Una falla geológica es una fractura en la corteza terrestre a lo largo de la cual se mueven los bloques rocosos que son separados por ella.
¿Cómo puede una falla generar un temblor?
Las fuerzas terrestres actúan sobre la zona de falla, y, por ello, los bloques rocosos a ambos lados de ella tienden a desplazarse. Esto dicho, como el plano de la fractura no es liso ni está lubricado para que los bloques resbalen suavemente, sus asperidades (protuberancias) frenan el movimiento, generando una acumulación importante de energía en el sitio. En determinado momento, la asperidad no soporta más presión, rompe, se da un deslizamiento brusco de un bloque a lo largo del plano de la falla y la energía acumulada en el sitio se libera en forma de ondas sísmicas generando el temblor.
¿Qué tipos de fallas existen?
Hay tres principales tipos de fallas: normal, inversa y de desplazamiento de rumbo (movimiento horizontal).
Las fallas normales constituyen planos a lo largo de los cuales un bloque “baja” con respecto al otro. Siempre se considera que es una falla normal si el bloque que está “encima” del plano (techo) baja con respecto al bloque que está “debajo” del plano (piso). Este tipo de fallas se origina por la separación de placas tectónicas, es decir por distensión.
Las fallas de desplazamiento de rumbo son un tipo de falla en la cual el movimiento general es paralelo al rumbo de la superficie de falla y los bloques se desplazan lateralmente uno respecto al otro. Usualmente las evidencias que se buscan en el campo para encontrar estas fallas son filas de árboles desplazados, cauces de ríos desplazados, cercas desplazadas lateralmente, entre otros. Un caso curioso son las ciudades de Los Ángeles y San Francisco en California, Estados Unidos, situadas a uno y otro lado de la llamada falla San Andrés. San Francisco se mueve hacia el Este mientras que Los Ángeles es desplazada hacia el Oeste, de manera que, conforme pasa el tiempo, las ciudades se acercan una de la otra.
Finalmente, las fallas inversas provocan un levantamiento del suelo, es decir que el bloque que está encima del plano de falla (techo) “sube” con respecto al bloque que está debajo del plano (piso). Se les llama inversas porque las fuerzas que las generan son compresivas (empujan un bloque hacia el otro) y hacen subir un bloque rocoso por el plano inclinado de la fractura: es decir que este tipo de movimiento es anti-gravitacional (es contrario a la acción de la gravedad que tiende a hacernos caer). A modo ilustrativo, el terremoto de Limón, en 1991, generó un levantamiento de 1m de la costa dejando expuesto en la costa lo que se encontraba sumergido previo al movimiento sísmico. La falla que se observa en la imagen es de tipo inversa.
Quien pretende construir debe asegurarse no hacerlo sobre o en las cercanías de una falla dado que los movimientos que generan las fallas pueden dañar sustancialmente las edificaciones. Es tarea de los geólogos investigar la existencia de fallas geológicas y, para ello, deben recorrer la superficie del terreno en busca de evidencias. Sin embargo, nunca es tan fácil encontrar evidencias de una falla pues el tiempo y la erosión las borran de la superficie.
Fuente de la imagen: Tarbuck, E. & Lutgens, F., 2001: Ciencias de la Tierra: una introducción a la geología física [6ª ed.].- 540 págs. Prentice Hall, Madrid España.