrollo de nuestros pueblos y juntos lograremos el desarrollo de nuestro país, porque somos peruanos emprendedores que no nos rendimos ante nada y somos dichosos de vivir en un país que lo tiene todo, en un país que ha sabido levantarse en los momentos más difíciles de su historia.

Lograremos el desarrollo de nuestro país, si es que nos convertimos en personas inclusivas, donde la costa, la sierra, la selva se unan sin distinción alguna, cuando dejemos de pensar en nuestros propios intereses y miremos quién está a nuestro lado. Lograremos el desarrollo de nuestro país cuando dejemos de ser esos peruanos que nos creemos “vivos” tan solo por perjudicar o insultar a nuestro prójimo. Lograremos el desarrollo de nuestro país cuando tomemos conciencia de lo que realmente deseamos y queremos, cuando nuestras acciones no solo alimenten mi ego, sino también los intereses de los otros, vale decir, cuando los intereses del otro se vuelvan mis propios intereses.

Gracias Beca 18 por darnos la oportunidad y la responsabilidad consecuente de cambiar el rumbo de nuestros pueblos y de nuestro país. Sabemos que no va a ser fácil lograr el desarrollo del Perú, pero jamás nos rendiremos, porque somos jóvenes con mucho talento, con una nueva visión de ver las cosas, y que jamás permitiremos que se vuelvan a repetir las terribles décadas de los 80 y los 90, cuando el terrorismo, por un lado, y unos “pseudopolíticos”, por otro, pretendieron anular el valor de la palabra y de nuestras conciencias con la presencia de un fusil y unos maletines atiborrados de dinero. Jamás permitiremos que las nuevas generaciones de jóvenes frustren sus sueños de seguir estudiando a causa de no tener dinero.

Hoy me dirijo a ti becario, para decir que en tus manos está el futuro de tu pueblo y de nuestro país. Nunca digas no puedo, cuando no lo has intentado. Si te caes, levántate y demuéstrate a ti mismo que el problema es sólo el primer paso de la solución. Si sientes que te quedas sin fuerzas y que ya no puedas más, recurre a Dios y a tu sabia inteligencia particular.

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