VOCES de un 
RIESGO

¡No es con Astrik!

Queridos amigos

¡Qué bueno que, a raíz de mi carta a Astrik, se haya generado un diálogo tan vivaz, entre distintos puntos de vista y, además, entre profesores y estudiantes! Es verdadera vida universitaria y es la intención que tuvimos creando ‘‘Voces de un riesgo’’; así que podemos considerarlo de buen auspicio y, en el mismo tiempo, un síntoma positivo del ‘‘estado de salud’’ de nuestra Facultad.

Sólo me preocupa un aspecto presente explícitamente en algunas respuestas, y, en otras, entre líneas: una suerte de afán de valoración de Astrik y de su ponencia, casi como si se tratara de defenderla de alguna acusación.

Quizás, ya que estamos hablando de lectura y de lectores, habría que recomendarles una lectura más atenta y un mayor intento de ensimismamiento con el punto de vista de quien escribe, aunque fuera para poderlo rechazar con más abundancia de argumentaciones. Si lo hubieran hecho, se habrían dado cuenta que mi objetivo no era tanto Astrik y su ponencia, sino el deseo, a raíz de este ‘‘pretexto’’, de comunicar uno de mis descubrimientos mas importantes: la posibilidad que la lectura se vuelva un encuentro tan intenso y actual que genere, más allá de los límites de tiempo y espacio, auténticas amistades.

Es algo que he empezado a descubrir, en mi adolescencia cuando, como afirma Dostoievski en la frase que pusimos como lema de Voces, no encontraba en los adultos que me rodeaban nada ‘‘que admirar’’, nada que correspondiera realmente a los más profundos anhelos de mi corazón.

Fue así que, en lo que leía – pero también en la música que escuchaba o en la pintura que miraba – pude descubrir una sintonía más grande, una ‘‘amistad’’ más entrañable y enriquecedora que con muchas de las personas que me rodeaban y, sobre todo, pude a través de ellos y sus obras empezar a entender quién es realmente el hombre.
Sostenida por esta compañía, no ha sido para mí imposible juzgar las amistades que se me presentaban y, en ocasiones, no tenerle miedo a quedarme sola. Sola… ¡con los grandes!

De esto, queridos amigos, trataba mi carta abierta a Astrik.

¡Le aconsejaría no perderlo!

Cordialmente,

Giuliana Contini

Imagen: «Mujer joven leyendo» de Umberto Boccioni.